martes, 16 de noviembre de 2010

Agustín de Hipona, III: ontología y teología

ONTOLOGÍA Y TEOLOGÍA


DIOS

Su naturaleza
Por influencia de Plotino, el Dios de Agustín se identifica con el Ser Absoluto. En cuanto Dios cristiano -influido aquí por la lectura de los Evangelios y San Pablo- ha de ser un Dios trascendente y a la vez creador y providente. Este Dios agustiniano, lejos de ser un mero concepto filosófico, está muy imbuido de la tendencia religiosa a subrayar su relación con el hombre.
Como aproximación a su naturaleza podemos decir que es infinitamente perfecto, omnipotente y omnisciente. Esto impllica las siguientes consecuencias:
· La salvación no puede depender sólo del hombre (entonces no sería omnipotente); en este punto ataca frontalmente al pelagianismo, al que considera herético, y  esto le llevará a defender su teoría sobre la Gracia.
· Dado que es omnisciente, Él sabe de antemano quién se va a salvar y quién se va a condenar, no sólo porque lo elija gratuitamente (así, sin más, el libre albedrío humano carecería de sentido) sino porque, siendo trascendente al tiempo, ve a la vez pasado, presente y futuro (esto se relaciona con su teoría de la creación y de la historia como despliegue de las potencialidades del mundo).

Su existencia
Como pruebas o manifestaciones de su existencia plantea las siguientes:
· El conocimiento humano: Dios pone las semillas del conocimiento en el hombre. La Verdad no es un producto subjetivo del alma, como idea inmanente, sino que la certidumbre absoluta sólo es posible en la medida en que Dios es quien asienta las ideas en el alma humana. Es Dios, pues, quien se revela al hombre por su propia voluntad.
· El orden del universo: se presenta como una jerarquización en niveles de bien y bondad, según se asemejen más o menos a Dios.

Creación
Dios posee en sí mismo las “rationes” de las cosas creadas, como “ideas divinas”. Por amor a sus criaturas, los dota de existencia, de forma que esas "ideas divinas" funcionan como arquetipos de la realidad. Esta explicación se conoce como ejemplarismo agustiniano.
Pese a la inspiración platónica de este planteamiento existen diferencias con el platonismo; las principales son:
1. El  rechazo de la emanación (provienen de Dios; concepción panteísta de lo real).
2. No hay materia sin forma, pues Dios creó todo de la nada (rechazo de la teoría platónica de la chorá y la plasmación de las ideas). Esto implica y explica la contingencia de lo creado.

La Historia

Su doctrina al respecto es a la vez teología de la Historia y Teodicea (investigación para explicar la existencia del mal y justificar la suprema bondad de Dios).
Con el Cristianismo se introduce una concepción del tiempo lineal, frente a la concepción cíclica que caracterizaba la filosofía gríega, centrada en la explicación de la naturaleza.
A la idea de Creación se va a sumar una nueva dimensión temporal: la Historia, concebida como despliegue de un drama que se encamina hacia el Jucio Final como meta. La historia se presenta como el escenario de la salvación.
Hemos dicho que Dios creó el mundo de la nada: no hay, pues, un “antes” de la creación, dado que el tiempo aparece con el mundo y es el modo en que nosotros percibimos la sucesión de acontecimientos*. Dios es exterior al tiempo y lo percibe todo simultáneamente.
Se establece un sincronismo entre la historia sagrada y la profana: del mismo modo que la Biblia nos ofrece una interpretación sagrada de la historia del pueblo judío, Agustín amplía esta perspectiva; superpone los acontecimientos de la historia judía y la romana, y propone una interpretación de la santidad o perversión de los dirigentes y emperadores. La historia no es la mera descripción de acontecimientos políticos, sino cómo éstos se organizan en torno al proceso teológico.

La Historia, que para Dios no es temporal sino que se da toda ella simultáneamente, es el despliegue de las potencialidades de este mundo.

* La idea de que el tiempo es creado aparece ya en Platón; que el tiempo es la medida del movimiento fue formulado por Aristóteles. En la concepción subjetiva del tiempo de Agustín se ha visto un precedente de la concepción kantiana (aunque las pretensiones y el alcance son distintos) y se ha relacionado también con una previsión de la teoría de la relatividad.
El problema del Mal

Agustín -y en general todo el pensamiento teológico, especiamente el cristiano- se enfrentó al sugiente dilema:
· Si Dios es omnipotente e infinito, ha creado todo, luego también el mal.
· Si Dios no ha creado el mal, Dios no es el creador de todo.
Ninguna de las dos premisas resulta satisfactoria para el pensamiento cristiano. En sus primeros tiempos estuvo adscrito al maniqueísmo, considerando que el mundo está regido por dos principios: el del bien Ormuz, y el del mal, Ahriman. Esta creencia quedaría adscrita a la segunda premisa del dilema; Agustín desechará pronto esta solución, por ir en contra de los dogmas cristianos en torno a Dios (recordemos que es omnipotente y creador de todo).
Solución de Agustín:
Dios no es autor del mal ni tampoco otro poder: el mal es apartamiento de Dios, por tanto apartamiento del ser y la realidad. El mal es una privación, un movimiento hacia el no ser (solución inspirada por el Neoplatonismo).



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