martes, 9 de noviembre de 2010

Agustín de Hipona, II: el problema del conocimiento. Razón y fe.

GNOSEOLOGÍA

EL PROBLEMA DEL CONOCIMIENTO

RAZÓN Y FE

Naturaleza del conocimiento
La teoría del conocimiento de Agustín está orientada a la noción de certidumbre: ésta tiene que ser absoluta: no bastan los sentidos. Pero no hay una distinción tajante o frontera radical entre experiencia sensible y saber: del primero se asciende al segundo, para justificar el segundo por el primero (se trasluce la influencia del platonismo: sigue el modelo de la dialéctica como ascensión; en Platón, se asciende a las ideas o inteligibles; en Agustín, a Dios).


Observación de los sensibles:
Por medio de la observación se perciben propiedades comunes (son los llamados "sensibles comunes"), en lo cual hay ya un conocimiento. Pero estos “sensibles comunes” no son directamente accesibles a órganos sentidos, sino al órgano del sentido interior (argumento contra el escepticismo). Este sentido interior:
1. Unifica.
2. Demuestra posibilidad, certidumbre (argumento también contra el escepticismo).

La razón o intelecto como órgano de conocimiento:
Pero hasta aquí aún no hay conocimiento pleno. A la capacidad de conocimiento del órgano del sentido interior sesobrepone un nuevo órgano: la razón o intelecto.
Sólo la verdad racional puede alcanzar la posesión de verdades eternas referidas a objetos externos. Dichas verdades se hallan en el alma, pero no como meros entes de razón o imaginación (serían engaño), sino puestas por Dios.

Esta teoría del conocimiento reúne dos posturas:
· Realidad del alma como sede de las verdades (se aprecia aquí una similitud o acercamiento cristianismo y fª griega).
· Afirmación de la realidad: Verdad Suprema como foco y origen de estas verdades.

Se habla de fenomenología en la filosofía de Agustín, pero lo que defiende realmente no es una dialéctica del conocimiento, sino un itinerario espiritual: el conocimiento al que se aspira es al conocimiento de Dios, no como concepto filosófico, sino como ente real Supremo.

Podemos destacar dos propiedades en la teoría del conocimiento de Agustín:
1. En el interior del hombre habita la verdad
2. La verdad es independiente al alma y la trasciende.
No  hay contradicción entre ambas en su filosofía, porque el alma se trasciende a sí misma en la verdad. Éste es el sentido de esa vía espiritual de conocimiento. Dios se concibe como Vida primera (cristianización de la idea de Ser de Plotino).
Llegados a este punto, la aportación más personal de Agustín es la afirmación de que la verdad no es alcanzable sin la fe. La relación entre fe y razón como caminos complementarios es el rasgo más destacable de su pensamiento.

FE Y RAZÓN
Águstín no se preocupó de trazar las fronteras entre estas dos formas de conocimiento. Lo que sí deja claro es que el objetivo es la comprensión de la verdad cristiana, al que ambas colaboran. La relación es la siguiente:
1. La razón ayuda a alcanzar la fe. (Crede ut inteligas -cree para entender-)
2. La fe ilumina y orienta la razón. (inteliga ut credes -entiende para creer-)
3. La razón contribuye después al esclarecimiento de los contenidos de fe. Esto se debe a:
     a) La verdad es única.
     b) La filosofía platónica va de arriba abajo (teoría de la reminiscencia). Sólo se pueden trazar límites a la razón desde la convicción de que el edificio del conocimiento va de abajo a arriba, a partir de las realidad sensibles.

Raíces antropológicas de su teoría del conocimiento:
Llamada a la interiorización; es el punto de partida que lleva al hombre más allá de sí mismo. Es un proceso de autotrascendencia; surge por la influencia de la doctrina platónica de las ideas. En nuestro interior descubrimos las ideas, perfectas, cuyo lugar y fundamento es la mente divina.
• El hombre reconoce las ideas por la iluminación divina.
• El impulso de autotrascendimiento se da no sólo en el conocimiento, sino también en la voluntad. El hombre busca la felicidad, pero no es él mismo el conocimiento que le haga feliz. Solo hace feliz al hombre algo que sea más que el hombre mismo: el amor de Dios, como premio.

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