viernes, 11 de octubre de 2019

Teogonía de Hesíodo y teoría del Big-Bang


LA TEOGONÍA DE HESÍODO
Del Big-Bang a la armonía en el universo
 
 

            La creencia oficial entre los griegos sobre el origen de los dioses es principalmente la narrada por Hesíodo, quien nos narra la genealogía de los dioses olímpicos, poniendo como pareja primordial a Urano y Rea. Aunque las versiones van a variar algo según los lugares pero, sobre todo, según la época: en la clásica nos encontramos, por ejemplo, variaciones en la genealogía de Afrodita y Eros (más jóvenes) y en el Helenismo también nuevas versiones. Pero es interesante ver el sentido profundo de estas narraciones míticas, que buscan hacerse, por medio de imágenes y personificaciones, con el sagrado ámbito de lo significativo.

 
De Urano a los dioses olímpicos


            En principio, Urano (el cielo; Saturno romano) está unido a Gea (la Tierra; Tellus romana, a la que se confunde con Cibeles). Urano representa la fecundidad sin límites. No se separa de la Tierra. Genera una serie de monstruos (Titanes[1] y Titánides[2], Cíclopes[3], Hecatonquiros[4]...) informes y desmesurados. Por su insaciabilidad y la repulsión por los hijos que genera, no se separa de Gea, y estos seres permanecen encerrados en el seno materno de la Tierra. Pero uno de ellos, Cronos (el tiempo), alentado por su madre, le castra, y arroja su miembro al mar[5]. Desde ese momento, el cielo se separa de la tierra y sube a lo alto, y se inicia la lucha de los titanes y demás hijos de Urano, bajo la hegemonía de Cronos.

            El mito refleja la generación del cosmos desde una unidad primordial, representada por dos principios contrapuestos, uno activo y generador y otro pasivo y receptor. La castración de Urano y su separación de Gea implica el primer momento diferenciador, y el origen de la evolución del mundo. El cielo es definitivamente separado de la Tierra, y comienza el movimiento, el desarrollo del mundo; pero es un desarrollo sin orden ni concierto, de fuerzas desatadas, salvajes y caóticas.

            Cronos, a su vez, es destronado por su hijo Zeus. Aquél, al igual que su padre, impide el desarrollo de sus hijos, pero esta vez es por miedo a ser destronado y lo que hace es devorarlos según nacen. Su esposa y hermana Rea[6] (una Titánide; Opis romana) le engaña cuando nace Zeus: envuelve una piedra en pañales, lo esconde en los montes de Creta y lo entrega a la nodriza Amaltea, que lo amamanta con leche de una cabra (origen de la Vía Láctea). Cuando es adulto destrona su padre y le obliga a vomitar a sus hermanos[7]. Comienza así la hegemonía de Zeus y los dioses olímpicos.

            Esta generación representa el estadio de las formas y las leyes: la mesura, el orden, los ciclos de la naturaleza, con sus estaciones, la alternancia del día y la noche... De ahí que tengan forma armónica, mesurada y hermosa. A ellos están consagrados los juegos Olímpicos.

            Zeus conserva el poder de la fertilidad (lluvia, rayo, fuerzas del cielo que germinan la tierra... su símbolo es el rayo (teoría meteoritos celestes y fuego del cielo: Sol, estrellas...). Es también dios soberano, y conserva su carácter de dios-padre (carácter etno-político de la divinidad).

            A partir de estas divinidades se desarrollarán otras, que representarán matizaciones o evoluciones de las fuerzas o potencias que representan sus progenitores.



[1] Océano (el río que rodeaba la Tierra), Ceo, Crío, Jápeto (relacionado con el origen del género humano), Hiperión (el padre del Sol, o el Sol mismo) y Cronos.
[2] Tía, Rea, Temis (tal vez una antigua diosa de la tierra, personificaba la ley sagrada que rige el universo), Mnemósine, Febe y Tetis –ésta, con Océano, engendra a Metis (la astucia), primera esposa de Zeus, a la que devora–.
[3] Arges, Estéropes y Brontes, designan respectivamente el rayo, el relámpago y el trueno. Son las armas que entregarán a Zeus para vencer a su padre y a los Titanes. Maestros herreros. Sus espíritus viven en las cuevas del Etna tras ser asesinados por Apolo, en venganza por el asesinado de Asclepios.
[4] Monstruos que, según indica el nombre, tenían cien brazos cada uno y simbolizaban quizá la fuerza salvaje y brutal que solía atribuirse a las primeras generaciones humanas. En alguna tradición aparecen como hijos de estos Pan, Díone, Etna y las Musas.
[5] de ahí nacerá Afrodita, y de las gotas de sangre que caen a la Tierra y la fecundan los Gigantes (imagen mítica de las primeras razas humanas; Giges = nacido de la tierra), las Erinias (espíritus vengadores de los delitos de sangre) y las Ninfas Melíades (literalmente, ninfas de los fresnos).
[6] Es importante en Creta, donde nace Zeus (recordar cultos ctónicos en esta región).
[7] Hestia, Deméter, Hera, Hades y Poseidón.

No hay comentarios:

Publicar un comentario