viernes, 3 de julio de 2009

Del amor, II. El Banquete de Platón. Discurso de Erixímaco

EL AMOR COMO ARMONÍA


.......Teníamos, pues, hasta ahora, un encomio del amor (del Eros) como fuerza motora divina y primordial, y unas matizaciones sobre sus bondades, referentes a lo que es y no es digno de ser amado, lo que por tanto ensalza o envilece al amante. El siguiente discurso corre a cargo del médico Erixímaco, quien continúa aportando nuevos ámbitos donde se manifiesta el amor y nuevas apreciaciones sobre su naturaleza y bondad. Pero lo curioso de su discurso es que nos plantea esta naturaleza de la fuerza más poderosa y primigenia enfocándola en aspectos no anímicos ni humanos, sino propios de la naturaleza. Algo así habíamos visto ya en Empédocles, que parte de ese punto de vista del eros como fuerza o impulso en su aspecto más físico. Aquí Erixímaco va a ser más puntual y concreto, centrándose en el arte de las profesiones, pero recoge esa perspectiva naturalista, si no olvidada sí superada por el interés hacia lo propiamente humano.
.......De este modo comienza diciendo: "Que Eros es doble, me parece, en efecto, que lo ha distinguido muy bien. Pero que no sólo existe en las almas de los hombres como impulso hacia los bellos, sino también en los demás objetos como inclinación hacia otras muchas cosas, tanto en los cuerpos de todos los seres vivos como en lo que nace sobre la tierra, y, por decirlo así, en todo lo que tiene existencia, me parece que lo tengo bien visto por la medicina, nuestro arte, en el sentido de que es un dios grande y admirable y a todo extiende su influencia, tanto en las cosas humanas como en las divinas. Y comenzaré a hablar partiendo de la medicina, pra honrar así mi arte" (186a-b).

..........El eros, pues, se encuentra en el corazón de los hombres en la misma medida en que se encuentra en todo cuanto existe, y en la medida en que el hombre mismo proviene de la naturaleza. El eros es deseo de algo ajeno al propio ser, es deseo de otro o de "lo otro". En los seres vivos es obvio que hay una apertura al medio, del cual la vida se sustenta. Pero esa fuerza motriz es aquí reflejada como fuente de conexión del mundo entero. La huella de Empédocles está muy presente. Pero ahora no se trata sólo de explicar el origen del mundo y su funcionamiento, sino de aplicar ese conocimiento a la transformación y corrección del mismo. Es por ello por lo que Erixímaco habla de esta naturaleza del amor como conocimiento para aplicarlo a las artes u oficios.

.......Erixímaco, haciendo honor a su profesión, se centra en el enfoque médico, y comienza explicando la naturaleza de los cuerpos concretos para después dar una definición de la medicina. De este modo dice que "la naturaleza de los cuerpos posee, en efecto, este doble Eros. Pues el estado sano del cuerpo y el estado enfermo son cada uno, según opinión unánime, diferente y desigual, y lo que es desigual desea y ama cosas desiguales. En consecuencia, uno es el amor que reside en lo que está sano y otro el que reside en lo que está enfermo" (186b). Decía Pausanias que el amor debe dirigirse hacia lo que es hermoso, y es ese amor el que merece encomio, mientras que el que se dirige a objetos u acciones indignas no es merecedor de alabanza. Erixímaco va a utilizar el mismo argumento para explicar el arte de la medicina: se trata de favorecer el eros que parte de lo sano y se dirige hacia lo saludable, y de no favorecer el contrario. De este modo, define la medicina como “el conocimiento de las operaciones amorosas que hay en el cuerpo en cuanto a repleción y vacuidad (…). [El buen médico] Debe, pues, ser capaz de hacer amigos entre sí a los elementos más enemigos existentes en el cuerpo y de que se amen unos a otros” (186c). Extendiendo su argumento a otras artes, hace del amor el arte de establecer armonía y concordia entre opuestos. Esta es la función del Eros ordenado, el bueno, mientras que el desordenado produce caos y destrucción, al ser desmesurado.

.......Vamos a destacar algunos aspectos:
  1. Hemos comenzado destacando la huella de Empédocles, pero aquí se ha avanzado pluralizando el amor en dos Eros contrastados: el bueno y el malo.
  2. La alabanza del amor se dirige ahora no a esta fuerza motriz misma como principio más sublime, sino a su meta, que se entiende como armonía.

1. En efecto, ya no hay sólo dos fuerzas: amor y odio, atracción y repulsión. El Eros puede ser fuente de caos y de desarmonía. Y hay verdad en ello. Quién no habrá visto o incluso vivido los estragos de la pasión desmesurada, el exceso de celo o la ceguera por algo o alguien que lleva a la destrucción de otra cosa o persona.

2. Es muy griega esta visión de la belleza, de la perfección, como armonía. Lo desmesurado es aquí planteado, sin necesidad de justificación, como algo negativo. ¿Lagunas? Bien, hay posturas filosóficas y artísticas que han abogado por la desmesura, pero no hace falta irnos siempre al terreno de la intelectualidad. ¿No hay algo hermoso, magnético, hipnotizante, en una pasión desmesurada? ¿Por qué nos subyugan retratos de pasiones como en Cumbres Borrascosas, Gilda, Lo que el viento se llevó o tantas otras...? ¿Por qué nos fascinan, para bien o para mal, los caracteres apasionados, desmesurados, con exceso de dinamismo? ¿Qué nos cuenta esa pasión atormentada por lo desconocido, esa ruptura de esquemas y de sosiego que refleja el destructivo amor hacia un efebo en Muerte en Venecia? Bueno, quizá sea sólo porque, incluso en la contemplación del amor ajeno y a modo de catarsis, en nosotros habita también ese otro eros malo...







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..Dios Jano, bifronte, y Eros

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