domingo, 6 de septiembre de 2009

Match point y la vida de los otros

LA CONCIENCIA AL MARGEN DE DIOS


MATCH POINT Y LA VIDA DE LOS OTROS







...........Puede que sorprenda que relacione estas dos películas de autores, argumento y ambientación tan dispares. Pero hay algo en su tratamiento de las motivaciones humanas que las convierte en contrapunto ideal para explicar el conflicto entre el interés y la moral como los dos platos de la balanza de la conducta humana.






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..................La conciencia es la gran protagonista implícita en ambas películas. No sólo en cuanto es el punto de análisis de los protagonistas de ambas, sino en cuanto que ambas dialogan con la conciencia del espectador para que éste se involucre en ellas.
Match Point es una especie de culminación de un tema recurrente en el cine y la literatura: el castigo que nuestra conciencia exige al delito cometido. Anímicamente, exigimos a la vida que los malvados sean castigados. El arte intenta meterse en la conciencia del criminal, a la vez que exige que las circunstancias de la vida rediman, haciendo pagar su pena, al infractor y a las víctimas.
................Podemos seleccionar tres películas con el mismo argumento para ver la evolución de este tema: Un lugar bajo el sol, de George Stevens, Delitos y faltas, también de Woody Allen, y Match Point, como culminación. En las tres, un hombre ve amenazado su matrimonio o amor, su futuro y su prosperidad por una relación pasional inconveniente. En todas ellas resuelven matar a la mujer con cuya relación se ve amenazada su tranquilidad. En la primera, Un lugar bajo el sol, el crimen se trata con prudencia y tibieza: George Eastman (Montgomery Clift ) no mata a su antigua amante (Shelly Winters); simplemente caen de la barca y, en vez de socorrerla de inmediato, la conveniencia le bloquea y ella muere ahogada (algo que él no confiesa, sino que se descubre solo). La ley funciona, el amor verdadero de Elisabeth Taylor le redime y el espectador queda satisfecho.

..........En Delitos y faltas, la intención y la decisión están definidas, pero el crimen pesa sobre la conciencia del protagonista de forma consciente y explícita. Por último, en Match Point el crimen se pospone, la conciencia aflora sólo en sueños, con los muertos recriminándole su acción, pero con la defensa que hace de sí mismo: tenía que hacerlo porque sus intereses se lo imponían. El triunfo de la propia supervivencia sublimada hasta la propia conveniencia. Como dice el mismo protagonista, “te acostumbras a esconder la conciencia debajo de la alfombra”. Y el final es impactante de puro realista: la culpa y el castigo se encierran en los límites de la conciencia humana. No hay Dios ni justicia cósmica que garanticen el castigo; la vida se rige por azar.

...........Una vez definido este tema hasta su extremo, sin tapujos, vayamos con el contraste que nos motiva.
..........Volvamos a Match Point. Chris Wilton posee una fuerte ambición por vivir en un mundo de lujo y prosperidad. Hasta ahí, posee la misma conciencia mediocre que cualquiera. La cuestión es hasta dónde es capaz de llegar por escalar y por mantener la posición alcanzada. ¿Cuál es el umbral de su moral? El espectador puede comprender su angustia, su debilidad, sus mentiras… Dependiendo de cada cual, puede empatizar hasta un punto u otro. Difícilmente hasta el final. Alguien que, por educación y tradición, era una persona moralmente “normal”, se convierte en un asesino calculador y despiadado. Se convierte, o se descubre como tal.

.............En el otro extremo, el capitán Gerd Wiesler se define por un status ideológico y social en en el que está perfectamente encajado. En el rigor extremo de la deshumanización que produce el fanatismo, su personalidad inicial queda retratada por la escena de apertura, donde está instruyendo a un grupo de posibles policías para aprender a interrogar. La humanidad es para él una traba, algo que tacha de incompetente al individuo que la posee. Su concepción del sometimiento a las normas y al Estado es radical, haciendo de tal sometimiento el valor supremo de su conducta y la ajena.Va pasando de la sorpresa a la admiración, y de aquí a la empatía, con una de las personas a quien se le encarga expiar, Georg Dreyman, hasta el extremo de salvar su vida, su obra y su posición a costa de la suya propia.
............La evolución humana que vemos en ambos es exactamente la opuesta. Cuando compra el libro de Dreyman, el hombre al que ha salvado −y que le ha redimido a él−, “Sonata para un buen hombre”, (dedicado a él desde el anonimato), su rostro final es revelador: no es una mera dedicatoria: se ha transformado, efectivamente, en un buen hombre.
............En ambas películas Dios está ausente. No hay ninguna referencia a un concepto de justicia superior, objetiva, cósmica. Nada que satisfaga los elementales sentimientos de justicia del espectador, con los que tanto se juega para engancharle.
...........A nadie impactaría ninguna de las dos películas si no fuera porque es inevitable verlas desde la conciencia. Al espectador no le afecta en absoluto el plato de balanza de los intereses, su vida es ajena a la trama. Por ello es un golpe a la moral, a la sed de justicia, que la vida se plantee en términos de puro azar. ¿Es cierto que, si Dios no existe, todo está permitido? Nos negamos a creer que realmente alguien pueda cometer crímenes a sangre fría y que la suerte le favorezca. Pero lo cierto es que eso es la vida, al menos en la medida en que la conocemos. La conciencia es un producto humano, no se da (no se sabe que se dé, sólo se puede postular) en la propia naturaleza. Y ahí es prácticamente imperceptible, porque la justicia en la vida es anecdótica. Pero es obvio que, sin la presencia de la conciencia del espectador, cualquiera de ambas lo dejaría frío o le habría servido, a lo más, de simple entretenimiento. La resolución de Match Point indigna, sobrecoge; el de La vida de los otroA nadie impactaría ninguna de las dos películas si no fuera porque es inevitable verlas desde la conciencia. Al espectador no le afecta en absoluto el plato de balanza de los intereses, su vida es ajena a la trama. Por ello es un golpe a la moral, a la sed de justicia, que la vida se plantee en términos de puro azar. ¿Es cierto que, si Dios no existe, todo está permitido? Nos negamos a creer que realmente alguien pueda cometer crímenes a sangre fría y que la suerte le favorezca. Pero lo cierto es que eso es la vida, al menos en la medida en que la conocemos. La conciencia es un producto humano, no se da (no se sabe que se dé) en la propia naturaleza. Y ahí es prácticamente imperceptible, porque la justicia visible en la vida es anecdótica. La ayuda que recibe Dreyman corre a cargo de otro hombre, que como tal puede poseer conciencia.
...........Es obvio que, sin la presencia de la conciencia del espectador, cualquiera de ambas lo dejaría frío o le habría servido, a lo más, de simple entretenimiento. La resolución de Match Point indigna, sobrecoge; el de La vida de los otros, produce el efecto contrario. da paz. En ambos casos, esas reacciones sólo son posibles porque el espectador, fuera de la trama, las contempla como desde la perspectiva de un dios.
.............¿Qué es, pues, la conciencia? Si no podemos justificar la moral por la constatación de un Dios premiador o castigador, tampoco podemos, al menos, negar la existencia de este componente humano. Gerd Wiesles arriesga su posición y su interés por favorecer a Dreyman, alguien que le ha mostrado otros valores, que le ha despertado esa humanidad que en él parecía muerta. Lo arriesga y lo pierde, pero no parece arrepentirse. Tirando de su carrito de cartero, desposeído de uniforme, de prestigio y de poder, parece sin embargo (y lo más importante, muy creíblemente) redimido.
.............Ambas películas están plagadas de metáforas, alusiones y matices dignos del más sucinto análisis. Pero por hoy baste plantear lo que la comparación de ambas muestra: la existencia de la conciencia, lo complejo e inexplicable de su naturaleza.




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