domingo, 15 de septiembre de 2013

Platón, 3ª parte. Líneas generales de su pensamiento, III: el ser humano: la relación cuerpo-alma.

EL SER HUMANO: RELACIÓN CUERPO/ALMA


La concepción platónica de la relación entre cuerpo y alma está estrechamente relacionada con los misterios órfico-pitagóricos, que se basan en la creencia de que "el cuerpo el la cárcel del alma".

Los "misterios" o religiones mistéricas son creencias religiosas basadas en algún dios que muere y resucita y que puede servir de guía para alcanzar la vida eterna después de la muerte.El Orfismo supone un grado más de intelectualización de esa concepción del alma como algo divino e inmortal, porque parte de que la purificación del alma se obtiene por medio del desarrollo intelectual, y los pitagóricos irán más allá, porque además añaden una explicación matemática a naturaleza del alma y la reencarnación. Platón justifica filosóficamente esas creencias órficas en torno a la salvación a través del cultivo del intelecto y la búsqueda de la sabiduría.

La antropología de Platón se centra en la relación alma cuerpo: son dos sustancias separadas, que se unen en el momento del nacimiento (cuando el alma queda atrapada en el cuerpo).
El cuerpo abarca también los apetitos, los sentidos… Está relacionado con lo múltiple compuesto y cambiante (como todo lo material).
En su concepción del alma, tenemos que distinguir dos nociones:
1. Lo racional y espiritual del hombre. Aparece así como elemento simple y unitario (así es como aparece en Fedón). El cuerpo se concibe aquí, según la sentencia órfica, como “cárcel del alma”.
2. Principio de vida. En esta otra acepción se presenta como tripartita (así, en República y Fedro): razón o intelecto (parte racional), pasiones o sentimientos (parte irascible [1]) y apetitos (parte concupiscible). Esta composición y el nacimiento como caída se ilustran en el mito del carro alado: el alma se representa como un carro gobernado por un auriga (la razón) que conduce dos caballos, uno negro (los apetitos) y otro blanco (sentimientos). En un momento en que contempla la naturaleza cambiante, el caballo negro se enamora de ella, hace un impulso brusco y vence al auriga, quien pierde las riendas y el alma cae a este mundo: es el momento en que nace, quedando atrapada en el cuerpo.
La concepción platónica del alma, siguiendo el modelo órfico-pitagórico, presupone:
a) La preexistencia: el alma vive entregada a la contemplación de los seres verdaderos. Utiliza como prueba de ello su concepción del conocimiento como reminiscencia: recordamos  las ideas porque las contemplábamos antes de nacer.
b) La inmortalidad. De aquí deriva su escatología o teoría de la salvación: se obtiene por purificación intelectual. El alma debe vivir bajo el gobierno de la razón y conforme a las ideas en sí, no a los entes sensibles que participan de ellas, y que son cambiantes. De este modo se va desprendiendo de lo material, rechazando los apetitos y acercándose a la eternidad del mundo al que pertenecía y que vivía contemplando.
Ambos temas (preexistencia e inmortalidad del alma) son tratados y demostrados en el Fedón, constituyendo, junto con la teoría de la reminiscencia, el tema central de la obra.
 

[1] En griego timós, ánimo, valor o capacidad de sentir como valioso lo que es digno de ser defendido.
 

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