jueves, 26 de septiembre de 2013

Platón en imágenes

viernes, 20 de septiembre de 2013

Platón, síntesis de su pensamiento

PLATÓN: síntesis

         Para entender la filosofía de Platón hay que situarse en el contexto de esa Atenas en decadencia tras las G. del Peloponeso, con una democracia y un sistema educativo dominados por sofistas que consideran que el bien y la justicia no son más que palabras sin entidad propia, manipulables por el lenguaje y al servicio de los intereses del orador que las maneje. A eso hay que sumar una tradición filosófica presocrática que intentaba captar el principio último de las cosas y se enfrentaba al problema de conjugar el ser (lo permanente de las cosas) y el devenir (el mundo mostrándose como un fluir constante de apariencias que cambian a lo largo del tiempo), junto con las facultades con que se nos muestra cada uno: el intelecto y los sentidos. Pongamos ahora como canalizador de esa filosofía en ese contexto político a su gran maestro: Sócrates, que buscaba el ser de la justicia, el bien y todos los valores nobles, más allá de su mero aparecerse en el devenir de la vida; sumemos la influencia mística de la tradición órfico-pitagórica, con su creencia en la purificación intelectual del alma, y entenderemos el proyecto filosófico de Platón.
     Este proyecto filosófico cristaliza en su máxima expresión, eje de toda la temática filosófica que abarca: el mundo de las ideas. La concepción de un mundo objetivo, eterno, real, que engloba todos los aspectos del ser (desde la esencia de cada ente: hombres y seres físicos, hasta los valores supremos) es el centro y referencia de todos los aspectos de su filosofía: ontología, teoría del conocimiento, antropología, ética y política, escatología... Y todos estos aspectos se hayan entrelazados, fusionados en una filosofía común.

¿Cómo se explica el contraste entre lo que mi intelecto me dice que son las cosas y lo que me muestran los sentidos?
1. El mundo de las ideas.
a) Aspecto ontológico (definición de las ideas: objetivas, eternas, absolutas...) Las ideas son realidades intelectuales, lo que las cosas son, más allá por tanto de sus cambios. Así concibe Platón lo que expresamos al definir cualquier ente. Pero es obvio que estas ideas guardan relaciones entre sí: de oposición, de participación, de inclusión o exclusión... Dado que son el ser verdadero de las cosas, se enfrenta con el problema de que hay que entender ese mundo del ser verdadero (el mundo de las ideas) como un mundo jerarquizado de algún modo, y va a intentar explicar esa jerarquía (enfrentándose a distintos problemas que le van surgiendo en el desarrollo de su filosofía, por lo que, según la obra, encontramos respuestas más o menos complejas), de forma que ese mundo jerarquizado tiene como cúspide la idea de bien, que es la que hace que todas y cada una de las esencias sean lo que son.
     Parece que ya ha definido en qué consiste el ser, pero tiene aún que enfrentarse a explicar lo que parece el no-ser: el hecho de que las cosas cambian, fluyen: el devenir. Aquí recurrirá a la ilustración del demiurgo imprimiendo la estructura de ese mundo intelectual del ser en un concepto abstacto de materia fluyente (la chorá). El demiurgo es en realidad la inteligencia ordenadora. Nos resulta así una dualidad materia-idea, ser-devenir.
b) Aspecto gnoseológico o epistemológico (teoría del conocimiento). Platón parte de afirmar la supremacía del conocimiento racional frente a la información de los sentidos. Queda por explicar cómo se capta el ser. Si el mundo de las ideas está jerarquizado, el conocimiento se entenderá como una vía ascendente, cuyo método es la dialéctica. De las cosas que fluyen sólo podemos tener opinión; una vez captadas las esencias -a través de la definición- la inteligencia o razón deduce y llega a captar la relación entre las ideas, resolviendo las oposiciones, captando la jerarquía de las ideas y ascendiendo hasta aquello que hace ser a todo ser: la idea de bien. El proceso de conocimiento se explica con dos ilustraciones: el símil de la línea divide el proceso dialéctico en dos momentos fundamentales: opinión (doxa) y ciencia o conocimiento seguro (episteme), que a su vez se subdividen en otros dos: la opinión se divide en imaginación (capacidad de hacerse imágenes) y creencia (referido ya a la captación de los entes sensibles, naturales y artificiales). Por su parte, la ciencia o episteme se divide en razón discursiva e intuición intelectual, cumbre ésta del conocimiento por ser la captación directa de las ideas, con la idea de bien como cúspide e iluminación de todas las demás. Así se ilustra en el mito de la caverna cómo el filósofo rompe las cadenas que subyugaban su conocimiento al de las sombras de los entes sensibles, y cómo va ascendiendo hasta salir de la caverna (llegada al mundo de las ideas, al conocimiento intelectual) y allí va adaptando su vista a la contemplación directa de las cosas en sí.
     ¿Y cómo es posible que se produzca ese ascenso, que nuestra razón pueda captar el ser que se esconde tras lo que nos muestran los sentidos? Aquí su teoría del conocimiento está influida e imbuida por ideas místicas órfico-pitagóricas: el extraer conocimiento de uno mismo (en lo que consistía el método socrático) lo va a llevar a concebir el conocimiento como reminiscencia. Cree encontrar la explicación en afirmar que el alma, en algún momento anterior a la vida, se hallaba contemplando el mundo de las ideas. El conocimiento racional se convierte, de este modo, en prueba de la inmortalidad del alma. Asume aquí y racionaliza la creencia órfica en el conocimiento como purificación del alma: el conocimiento intelectual nos lleva al mundo de las ideas, nos aleja de la materia en cuanto trasciende los sentidos. La filosofía es, pues, el modo en que el alma se libera de su atadura corporal. Por eso concibe la filosofía como una preparación para la muerte -para la salvación del alma-, como una purificación. Si el alma se deja arrastrar por los sentidos hacia lo material quedará atrapada en ese mundo subterráneo que describe en el Fedón, teniendo que reencarnarse de nuevo o siendo condenada.
De este modo responde al problema del ser humano: llega a una concepción dualista del hombre: cuerpo y alma son dos sustancias separadas, la segunda pertenece al mundo de las ideas, al que ha de retornar. ¿Cómo explicamos, entonces, la caída del alma en la materia -el nacimiento- y la relación entre el alma y el cuerpo? Hay que entender que, desde la antigüedad, el alma se entiende de dos formas: como principio de vida y como sede de la inteligencia. Asumiendo ambas perspectivas ofrece una visión tripartita del alma: está compuesta de una parte apetitiva, una emocional o irascible, y una racional. Y en relación con su gnoseología, concibe que los sentidos pertenecen al cuerpo, no al alma (principal diferencia con el dualismo de Descartes). Para ofrecer una vía de conducta parte de que la parte racional debe siempre gobernar las otras dos.
La explicación del nacimiento la ilustra con el mito del caballo alado: la razón representa el auriga, y los caballos -negro y blanco- las otras dos partes del alma. En esta perspectiva se enraízan su ética y su política.

Etica
     La ética de Platón se define como intelectualismo moral, ya que se basa en que el conocimiento del bien hace por sí mismo que el hombre se comporte conforme a él. Para entender bien su planteamiento hay que entender que la ética, en la Grecia clásica, se entiende como arte de saber vivir, conducente por tanto a la felicidad, y que el bien se entiende como la plenitud del ser, de cada cosa y en sí mismo. En respuesta al relativismo moral de los sofistas, Platón cree en la objetividad y autonomía del bien, la justicia y los valores morales en general, captables por el intelecto y conforme a los cuales se debe vivir.
 Platón pone obviamente como meta la salvación y necesaria purificación del alma, que hemos visto se alcanza por medio de la filosofía. Por tanto identifica virtud con sabiduría, y convierte ésta en clave de la auténtica felicidad. ¿En qué consistirá la virtud o excelencia del hombre?  La respuesta nos viene dada desde su concepción del hombre: consiste en la armonía entre las partes del alma (explicar).
     ¿Qué prescripciones éticas o consejos de vida se extraen de la filosofía de Platón? Podemos cifrarlos en los siguientes:
1. Cultivar el intelecto, frente a los sentidos, haciendo que la parte racional domine a las otras, más cercanas al cuerpo. Al cultivar el intelecto se alcanzará la idea de bien, y se obrará por tanto conforme a lo bueno y lo justo. Por ello, como decíamos, su ética se define como intelectualismo moral.
2. Huir de los placeres corporales, que contaminan el alma (concepción unitaria de herencia órfica)
3. Al cultivar el intelecto y buscar la idea objetiva de justicia, organizar la convivencia en torno a ella. Ésta es la misión social del filósofo.

Política
    Y enlazamos así con la política platónica, para muchos el motor inspirador o meta última de su proyecto filosófico, que queda reflejado en ese retorno a la caverna del filósofo. ¿Cómo debería organizarse la convivencia entre los hombres? Respondiendo al mismo modelo que ha planteado en su concepción del hombre y en su ética. Para que la convivencia entre los hombres se organice de un modo justo, hay que encontrar un modelo de gobierno que equilibre las tendencias naturales del hombre. Su modelo político implica un modelo educativo: hay que seleccionar a aquellos en los que predomina la parte racional o intelectiva, los filósofos, para gobernar la ciudad, pues ellos buscarán regir con una justicia objetiva, no respondiendo a sus intereses materiales. Los verdaderos filósofos, por sí mismos, no querrían bajar a la caverna, pero es una función necesaria que tienen que asumir. Aquellos en los que domina la parte apetitiva deben encargarse del mantenimiento material de la ciudad, constituyendo el pueblo (campesinos y artesanos); y aquellos en los que domine el ímpetu o parte irascible, serán los encargados de su defensa: los guerreros.
     En este deseo de organizar la convivencia humana en torno a la justicia, aspecto clave cuando menos del proyecto filosófico platónico, se percibe la influencia moral que sobre él tuvieron Sócrates y las creencias en torno a la inmortalidad y purificación del alma. Éstas están sin duda presentes en toda su obra que, sea cual sea el motor emocional con que la emprende.
Su obra constituye un sistema filosófico muy potente y de gran repercusión en la posteridad. Su Academia siguió siendo centro de enseñanza durante siglos, hasta culminar en el Neoplatonismo de Plotino. La obra de Aristóteles, también de gran influencia en la posteridad, surge en gran medida como respuesta a la propuesta platónica. Las filosofías de ambos laten en prácticamente toda la problemática filosófica de nuestra historia y hasta nuestros días.

miércoles, 18 de septiembre de 2013

Platón, conclusiones. Influencias posteriores

INFLUENCIA DE PLATÓN EN EL PENSAMIENTO OCCIDENTAL

La filosofía de Platón, junto con la de Aristóteles, ha tenido una enorme repercusión en el desarrollo del pensamiento occidental en muy diversos ámbitos: metafísica, epistemología, ética… Hasta el punto de que los principales problemas filosóficos que se desarrollan en la posteridad son una continuación de la confrontación entre el pensamiento de Platón y el de Aristóteles. El contraste entre idealismo y realismo, el problema de los universales y los particulares, la fuente de conocimiento cifrada en la razón o en los sentidos, son muestras de ello.
A su muerte, su Academia continuará siendo un centro de enseñanza durante siglos, influyendo en distintas corrientes y escuelas y configurando lo que se ha denominado platonismo, hasta culminar en el neoplatonismo de Plotino.
Una de sus influencias más indiscutibles es Aristóteles, su discípulo inmediato, quien heredará algunos de sus problemas más importantes, como las formas y su relación con la materia, la explicación del movimiento… a los que dará nuevas interpretaciones y andamiaje conceptual, constituyendo en gran medida su antítesis.
En la Edad Media su influencia más destacada se encuentra en la filosofía cristianizada de Agustín de Hipona.
Destaca también el nuevo desarrollo de su influencia en el Renacimiento, no sólo en la filosofía (destacaremos a Marsilio Ficino) sino también en el arte (muy notable en poetas como Petrarca). Y continúa siendo un referente en las corrientes modernas y contemporáneas, destacando el problema epistemológico y lingüístico de los universales y la revisión crítica de sus nociones de verdad y mundo verdadero, en su aspecto metafísico y epistemológico, por parte de Nietzsche, quien dará una interpretación radicalmente opuesta de estos temas.

Todavía en la ciencia contemporánea se habla de “tendencias” o “criterios” platónicos a la hora de concebir una realidad catalogable de una vez por todas. Pero más interesante es la nueva revisión de la concepción platónica de la realidad y el conocimiento que nos ofrece la física cuántica: a partir de ella se postula que el fundamento de la realidad, lejos de ser la materia, lo constituye la información… Junto con el carácter pitagórico de la concepción matemática del mundo de Einstein (y tal como expresó anteriormente Galileo), da a pie a un retorno a esa concepción de las ideas platónicas. 

domingo, 15 de septiembre de 2013

Platón, 3ª parte. Líneas generales de su pensamiento, III: el ser humano: la relación cuerpo-alma.

EL SER HUMANO: RELACIÓN CUERPO/ALMA


La concepción platónica de la relación entre cuerpo y alma está estrechamente relacionada con los misterios órfico-pitagóricos, que se basan en la creencia de que "el cuerpo el la cárcel del alma".

Los "misterios" o religiones mistéricas son creencias religiosas basadas en algún dios que muere y resucita y que puede servir de guía para alcanzar la vida eterna después de la muerte.El Orfismo supone un grado más de intelectualización de esa concepción del alma como algo divino e inmortal, porque parte de que la purificación del alma se obtiene por medio del desarrollo intelectual, y los pitagóricos irán más allá, porque además añaden una explicación matemática a naturaleza del alma y la reencarnación. Platón justifica filosóficamente esas creencias órficas en torno a la salvación a través del cultivo del intelecto y la búsqueda de la sabiduría.

La antropología de Platón se centra en la relación alma cuerpo: son dos sustancias separadas, que se unen en el momento del nacimiento (cuando el alma queda atrapada en el cuerpo).
El cuerpo abarca también los apetitos, los sentidos… Está relacionado con lo múltiple compuesto y cambiante (como todo lo material).
En su concepción del alma, tenemos que distinguir dos nociones:
1. Lo racional y espiritual del hombre. Aparece así como elemento simple y unitario (así es como aparece en Fedón). El cuerpo se concibe aquí, según la sentencia órfica, como “cárcel del alma”.
2. Principio de vida. En esta otra acepción se presenta como tripartita (así, en República y Fedro): razón o intelecto (parte racional), pasiones o sentimientos (parte irascible [1]) y apetitos (parte concupiscible). Esta composición y el nacimiento como caída se ilustran en el mito del carro alado: el alma se representa como un carro gobernado por un auriga (la razón) que conduce dos caballos, uno negro (los apetitos) y otro blanco (sentimientos). En un momento en que contempla la naturaleza cambiante, el caballo negro se enamora de ella, hace un impulso brusco y vence al auriga, quien pierde las riendas y el alma cae a este mundo: es el momento en que nace, quedando atrapada en el cuerpo.
La concepción platónica del alma, siguiendo el modelo órfico-pitagórico, presupone:
a) La preexistencia: el alma vive entregada a la contemplación de los seres verdaderos. Utiliza como prueba de ello su concepción del conocimiento como reminiscencia: recordamos  las ideas porque las contemplábamos antes de nacer.
b) La inmortalidad. De aquí deriva su escatología o teoría de la salvación: se obtiene por purificación intelectual. El alma debe vivir bajo el gobierno de la razón y conforme a las ideas en sí, no a los entes sensibles que participan de ellas, y que son cambiantes. De este modo se va desprendiendo de lo material, rechazando los apetitos y acercándose a la eternidad del mundo al que pertenecía y que vivía contemplando.
Ambos temas (preexistencia e inmortalidad del alma) son tratados y demostrados en el Fedón, constituyendo, junto con la teoría de la reminiscencia, el tema central de la obra.
 

[1] En griego timós, ánimo, valor o capacidad de sentir como valioso lo que es digno de ser defendido.
 

sábado, 14 de septiembre de 2013

Platón 3ª parte. Líneas generales de su pensamiento. IV: ética y política y 5: conclusiones: influencia de Platón en el pensamiento occidental

ÉTICA Y POLÍTICA

Muy posiblemente, la lucha contra el relativismo moral de los sofistas y sus consecuencias éticas y políticas sea la principal motivación del proyecto filosófico de Platón, o así es visto por una mayoría de estudiosos. La necesidad de responder a la demagogia, la corrupción y la decadencia de la democracia ateniense le llevan a buscar esa objetividad y verdad en conceptos como el bien, la verdad y la justicia, que no pueden depender de las habilidades argumentativas o los intereses de quienes los manipulen, sino que deben tener un sentido real, objetivo y reconocible por el hombre.

Ética y política en Platón están estrechamente relacionadas, de modo que avanzan a la par; esto es consecuencia de la concepción del hombre principalmente como ciudadano, característica destacada del pensamiento de la época clásica (así, es la que predomina en Sócrates, Platón y Aristóteles).

ÉTICA

Para entender los fines a que se debe conducir el hombre individual, hay que entender primero concepción del alma y la relación de la misma con el cuerpo.
Su planteamiento ético parte de la finalidad de la acción; dado que el alma es de naturaleza racional, y que procede del mundo de las ideas, que es su lugar natural, la finalidad del alma será volver a ese mundo del que procede. Y siendo ese mundo inteligible, para volver a él hay que desarrollar el intelecto y comprender de forma racional las verdades eternas, por lo que la virtud se identifica con la sabiduría.
La sabiduría es, en realidad, la contemplación del mundo de las ideas. De este modo, para deducir las prescripciones de vida necesarias para alcanzar ese estado, hemos de enfocarlo desde las dos perspectivas de alma que existen en la antigüedad y desde las que parte Platón.
a. Alma como unidad (principio racional o espiritual): el verdadero filósofo (hombre virtuoso) huye de los placeres y de todo cuanto proviene del cuerpo, pues le confunde y contamina (vemos aquí la clara influencia de las doctrinas órficas: el cuerpo como cárcel del alma). En el mito de la caverna, ese proceso de purificación se correspondería con el ascenso del alma al mundo exterior.
b. En cuanto principio de vida, el alma es descrita por Platón como tripartita (partes irascible, concupiscible y racional). En este aspecto la virtud es contemplada como armonía entre sus partes, cada una de las cuales debe cumplir su función. Así, la virtud de la parte apetitiva es la templanza o moderación, la de la parte irascible es la fortaleza y la de la parte racional la prudencia, que debe gobernar a las otras. Esta necesidad de armonía se ilustra en su mito del carro alado: es el auriga el que debe siempre controlar los caballos (apetitos y emociones), y el auriga se identifica con la razón.
A esto se suma un aspecto social: la obligación de estructurar la comunidad conforme a la justicia, idea que se presenta como culminación de la ética y la política. Este momento corresponde al retorno de nuevo a la caverna del filósofo, en el mito de la caverna narrado en la República. Supone además el enlace entre ética y política que en Platón, como hemos dicho, están estrechamente relacionadas, siendo la segunda la culminación de la primera.

POLÍTICA

Como hemos dicho, es posiblemente la principal motivación del proyecto filosófico de Platón. El contexto de la decadencia de la democracia, corrupta y dominada por la demagogia, inspiran la necesidad de encontrar las claves de un Estado justo, que Platón cifrará en el equilibrio de las clases sociales, inspirándose en el equilibrio de las partes del alma. Hay, pues, una claro paralelismo y una directa conexión entre su ética y su política. Ante esa decadencia ateniense que le tocó vivir, Platón torna sus ojos hacia el modelo de Esparta.
Retomando el mito de la caverna, el filósofo que ha escapado de las sombras y ha alcanzado el mundo verdadero decide volver a bajar. ¿Por qué, una vez alcanzada la verdad, regresa a ese reino de sombras y apariencias, teniendo que readaptar su vista de nuevo a la oscuridad? En esta parte del mito se refleja esa motivación de Platón por alcanzar en este mundo esa necesaria participación de la idea de justicia, a la vez que en su final (cuando hubieran matado al filósofo si hubieran podido) se transluce el destino de su maestro Sócrates.
El saber de lo más importante (qué es la justicia y la injusticia, el bien y el mal) no puede dejarse en manos de cualquiera, al igual que la salud la dejamos en manos de los médicos, la conducción de una nave en el piloto... Debe llevarla a cabo el filósofo, esto es, el que se ha acercado a la verdad, no meramente a las cosas justas, sino a la idea de justicia en sí. Éste ha adquirido una técnica: la de la definición correcta. La realidad debe ser diseccionada y clasificada de forma exacta a través de los conceptos, y sólo buscando las ideas en sí se puede alcanzar la capacidad de aplicar, en cada caso, la verdadera justicia, que es la idea en sí de la misma. Su intención es acceder a la realidad salvando las apariencias. Los sofistas, tal y como lo entiende Platón, pretendían reducir el conocimiento al conocimiento de apariencias (convencer frente a demostrar). Por ello defiende que los filósofos (aquéllos en los que domina la parte racional del alma) son quienes deben dirigir la ciudad.

La justicia y el Estado ideal
El ideal político es un paralelo del ideal de armonía entre las partes del cuerpo. La justicia, pues, se entiende como equilibrio o armonía entre las partes del Estado. Aquéllos en los que domina el temperamento concupiscible (los apetitos) deben ser los artesanos; aquéllos en los que domina el temperamento irascible o pasional (timós = ánimo) deben ser los “guardianes”; y sólo los verdaderos filósofos, aquéllos en los que domina la parte racional y aman la verdad, son quienes deben gobernar. Cada uno posee sus virtudes: templanza o prudencia los filósofos (sophrosyne, prudencia como racionalidad práctica), fortaleza o valor para los guerreros o guardianes, y prudencia o moderación para los artesanos y campesinos.
Para alcanzar este Estado ideal es fundamental la educación, pues es en las primeras etapas de formación donde se observa qué parte del alma domina en cada cual. Serían los filósofos gobernantes los que se encargarían de seleccionar a los futuros filósofos y educarlos, garantizando de este modo la permanencia de equilibrio entre las partes del Estado.

Este modelo de Estado ideal ha suscitado diversas críticas, sobre todo por la imposibilidad de llevarlo a cabo y por las medidas que propone para garantizar la ausencia de corrupción. Veamos algunas: 
En primer lugar, ¿quién seleccionaría a los primeros filósofos? El amor al poder sería siempre un obstáculo para ese supuesto comienzo ideal.
En segundo lugar, la radicalidad de las medidas que plantea para garantizar la objetividad en la educación de los ciudadanos contrasta con las bondades que promete. Si los filósofos conocen el bien, ¿por qué tantas medidas anti-corrupción? En su Estado no sólo todas las propiedades serían comunes, evitando así la corrupción de la codicia, sino que también las generaciones se plantean en común, de modo que nadie conocería a sus verdaderos hijos sino que serían todos educados en común, para evitar la tendencia a favorecer a los propios vástagos. Cualquier individualidad se ve seriamente cuestionada.
Pero aún hay más: en tercer lugar, en su ética plantea que la parte racional debe dominar a las demás; debería, por tanto, educarse a todos hacia esa meta; pero su política da por hecho que nacemos con una naturaleza fija, ya sea racional, emocional o visceral. Y parece dar por hecho, además, que el número de personas con cada tipo de naturaleza será el adecuado para mantener las clases sociales que requiere el Estado.
A pesar de todas las críticas, el modelo político de Platón, con su Estado ideal, será el primero que plantee la controversia universal entre eunomía (buen gobierno) e isonomía (igualdad para gobernar) y que suscite la polémica entre dos ideales políticos en choque: la libertad y la igualdad.

 


jueves, 12 de septiembre de 2013

Platón, 3ª parte. Líneas generales de su pensamiento, II: Teoría del conocimiento: dialéctica y reminiscencia

 

PLATÓN, 3ª PARTE. LÍNEAS GENERALES DE SU PENSAMIENTO, II: TEORÍA DEL CONOCIMIENTO: DIALÉCTICA Y REMINISCENCIA
 
El conocimiento seguro, necesario (episteme, lo que hoy en día traducimos por “ciencia”) sólo puede ser de lo que no cambia (el teorema de Pitágoras, por ejemplo, no se cumple "a veces", ni cambia de un día para otro; si así fuera no sería la verdad y las matemáticas no serían ciencia); por tanto, sólo hay conocimiento real de las ideas (los entes de este mundo cambian constantemente). Platón quiere demostrar la posibilidad de un conocimiento seguro, objetivo, y para ello tiene que intentar superar dos objeciones:
1. La afirmación heracliteana de que todo cambia. Si es así, no hay nada que conocer, puesto que nada “es”; cualquier afirmación que sea verdadera en un instante enseguida dejará de serlo. Platón objeta que debe haber algo constante para posibilitar el discurso y la ciencia (el significado fijo de las palabras).
2. La afirmación de Protágoras de que el hombre es la medida de todas las cosas ("cosas" aquí es ta prágma, lo que las cosas son para mí, el uso que puedo darles): cada uno tiene su percepción del mundo; no buscan “verdad” o “mentira” en los juicios, sino efectividad: un discurso está mejor o peor construido si con él obtengo mis intereses.
Respecto al primero, dice que debe haber algo constante para posibilitar el discurso y la ciencia: ese algo es el significado fijo de las palabras. La estructura del mundo, lo que le da sentido y nos permite hablar de él, es esa constancia; lo que cambia es la materia, no las formas (ideas).
El segundo argumento, el sofístico, además de negar la existencia de conocimiento objetivo, verdadero, implica un relativismo moral que también intenta superar. Para ello recurre al siguiente argumento: si Protágoras tiene razón, también el que no está de acuerdo con él; sabe tanto como los dioses, pero no más que un tonto. Además, si el límite del conocimiento está en mi propia percepción del mundo, los sueños, en cuanto percepciones, serían verdaderos. Los sofistas se defienden argumentando desde el pragmatismo: un juicio no es más verdadero que otro, sino sólo mejor formulado (más convincente). A ello Platón objetará, en su defensa de una verdad objetiva, con el ejemplo de que el médico no sólo opina o convence, sino que tiene que conocer el curso verdadero de una enfermedad. Si no fuera así, no podría curar.
Platón concluye que el espíritu contempla algunas cosas por su propia capacidad, por sí misma (la existencia, la decencia, las matemáticas…) y otras por las facultades del cuerpo, es decir, por los sentidos. Conocer, en sentido estricto, es comprender la estructura lógica de las ideas. Los sentidos me informan de realidades cambiantes, pero de alguna manera me permiten percibir ciertas constancias, a partir de las cuales se puede ascender dialécticamente hasta las ideas, en cuya cumbre está la explicación de todo: la idea de Bien. Veamos en qué consiste ese método de conocimiento llamado dialéctica.
 
DIALÉCTICA
 
ESTUDIO ETIMOLÓGICO
Primera definición: arte del diálogo. Diálogo: 2 razones o logoi, posiciones o razones confrontadas en lasa que se establece una especie de acuerdo en el desacuerdo, y cambios de posición inducidos por las posiciones contrarias. Parménides lo utilizó para probar que, como consecuencia de “lo que es, es…”, si el ser cambia se convertiría en otro, pero no hay otro que el que es. Esto es dialéctica en sentido formal: a) confrontación; b) acuerdo en el desacuerdo; c) cambios de posiciones. El término se relaciona también con el verbo dialego = "recojo" (unifico) y "distingo" (divido). En este sentido se relaciona más con el método de ascensión de lo múltiple a la unidad.
 
La dialéctica es el método de conocimiento que propugna Platón para llegar al conocimiento de las ideas, y se basa en la confrontación de opuestos para ascender a un conocimiento superior.
Existen dos pasos diferenciados en ese proceso de la dialéctica de Platón:
1. Método de ascenso de lo sensible a lo inteligible.
2. Método de deducción racional de las formas.
El primero consiste en pasar de lo múltiple a lo uno: veo entes con rasgos similares (distintos caballos, por ejemplo; eso es la multiplicidad) pero captamos lo común, lo que les hace caballos, su definición (eso es lo que llama lo "uno" o unidad, que es la idea).
En cuanto al segundo paso, se trata de discriminar las ideas entre sí y no confundirlas. La dificultad estriba en cómo se combinan. Para que haya ciencia, para que deduzcamos algo desde las ideas, éstas tienen que tener alguna relación. Ejemplo: sé que un caballo no es un perro, pero ambos se relacionan porque son mamíferos; los pájaros no son mamíferos, pero ambos son animales; una circunferencia es un tipo de línea curva, y éstas a su vez son tipos de líneas… Comprendo porque capto relaciones de oposición, pertenencia, etc. entre las ideas.
Estos dos pasos de la dialéctica le llevan a distinguir dos formas de “conocimiento”:la opinión (dóxa, que se mantiene en el ámbito del conocimiento de lo sensible); y el conocimiento en sí o “ciencia” (episteme, que se da cuando alcanzamos el conocimiento de las ideas). Estos dos ámbitos de conocimiento se corresponden con los dos ámbitos del ser, con su dualismo ontológico lo sensible y lo inteligible. De este mundo, el sensible y cambiante, sólo podemos tener opinión.
Estos dos pasos de conocimiento se dividen a su vez en otros dos: la opinión se divide en un primer paso que es la “imaginación” o eikatía (conocimiento de reflejos o sombras de las cosas) y la creencia o pistis. En el mito de la caverna se relacionarían con la visión de las sombras proyectadas con objetos (imágenes), y con esos objetos portados ante el fuego (entes naturales o artificales). La finalidad de la distinción atañe a las ideas más elevadas, como la justicia. Ejemplo: creer que algo es justo porque me han dicho que así lo muestra la Constitución ateniense es mera eikatía; conocer los fundamentos de la Constitución ateniense, o percibir actos justos, ya es pistis. Pero la verdadera justicia no es una constitución, ni son los actos justos; éstos participan de aquélla.
El conocimiento verdadero o ciencia también se divide también en do pasos: dianóia (conocimiento de principios matemáticos, de las formas) y nóesis (conocimiento de los principios o arquetipos: las ideas). La noesis, que ya es intuición inteligible, nos llevará al grado último de la realidad, la idea de Bien.
Aristóteles criticará la dialéctica como ciencia, ya que sólo se basa en similitudes y carece de consistencia lógica, porque se basa en la inducción. A ella opondrá el silogismo y la Lógica como método de conocimiento, al que llamará Organon.
 
REMINISCENCIA (anámnesis)
 
Influido por la mayéutica socrática, Platón usa el fenómeno de  la capacidad racional de deducir o percibir sin referencias sensoriales (la idea o definición de circunferencia en sí, o cualquier idea matemática, por ejemplo) para aunarla con su teoría psicológica y escatológica sobre el alma, en la cual se percibe la influencia órfico-pitagórica.
Recordemos que la doctrina órfica sostenía que "el cuerpo es la cárcel del alma". El alma debe purificarse del cuerpo y esa purificación es de tipo intelectual, porque el conocimiento racional pertenece al alma, y los sentidos al cuerpo.
Según la teoría de la reminiscencia, conocer es recordar. A partir de los datos de los sentidos podemos recordar las ideas que dan forma o entidad a los seres de este mundo. Pero la prueba de que es recuerdo es que las ideas en sí no se perciben por los sentidos. Pone como ejemplo la idea de “igualdad”: entendemos perfectamente qué significa ser igual, pero en el mundo no existen cosas completamente iguales o idénticas. Por tanto, hemos debido conocer esa idea perfecta de igualdad en algún momento anterior a nacer.
Esta teoría posee un peso específico muy importante en la filosofía de Platón por los siguientes aspectos:
a) justifica la fuente del conocimiento verdadero y
b) es una prueba fundamental de la preexistencia del alma, y por tanto de su posible inmortalidad.
 
 
[1] Un ejemplo de esta concepción en la actualidad es el intento de la ciencia de relacionar y unificar las fuerzas electromagnéticas, atómicas, gravitación…

miércoles, 11 de septiembre de 2013

Platón, 3ª parte. Líneas generales de su pensamiento, I: teoría de las ideas

PLATÓN

LÍNEAS GENERALES DE SU PENSAMIENTO






TEORÍA DE LAS IDEAS
  

Todos los aspectos filosóficos tratados por Platón giran, de un modo u otro, en torno a esta teoría, que abarca tanto qué es la realidad (ontología) como de qué modo la conocemos (gnoseología o problema del conocimiento), la naturaleza del ser humano (antropología) y, en consecuencia, el modo en que debe vivir y comportarse (ética y política) y su destino (escatología).

El origen de su inspiración es controvertido: algunos piensan que se origina en la polémica ética con los sofistas, iniciada por Sócrates, y basada en la necesidad de demostrar que el bien y la justicia son objetivos, que las cosas realmente están bien o mal, no solo que nos gusten o no. También la teoría de las ideas intenta solucionar el dilema del ser y el cambio o devenir que plantearon las posturas opuestas de Heráclito y Parménides: cómo explicar el problema del cambio o movimiento que percibimos en este mundo a través de los sentidos frente al problema del ser como identidad, perceptible por la razón.

Empecemos con el problema del ser y el conocimiento.
 

Definición de Ideas

     Para Platón, las ideas son realidades eternas, inmutables, absolutas y universales, independientes del mundo físico, que constituyen la auténtica realidad. Se presentan como la esencia de las cosas, lo que hacen que sea lo que son; el concepto o idea de árbol es lo que hace que un árbol concreto sea un árbol, por ejemplo, y no otra cosa. Es, por tanto, su forma, no su materia, lo que lo define. La materia cambia, fluye. El árbol da frutos que se comen o se caen a la tierra; la madera puede convertirse en una mesa o una estantería... Un árbol es árbol porque responde a ese concepto, porque tiene esa forma y funciones. Lo que da esencia o definición a las cosas, es pues, su forma o idea, el concepto que las define. La materia en sí, toda ella, no es más que una unidad fluyente (chorá).

Se identifican con el significado de las palabras generales, que constituyen esencias, las cuales se captan con el intelecto y se pueden expresar a través de la definición. Un concepto equivale a una idea universal. No tiene espacio ni tiempo, es eterno (por ejemplo, la definición de "mamut" sigue siendo la misma aunque no existan mamuts; en cambio los entes particulares -los mamuts reales- ya no existen). 

Esto lo aplica a todas las ideas o conceptos, incluyendo los más abstractos. Así, nos habla no solo de idea de árbol, perro, etc., sino también de la idea de justicia en sí, belleza en sí, hombre en sí… frente a las cosas justas, bellas, los hombres concretos… "Idea" aquí significa el ideal objetivo; nosotros lo vemos reflejado en entes concretos, materiales, o no. Pero las cosas son realmente justas o bellas. Pueden parecerlo y no serlo, pero eso entonces es un problema de que nosotros no lo captamos bien, nos equivocamos. Si conociésemos la belleza, la justicia o la verdad en sí, distinguiríamos qué cosas o acciones son realmente bellas o justas.

Las ideas se relacionan entre sí en forma de participación, por oposición, inclusión, exclusión... (la idea de "gorrión" participa de la idea de "pájaro", ésta se opone a la de "pez"...). Así, constituyen un mundo ordenado y jerarquizado, en cuya cúspide se encuentra la idea de “bien”. Hacer ciencia (episteme) es conocer las ideas y sus relaciones. En cuanto que estos conceptos están presentes en nuestro intelecto, constituyen lo que se va a denominar el “mundo inteligible”, dado que sólo es accesible a través de la razón.

IDEA DE BIEN

Hemos visto que las ideas están también jerarquizadas, participan unas de otras, y lo que les da a todas su unidad y culminación es la idea de bien.
Para los griegos, lo “bueno” (ton agathón) expresa la calidad de algo y hace referencia a la intensidad de su ser. 
Partamos de que la idea de pájaro participa de la idea de ovíparo. Ésta a su vez de la de “animal”, y ésta de la de “ser vivo”. Así, podemos ascender hasta la idea de “ser”. Ahora bien, se puede ser más o menos, mejor o peor. Pensemos en lo que significa ser "prototípico". Un prototipo de caballo será el caballo más perfecto, el que más se asemeje a la definición de caballo. Ese será el "buen caballo". Si pensamos en objetos lo entendemos mejor. Todos sabemos qué es un coche. A partir de lo que es, podemos pensar qué es un buen coche: aquel que responde mejor a aquello que lo define: ser capaz de desplazarlos con la mayor rapidez, seguridad y comodidad. Por eso para Platón, la idea cumbre que da esencia y sentido a todas las ideas es la idea de bien.

Entonces, el bien da unidad a todas las ideas (es la cumbre del mundo inteligible), igual que cada idea da unidad a los seres que define (la idea de caballo es la unidad de la multiplicidad de caballos existentes). Es la causa última de todo lo que existe y de que podamos conocerlo. Lo equipara con el Sol en el mundo sensible (el que nos permite ver con los sentidos). Por un lado, podríamos decir que se sitúa más allá del ser. Por otro, que es el ser más real, el que más es [3]. Así, aparece como idea suprema (bien en sí) y como bien de cada cosa (lo que hace que cosa sea lo que es); por ejemplo, si pensamos qué es un coche (valga el ejemplo actual), lo definiremos como vehículo de ciertas características que sirve para transportarnos... Pero si nos preguntamos qué es un "buen coche" pensaremos en eso mismo que lo define pero en grado perfecto: el que mejor nos transporta.
En su aspecto ético, si el bien es la meta o culminación de cada ser, el mal se entiende como alejamiento del bien, y por tanto negación del ser (aspecto éste que culminará en el Neoplatonismo). Los sentidos nos hablan de un mundo cambiante; nuestros apetitos son similares, varían y nos hacen variar de opinión sobre lo bueno y lo malo según me interese a mí o a otros en cada momento. No son consistentes. Por tanto la idea de bien también influye en su intelectualismo moral: el malvado es un ignorante que se aferra a sus sentidos y apetitos sensibles; el bien se conoce a través de la razón, prescindiendo de esa influencia de lo sensual y los intereses. Por eso, quien conoce el bien, inevitablemente lo practica.


Cómo conocemos 

Si solo tuviéramos los sentidos, no captaríamos lo que son las cosas, solo su apariencia. Los sentidos son el conocimiento del cuerpo (los ojos, los tímpanos...), y captan los material que, como hemos visto, cambia constantemente (la luz cambia a lo largo del día, los paisajes según las perspectivas; los seres vivos crecen y mueren...). Pero en las cosas captamos también su forma, su esencia, lo que hace que las podamos reconocer como un árbol, un animal... Esto se explica porque esa materia participa de las ideas. 

Conocimiento sensible y conocimiento inteligible. Teoría de la reminiscencia

 ¿Cómo reconocemos las ideas en las cosas? ¿Por qué vemos el mundo ordenado como lo vemos? El ser humano tiene un conocimiento innato de las ideas o esencias, pues su alma procede de este mundo; el conocimiento sensible sólo nos ayuda a recordarlas (a esta teoría se la conoce como "teoría de la reminiscencia"). Para defender esto se apoya en que, por ejemplo, las ideas de punto, línea, dimensión, circunferencia o cualquier otro concepto matemático no se dan en la naturaleza, pero son objetivas e iguales para todos (por eso las matemáticas sirven de propedéutica o estudio que inicia al mundo inteligible). Han de ser, pues, según se plantea Platón, innatos. Por ello se dice que constituyen el mundo inteligible [2].

Método de ascenso: la dialéctica
Platón explica la adquisición del conocimiento como un proceso de ascenso al mundo de las ideas, y el método para ello es la dialéctica.


Cosmogonía y cosmología

Platón afirma que las ideas dan “forma” a o "moldean" los distintos seres de este mundo, al ser impresas por el Demiurgo en la materia prima o chorá. Imaginemos una playa donde juega un niño con moldes de hacer figuras. La arena (masa fluyente) sería la chorá; los moldes serían las ideas, y las figuras que quedan formadas en la arena serían los entes concretos, que pueden haber salido mejor o peor, "participar" más o menos, de esos moldes. El niño sería el Demiurgo.


    
Metafísica: esos conceptos ideales son lo único real, verdadero, origen y modelo de lo múltiple. Dado que son eternas se constituyen en el verdadero ser de las cosas; son las formas que se imprimen en la materia prima, de por sí informe.
     La ilustración más conocida de esta teoría es el “mito de la caverna (República, VII). En él se describe a unos hombres encerrados en una caverna (mundo sensible, conocimiento de los sentidos) donde sólo pueden ver las sombras de objetos proyectados por la luz de un fuego (imagen del Sol, que ilumina los objetos del mundo inteligible). Uno de esos hombres (el filósofo) accede al mundo exterior (mundo inteligible, conocimiento intelectual), donde ve las realidades auténticas (las ideas o esencias) gracias a la luz del Sol (aquí representando a la idea de bien, que ilumina y hace ser lo que son a cada una de las ideas). El trasfondo práctico o político queda reflejado en la necesidad que siente el filósofo de volver a la caverna y revelar la verdad a sus compañeros (los cuales se resistirán a aceptarla).
Problemas o críticas que suscita
    El  principal problema es el de la participación (cómo participan los seres de este mundo en el de las ideas y las ideas entre sí); p. e.: ser justo, para Platón, es participar de la idea de justo; ¿pero cómo se produce esta participación?
    Otra de las grandes objeciones que se han puesto a su teoría (y que, junto a la anterior, hará que el mismo Platón la revisite en sus últimos diálogos)  es la cuestión sobre de cuántas cosas hay ideas (aparte de idea de hombre o de fuego, ¿la hay de la suciedad o los pelos?) ¿Son infinitas las ideas?
 
El problema de lo que sea el mundo nos lleva al problema de cómo se origina. Contamos a continuación la cosmogonía de Platón:
El orden proviene de tres principios: 1. Inteligencia ordenadora (demiurgo) 2. Materia eterna (jorá). 3. Modelo de las ideas.
Para explicar el origen del mundo Platón acude al mito o la metáfora del Demiurgo creador. El Demiurgo (el “artífice” o “creador”) configuró el mundo de acuerdo al modelo de lo eterno: imprimió esas formas en la materia fluyente, de modo que dio lugar a los seres tal y como los distinguimos.

Para completar:  curiosidades.
Los cuatro elementos (cada uno representado por un número) están en continua proporción; adquieren su consistencia al estructurarse la materia en forma de sólidos regulares (fuego, tetraedro; tierra, cubo; aire, octaedro; agua, icosaedro). La tierra está armonizada por la proporción que le da el espíritu de la amistad. Dios hizo primero el alma (dos tipos: invariable, indivisible; variable, divisible) y luego el cuerpo. Lleva a cabo una enumeración pitagórica de los planetas, y ofrece una explicación del origen del tiempo como imagen en movimiento de la eternidad. Cielo y tiempo nacieron juntos, simultáneamente.


 
[2] En esta concepción de un mundo inteligible que imprime sus formas en la materia se percibe la influencia pitagórica, aunque éstos reducen las esencias a los números y sus propiedades.
[3] En este aspecto, en cuanto trascendente, será identificado con Dios en el pensamiento cristiano.

.

lunes, 9 de septiembre de 2013

Platón. 2ª parte: características de su filosofía.

LA FILOSOFÍA DE PLATÓN

CARACTERÍSTICAS DE SU FILOSOFÍA

La filosofía de Platón se caracteriza por los siguientes rasgos:

· Idealista: las ideas son la realidad que conforma y ordena el mundo material; el conocimiento de los sentidos es un conocimiento de apariencias.

· Dualista: para explicar el mundo establece una separación radical en dos ámbitos: lo inteligible o racional, eterno y unitario, y lo sensible, material y múltiple. Este dualismo se aplica a distintos ámbitos:

- Ontológico: hay un mundo de las ideas, eterno, racional, y un mundo de la materia (chorá) que participa de aquél, de forma que esta materia fluyente aparece ordenada gracias a esa "participación" en el orden racional del otro mundo.

- Gnoseológico: distingue dos tipos de conocimiento: el sensible, que pertenece al cuerpo, y el inteligible o racional. Hereda así el problema de Heráclito y Parménides intentando establecer la relación que existe entre ambos a partir de la concepción de ese dualismo ontológico.

- Antropológico: establece una separación sustancial de cuerpo y alma. Sostiene la idea órfica de que el alma es una sustancia independiente atrapada en el cuerpo en el momento de nacer.

Estos distintos aspectos de su dualismo están interrelacionados de forma que cada uno da razón del otro o se explica a partir de él, y son las principales características de su filosofía, de la cual se derivan otras.

· Intelectualismo moral: para Platón existe un sólo conocimiento verdadero: el inteligible, y este conocimiento se aplica también a la esfera práctica ya que es el que nos lleva a la idea de bien, cúspide del mundo de las ideas, como veremos. Por ello su ética se califica como "intelectualismo moral".

· Innatista: considera que el alma posee un conocimiento innato, ya que procede del mundo de las ideas; pero este conocimiento se "olvida" al nacer; esta creencia se relaciona con su teoría de la reminiscencia.

A esto se suma una mezcla de metafísica y misticismo, en consonancia con la tradición órfico-pitagórica a la que se adhiere (incluso se especula con que fuera un pitagórico iniciado), por lo que diviniza el cosmos y el alma. Entiende la filosofía como purificación y como medio de salvación.

 

Platón. 1ª parte: contexto, vida y obras.

PLATÓN




CONTEXTO


VIDA

 
Platón nació en Atenas (427-347 a.C.), en el seno de una familia aristócrata. Viajó a Egipto, de donde recibiría influencia de su religión solar y de las matemáticas. Viajó también a la ciudad de Siracusa, en la Magna Grecia, donde entró en contacto con la escuela pitagórica, de la cual tomará su afición por las matemáticas y las influencias órficas sobre el alma y la purificación. En esa ciudad se encargó de la educación de Dionisio el joven e intentó establecer su Estado ideal, sin éxito. En Atenas funda la Academia, institución que perdurará durante siglos, y donde enseñará hasta su muerte.


CONTEXTO HISTÓRICO Y SOCIOCULTURAL

El s. V a. C es conocido como el siglo de Pericles o siglo de oro de la Grecia clásica: en esta época se consolidan la democracia (ideal de gobierno basado en la igualdad y la razón, frente a la voluntad de los emperadores), la historia (Herodoto y Tucídides), y el teatro (tragedia y comedia: Esquilo, Sófocles, Eurípides, Aristófanes…), la paideia (educación) y la oratoria. El arte había alcanzado las cotas de perfección e idealismo que definen a la época clásica (manifiesto sobre todo en escultura: Fidias, Policleto, Praxíteles…).

Pero Platón vive en una época de crisis y declive. A cierta distancia de la gloria alcanzada en las Guerras Médicas, Atenas había sido derrotada en las Guerras del Peloponeso; la democracia estaba corrupta y dominada por la demagogia; la tiranía de los Treinta condenó a Sócrates, su maestro, a muerte, cuando Platón tenía unos 20 años. Todo ello hará de Platón un crítico del sistema político y educativo de su época.

CONTEXTO FILOSÓFICO

La democracia supuso un giro respecto al interés por el estudio de la naturaleza (la physis y su arché, tema axial para los presocráticos) hacia el estudio del hombre: el ideal de hombre como ciudadano, el ideal de justicia a partir de las reflexiones sobre las constituciones y las leyes…); es decir, ética y política. La educación (paideia), junto con la oratoria, cobran un especial protagonismo, ya que para que el pueblo se gobierne a sí mismo debe estar bien preparado para ello; y cada uno, para alcanzar el poder, debe aprender a convencer.

Ambas (educación y oratoria) influirán en su configuración de un ideal humano y de conocimiento. De este modo surgen los sofistas, profesionales de la enseñanza, pero no de contenidos (ciencia), sino formal (oratoria, el logos –discurso- al servicio de peithõ –persuasión-); preparan a la gente para ser buenos políticos, buenos oradores. Pero están encaminados a la mera consecución del poder, no al bien de la comunidad. Para ellos, la verdad y la mentira, el bien y el mal, lo justo y lo injusto, no tienen entidad fuera de los límites del lenguaje. Ése es el significado de la célebre frase de Protágoras: “el hombre es la medida de todas las cosas”, donde el hombre se define por su logos, por su capacidad de hacer discursos y crear un mundo social y cultural a partir de él. Ya Sócrates intentó vencerles en su propio terreno, el de las palabras, para demostrar, usando como método la definición, la existencia real de los valores morales, de los que destaca sobre todo por su influencia en Platón el del bien y la justicia.

 
FUENTES DE INFLUENCIA

Contextuales

1. Admiración por Esparta. Su obra Las leyes está inspirada en el ideal de eunomía (ley buena o conducente al bien, valorando a los mejores), que definía la constitución espartana, frente al de isonomía (igualdad de todos ante la ley), que definía la constitución ateniense.

2. Viaje a Egipto. Relacionado con su formación pitagórica (Pitágoras también estudió, entre otros sitios, en Egipto), allí adquiere muchos conocimientos matemáticos, lo que influirá en su valoración de esta ciencia [recordemos la inscripción en el frontispicio de su Academia: “Nadie entre aquí sin saber matemáticas” (oudeis ageometreton eisito)], así como la valoración de lo eterno y permanente frente a lo cambiante y de la memoria frente a la escritura. Su influencia es muy destacada en el Timeo (sobre la creación del universo).

Filosóficas

- Pitágoras y el orfismo-pitagorismo: en sus viajes al sur de Italia (donde se desarrolla el pitagorismo) entra en contacto con estas doctrinas. La influencia del orfismo-pitagorismo es innegable; de aquí tomará las bases de su doctrina sobre la inmortalidad del alma y la reencarnación. De esta corriente recibe:

    a) importancia de las matemáticas y el mundo inteligible;
    b) elementos órficos:
        •Tendencia religiosa.
        •Creencia en la inmortalidad del alma.
        •Mezcla de intelecto y misticismo.

- Polémica entre Parménides (creencia en que el ser es eterno e intemporal, y el cambio ilusorio) y Heráclito (no hay nada permanente en el mundo sensible). Esta herencia del conflicto entre el conocimiento racional y el sensorial (percepción) influirá en su concepción del mundo de las Ideas y su plasmación en el mundo sensible.

- Sócrates: su mayor influencia; fue su maestro, y le hará protagonista interlocutor de sus primeros diálogos. De él hereda: los métodos de la ironía (que constituye cierto antecedente de la dialéctica) y la mayéutica (que desembocará en su teoría de la reminiscencia); el interés por los problemas éticos (con el método de la definición para encontrar las ideas como la justicia, la belleza o el bien); la influencia de los conceptos de lo "bueno" y lo "verdadero"; y la preferencia por explicaciones más teleológicas que mecánicas.


OBRAS

– Escritos de la 1ª época:

Apología de Sócrates, Protágoras, Critón, Laques, Ion, Lisis, Carmides, Eutifrón, Hipias Mayor, Hipias Menor.

– Escritos intermedios:

Gorgias, Menón, Eutidemo, algunos libros de la República (sobre educación y justicia), El Banquete (sobre el amor), Fedón o Sobre el alma (naturaleza del alma; afinidad con las ideas; modo de vida y futuro del alma... mito escatológico: viaje al Más Allá y descripción geográfica), Menexeno, Fedro (la retórica).

– Escritos de crítica de la doctrina de las ideas y renovación del pensamiento platónico:

Teeteto, Parménides, Cratilo (el lenguaje natural), El Sofista, Filebo (sobre el placer), El Político.

– Escritos últimos:

Timeo (cosmogonía), Las Leyes, Critias o Atlántico (valor paradigmático de la Historia; Atenas primordial; posterior al Timeo).



Más XII Cartas atribuidas.



Ésta es una clasificación cronológica, según evolucionaba el pensamiento de su autor. El platonista Trasilo los clasificó por tetralogías, según la temática y el orden propedéutico.