sábado, 4 de diciembre de 2010

Tomás de Aquino, III: antropología y metafísica.

ANTROPOLOGÍA (NATURALEZA DEL HOMBRE)


En su intento por compatibilizar el pensamiento aristotélico con la doctrina cristiana, Tomás se va a encontrar con el problema de la inmortalidad del alma, que en su concepción hilemórfica negaba Aristóteles.
La solución que va a aportar Tomás es sustancializar e individualizar el entendimiento racional inmortal de Aristóteles, e lo identificarlo con la parte más elevada del alma -recordemos que, lo que llamamos "partes del alma" en Aristóteles eran en realidad funciones; aunque el Estagirita afirma que la función racional nos asemeja a los dioses, nunca aceptó que esta función fuera una sustancia; afirmar que los principios que concibe la razón sean inmortales no implica una sustancia inmortal que los conciba; en este punto se aleja de Aristóteles y hace una síntesis con el platonismo-.
De este modo, siguiendo a Aristóteles,Tomás concibe al hombre como compuesto de una unión sustancial de dos principios (cuerpo y alma), pero entendiendo que el alma encierra una sustancia espiritual inmortal, de acuerdo con la fe cristiana. Esto se explica porque, del mismo modo que hay funciones específicas del cuerpo, hay funciones específicas sólo del alma.
Problema derivado: relación con el tema del conocimiento
El entendimiento, vinculado al cuerpo en una unión sustancial, elabora conceptos a partir de los datos sensibles, haciendo una abstracción de los mismos.
Según esto, el entendimiento posee una doble capacidad:
• Universalizar (abstraer los datos universales de las imágenes sensibles). A esto lo llama entendimiento agente.
• Conocer universalmente (hacer juicios con los universales). A esto lo llama entendimiento posible.

METAFÍSICA (PRINCIPIOS COMPOSITIVOS DE LA REALIDAD)

En su explicación de los principios de la realidad, Tomás se va a encontrar con los siguientes problemas:
a) Compaginar el dogma cristiano de que el mundo fue creado, con la eternidad del mundo que defiende Aristóteles.
b) Como consecuencia de la solución que propone para lo anterior (hacer del mundo pensamiento de Dios), tiene ahora que distinguir la realidad del mundo y la divina, es decir, defender la trascendencia de Dios pero a la vez mantener su providencia (recordemos que acepta que Dios es acto puro, pero en Aristóteles esto implica que no se preocupa del mundo); si el mundo es fruto del pensamiento de Dios, Éste puede pensar en él (y ser así providente) sin dejar de ser acto puro autopensante. Pero entonces se fusionan ambas realidades y deja de ser trascendente.
Para solucionarlo se desvía de Aristóteles y acude a la interpretación platónica de la creación como participación, fusionándola con la creatio ex nihilo (creación de la nada) cristiana.

De este modo, los seres creados están compuestos de materia y forma, principios a los que suma los de esencia y existencia. Este segundo par de principios metafísicos de los seres compuestos deriva de su distinción entre seres contingentes (cuya existencia no es necesaria) y el ser necesario.
Siguiendo a Aristóteles, acepta la existencia de formas sin materia (lo aplicará a la naturaleza de los ángeles, que no son actos puros pero no tienen materia), pero necesita una distinción entre Dios y los demás seres. Tenemos entonces:
• Un primer Principio, cuya característica es la simplicidad.
• Los demás seres, que son compuestos, pero no sólo de materia y forma (los seres de la naturaleza), sino también de esencia y existencia.
Dios es el Ser, a cuya esencia pertenece su existencia. Los demás seres son pensamientos de Dios (así explica la providencia); en cuanto separados participan de Dios, el Uno, y a su esencia no corresponde su existencia.

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