La ley del silencio
Ficha
Técnica
Título original: On the Waterfront.
Estados
Unidos, 1954.
Director: Elia Kazan.
Reparto:
Marlon Brando, Eva Marie Saint, Karl Malden, Lee J. Cobb, Rod Steiger, Pat
Henning, Leif Erickson, James Westerfield, John Heldabrand, Rudy Bond, Martin
Balsam, John Hamilton.
Productora.
Columbia Pictures. Productor: Sam Spiegel.
EL ARGUMENTO
En
los muelles de Nueva York, el jefe del sindicato portuario, Johnny Friendly
(Lee J Cobb), controla con métodos mafiosos la contratación de los estibadores;
las personas que no transigen con él se ven así condenadas a la miseria. Pese a
la ilegalidad de la situación, ésta se mantiene porque entre ellos impera la
“ley del silencio”: quienes intentan denunciar la situación se enfrentan a ser
asesinados.
El
protagonista, Terry Malloy (Marlon Brando), un joven boxeador fracasado, es
hermano de Charly Malloy (Charly “el señorito”), la mano derecha de Johnny,
situación que le conecta con él como “protegido” para el que trabaja.
Atrapado
en su entorno y forma de vida, Terry se deja llevar por la inercia y el
conformismo. Su hermano mayor es su única familia y referente, y la obligada fidelidad
a él le mantiene atrapado en esa inercia y en una negación de su propia
conciencia, no sintiéndose capaz de enfrentarse a juzgar la inmoralidad o
debilidad de su propio hermano.
La
trama, centrada en la transformación y despertar del protagonista, se
desencadena a partir de un acontecimiento: Terry se ve implicado
involuntariamente en uno de los crímenes de Johnny, conduciendo a Joey Doyle a
lo que será el escenario de su asesinato. Al impacto emocional de su conciencia
se suman otros factores: conoce a Edie (hermana de Joey), por quien va a sentir
una fuerte atracción. A través de ella recibe el mensaje y la perspectiva del padre Barrie (Karl Malden) desde otro
enfoque distinto al de su panda de mafiosos. Éste trata de animarlo para que
acuda a los tribunales y cuente todo lo que sabe. Estos factores emocionales
(el complejo de culpa y su amor por Edie) actúan como motores que van
despertando su conciencia a la verdad de lo que ocurre y de su propia vida, produciendo
en él una revolución moral que crece en tensión e intensidad con los
acontecimientos, y que culmina al final de la película en un impactante desenlace.
COMENTARIO
La
delación
La
ley del silencio plantea como tema central el de la delación.
El
tema de la delación es uno de los más controvertidos dilemas morales. ¿Se debe
delatar una falta si no nos afecta directamente? ¿Dónde está la línea que
separa ser honesto y ser chivato? En una situación así varios factores pueden
complicar la respuesta: la relación con los culpables o las víctimas, la
implicación en la situación… y la naturaleza de la situación misma.
La
película maneja y retrata el impacto emocional de las palabras con que se
plantea la cuestión: ser cobarde o valiente, leal o chivato. Dos enfoques
interesados de un mismo dilema, que sólo puede resolverse analizando lo que
esté en juego delatar y las motivaciones de tal delación.
En
este caso el tema de la película se decanta de forma muy clara a favor del
primer enfoque: se trata de una situación de abuso de poder, crímenes y
coacciones que mantienen atenazados a cuantos se ven sometidos a ella, una
situación con la que, moralmente, se impone acabar.
Como
en todos los dilemas morales, la solución pasa por buscar y eliminar la ambigüedad
argumentativa: el juego está en salir de la pregunta, mal formulada como
dilema: si la delación es justa o no. La pregunta en sí encierra la trampa: no
hay una respuesta única a si se debe o no “delatar” algo; dependerá de la
naturaleza (perversa o justa, privada o pública, justificable o no) de lo que
se trate de denunciar, y de la intención del que delata (si obra según su
conciencia o según sus intereses), así como quizá de las consecuencias que de
tal delación sean esperables. La ambigüedad está aquí, pues, en la misma
pregunta, que encierra una falacia, porque obliga a una generalización errónea.
La libertad de conciencia es, una vez más, la piedra angular que ayuda a
enfocar este tipo de conflictos: ¿es libre Terry cuando obedece los deseos e
intereses de Johnny o los de su hermano? ¿Qué verdaderos factores deciden su
conducta?
El
mismo director, Elia Kazan, fue acusado de utilizar el tema de la película para
justificar su papel en la época de la llamada “caza de brujas” del senador
McArthy. Muchos le acusaron de pretender comparar una banda de hampones con las
víctimas de la persecución política que se vivió en esa época. Esa comparación
es fruto de la generalización errónea de que hablábamos arriba, por lo que el
dilema, más que resolverse, se disuelve al reformular los términos que hacen
moral o inmoral una u otra conducta.
La evolución Moral
Bajo
el tema patente y explícito de la delación se encierra otro más interesante y
veraz: el del despertar de la conciencia moral de su protagonista, que responde
a la cuestión de ser fiel a sí mismo. El protagonista, Terry, está atrapado en
un contexto social desde el que ha crecido y que ha sido su única herramienta
para enfrentarse al mundo. A modo de coraza, Terry se forja una imagen sobre
las personas a las que está sometido: un hermano protector al que se siente
leal, una fidelidad al poderoso que les da de comer y al que se obliga a
sentirse agradecido para no reconocer su sumisión… Todo ello es fruto de su
propio contexto.
Su
vida se va desvelando en distintas escenas y conversaciones; desde pequeño ha
vivido en un entorno agresivo donde se impone la lucha por la supervivencia. Su
padre muere asesinado y su hermano mayor queda como su único referente. Éste, Charley,
ha ido cayendo por una pendiente de corrupción víctima del mismo contexto,
donde el único objetivo visible es sobrevivir del mejor modo posible: al lado
de los poderosos.
Todo
ser humano posee un umbral de la moral: ese punto donde los valores empiezan a
pesar más que los intereses. En el caso de Charley el freno a su corrupción se
impone cuando se ve obligado a mandar a la muerte a su propio hermano, al que
ha criado.
El
crimen en el que Terry se siente implicado involuntariamente le sacude emocionalmente
y le obliga a plantearse sus verdaderos valores. Se retrata el despertar de su
conciencia, despertar en el que interviene un factor externo: su encuentro con
Edie Doyle (Eva Marie Saint). Ella le hace patente un discurso y una mirada
vital distintos y opuestos a los únicos de que ha dispuesto hasta entonces.
El
tema de la redención moral a través del amor es un clásico de arte, muy usado
tanto en el cine como en la literatura (queda reflejado en estado puro en el
mito de Don Juan). Hay también guiños a los obstáculos contra el amor verdadero,
como en Romeo y Julieta. Pero aquí no hay Montescos ni Capuletos; no se trata
de bandas rivales al mismo nivel, sino de una lucha del bien contra el mal, de
la honestidad contra la corrupción y el abuso de poder.
Pero
no es el mero amor a Edie lo que le transforma. La evolución que vive Terry es
más bien un despertar del autoengaño en que está sumido. Edie es sólo una luz,
una promesa de otra vida posible, de sus propios deseos, de sus propias
tendencias. Su confesión ante las autoridades no es fruto sin más del deseo de Edie
(de hecho, cuando va a verla le dice que “no hará” lo que ella quiere), ni
tampoco la presión del sacerdote. La sed de venganza que se apodera de él por
el asesinato de su hermano (a quien también quiere) es el empuje final, que el
sacerdote canaliza hacia esa acción, en lugar del mero asesinato que planea,
siguiendo el único código que conoce. Tras confesar la verdad sufre más presión
que nunca: sus “amigos” le dan la espalda, le marginan en el trabajo, la propia Edie le sugiere que huya…
Pero Terry descubre su fuerza. Su enfrentamiento a Johnny es revelador: “me he
estado traicionando a mí mismo”; ahora puede contestarle: no es él el donnadie
de que le acusan. Solo frente a todos y
frente a todo, se da cuenta: Johnny es ahora el pobre hombre; “sin tu revólver
y tus matones no eres nada”.
El papel de la sociedad
La
sociedad como elemento protagonista está aquí representada por los estibadores,
trabajo en el que se ocupan la mayoría de los habitantes del barrio portuario
donde se desarrolla la trama.
Junto
con la evolución moral del individuo y los factores que motivan su conducta, es
también fundamental analizar los factores que mueven a un colectivo y el modo
en que este colectivo influye tanto en la educación como en el desenvolvimiento
del individuo.
La
ley del silencio no viene impuesta sólo desde arriba, desde el abuso de poder
de Johnny Friendly y sus compinches, sino también desde abajo y en paralelo a
quienes están sometidos a ella. Los intereses de los beneficiados y el miedo de
todos generan ese “valor” nocivo, que impone el adjetivo peyorativo de
“chivato” a quien se atreva a cuestionar las normas implícitas establecidas.
Miedo, inercia, impotencia y egoísmo, son los primeros cimientos de esa
conducta sumisa y cobarde. Los pocos que alguna vez han intentado denunciar han
muerto: la situación se asume con fatalismo hasta enquistarse como norma de
conducta.
Hacer
evolucionar a la sociedad es aún más difícil que al individuo, aunque una vez
surge el detonante el enardecimiento se contagia. Aparecen a menudo retratadas
miradas pasivas, huidizas o cómplices de los estibadores, haciendo del entorno
social con sus impulsos colectivos un protagonista más de la película: el
triunfo final se refleja en ese cambio de la sociedad, cuando los estibadores
despiertan como despertó Terry (y gracias a él) y se vuelcan en su apoyo,
culminando en ese cambio social metafórico que supone la total victoria de Terry,
transformado de fracasado en héroe triunfador.