sábado, 24 de marzo de 2012

Diálogo sobre la belleza: Muerte en Venecia

SOBRE LO APOLÍNEO Y LO DIONISÍACO

      Estos conceptos que Nietzsche toma de la cultura griega intentan dar rostro a una de las facetas más fascinantes y desapercibidamente relevantes de la vida: la belleza; el arte; el placer estético, faceta relegada en nuestra consciencia por la fecundidad de la ciencia, la tecnología y los avances y poder que suponen.
      Platón identificaba la belleza el bien, la verdad, la contemplación de lo ordenado (lo inteligible) a través de los sentidos, contemplación que produciría armonía en el alma. Siglos más tarde, Kant introdujo el concepto de lo sublime: el sublime matemático (la grandiosidad de lo inconmensurable, como las estrellas del cielo) y el dinámico (la grandiosidad de las fuerzas de la naturaleza.
     Volviendo al espíritu de la tragedia, lo irracional, lo inconsciente, Nietzsche toma estos dioses para expresar dos aspectos de la belleza: las formas y la armonía, frente a la materia de la belleza, lo salvaje, lo libre, lo natural.
     ¿Es la belleza un acercamiento a lo intelectual, la perfección, o un abandono a las raíces tenebrosas de lo inconsciente y desmesurado? ¿Imita el arte la fuerza dinámica de la naturaleza o busca lo eterno?
     La belleza es sin duda es subyugante. Pero esa subyugación, ¿es liberadora o destructiva? El impacto de lo salvaje, espontáneo y natural en nosotros, ¿nos reduce al "ello" freudiano" o nos sumerge en las raíces metalógicas de nuestro ser?

He aquí una perfecta ilustración sobre lo apolíneo y lo dionisíaco, los dos rostros de la belleza. Y quien vea la película entera, encontrará además una expresión de la belleza en sí misma.

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