LA TEOGONÍA DE HESÍODO
Del Big-Bang a la armonía en el universo
La creencia oficial entre los griegos sobre el origen de los dioses es principalmente la
narrada por Hesíodo, quien nos narra la genealogía de los dioses olímpicos,
poniendo como pareja primordial a Urano y Rea. Aunque las versiones van a variar algo según los lugares pero, sobre todo, según la época: en la clásica nos encontramos, por ejemplo, variaciones en la genealogía de Afrodita y Eros (más jóvenes) y en el Helenismo también nuevas versiones. Pero es interesante ver el sentido profundo de estas narraciones míticas, que buscan hacerse, por medio de imágenes y personificaciones, con el sagrado ámbito de lo significativo.
De Urano a los dioses olímpicos
En
principio, Urano (el cielo; Saturno romano) está unido a Gea (la Tierra ; Tellus romana, a la
que se confunde con Cibeles). Urano representa la fecundidad sin límites. No se
separa de la Tierra.
Genera una serie de monstruos (Titanes[1] y
Titánides[2],
Cíclopes[3],
Hecatonquiros[4]...) informes y
desmesurados. Por su insaciabilidad y la repulsión por los hijos que genera, no
se separa de Gea, y estos seres permanecen encerrados en el seno materno de la Tierra. Pero uno de
ellos, Cronos (el tiempo), alentado por su madre, le castra, y arroja su
miembro al mar[5]. Desde ese momento, el
cielo se separa de la tierra y sube a lo alto, y se inicia la lucha de los
titanes y demás hijos de Urano, bajo la hegemonía de Cronos.
El
mito refleja la generación del cosmos desde una unidad primordial, representada
por dos principios contrapuestos, uno activo y generador y otro pasivo y
receptor. La castración de Urano y su separación de Gea implica el primer
momento diferenciador, y el origen de la evolución del mundo. El cielo es
definitivamente separado de la
Tierra , y comienza el movimiento, el desarrollo del mundo;
pero es un desarrollo sin orden ni concierto, de fuerzas desatadas, salvajes y
caóticas.
Cronos,
a su vez, es destronado por su hijo Zeus. Aquél, al igual que su padre, impide
el desarrollo de sus hijos, pero esta vez es por miedo a ser destronado y lo
que hace es devorarlos según nacen. Su esposa y hermana Rea[6] (una
Titánide; Opis romana) le engaña cuando nace Zeus: envuelve una piedra en
pañales, lo esconde en los montes de Creta y lo entrega a la nodriza Amaltea,
que lo amamanta con leche de una cabra (origen de la Vía Láctea ). Cuando es
adulto destrona su padre y le obliga a vomitar a sus hermanos[7].
Comienza así la hegemonía de Zeus y los dioses olímpicos.
Esta
generación representa el estadio de las formas y las leyes: la mesura, el
orden, los ciclos de la naturaleza, con sus estaciones, la alternancia del día
y la noche... De ahí que tengan forma armónica, mesurada y hermosa. A ellos
están consagrados los juegos Olímpicos.
Zeus
conserva el poder de la fertilidad (lluvia, rayo, fuerzas del cielo que
germinan la tierra... su símbolo es el rayo (teoría meteoritos celestes y fuego
del cielo: Sol, estrellas...). Es también dios soberano, y conserva su carácter
de dios-padre (carácter etno-político de la divinidad).
A
partir de estas divinidades se desarrollarán otras, que representarán matizaciones
o evoluciones de las fuerzas o potencias que representan sus progenitores.
[1]
Océano (el río que rodeaba la
Tierra ), Ceo, Crío, Jápeto (relacionado con el origen del
género humano), Hiperión (el padre del Sol, o el Sol mismo) y Cronos.
[2] Tía,
Rea, Temis (tal vez una antigua diosa de la tierra, personificaba la ley
sagrada que rige el universo), Mnemósine, Febe y Tetis –ésta, con Océano,
engendra a Metis (la astucia), primera esposa de Zeus, a la que devora–.
[3]
Arges, Estéropes y Brontes, designan respectivamente el rayo, el relámpago y el
trueno. Son las armas que entregarán a Zeus para vencer a su padre y a los
Titanes. Maestros herreros. Sus espíritus viven en las cuevas del Etna tras ser
asesinados por Apolo, en venganza por el asesinado de Asclepios.
[4]
Monstruos que, según indica el nombre, tenían cien brazos cada uno y
simbolizaban quizá la fuerza salvaje y brutal que solía atribuirse a las
primeras generaciones humanas. En alguna tradición aparecen como hijos de estos
Pan, Díone, Etna y las Musas.
[5] de
ahí nacerá Afrodita, y de las gotas de sangre que caen a la Tierra y la fecundan los
Gigantes (imagen mítica de las primeras razas humanas; Giges = nacido de la
tierra), las Erinias (espíritus vengadores de los delitos de sangre) y las
Ninfas Melíades (literalmente, ninfas de los fresnos).
[6] Es importante en Creta,
donde nace Zeus (recordar cultos ctónicos en esta región).
[7] Hestia, Deméter, Hera,
Hades y Poseidón.
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