Es obvio que se puede reflexionar sobre todo, incluyendo sobre el humor. Pero no menos cierto es que también hay que tomarse la reflexión misma con humor. He aquí un ejemplo de un tema absurdo e intrascendente, pero que también podría servir de tema para algo así como un ensayo.
Una fábula que se ha hecho famosa en el ámbito de la filosofía reciente es la del pavo conductista de Bertrand Russell. El inductismo es un método que consiste en la formulación de leyes universales a partir de la generalización de leyes particulares. Si observamos que un fenómeno ocurre siempre del mismo modo, extraemos de ello un principio universal. Por ejemplo, si hasta ahora hemos observado que cuando calentamos un cuerpo éste se ha dilatado, eso significa que "el calor dilata los cuerpos". Para ilustrar la inconsistencia lógica de este método científico, Russell expuso su fábula del pavo inductivista. A su llegada a la granja, este pavo observó que le echaban de comer a las nueve de la mañana. Observó que esto se producía del mismo modo al margen del día de la semana, las condiciones meteorológicas o cualquier otro factor que pudiera interferir en la causalidad observada. De ahí que dedujera que el hecho de ser las nueve de la mañana era causa del hecho de comer. Hasta que llegó el día en que, llegadas las nueve de la mañana, esta ley, tristemente, no se cumplió: era la víspera de Navidad.
Sirva para ilustrar el mismo tema, en su punto intermedio, esa entrañable escena de Lo que el viento se llevó, cuando tio Pedro persigue al pavo esa misma fatídica víspera mientras dialoga con él: "que tiene que servir de cena para los blancos; no se ponga tan orgulloso; nos comimos a sus mujeres, nos comimos a sus hijos; no tiene nadie por quien vivir". Parece que este pavo vio las barbas de su vecino pelar. ¿Es por saberlo por lo que huía? ¿Era por el mero instinto de huir al saberse perseguido? ¿O por el hacha que llevaba tío Pedro? Por cierto, ¿Se sienten los pavos viudos o huérfanos...? aparte del instinto materno, ¿qué otros lazos familiares o de amistad se establecen entre los animales?
Sirva para ilustrar el mismo tema, en su punto intermedio, esa entrañable escena de Lo que el viento se llevó, cuando tio Pedro persigue al pavo esa misma fatídica víspera mientras dialoga con él: "que tiene que servir de cena para los blancos; no se ponga tan orgulloso; nos comimos a sus mujeres, nos comimos a sus hijos; no tiene nadie por quien vivir". Parece que este pavo vio las barbas de su vecino pelar. ¿Es por saberlo por lo que huía? ¿Era por el mero instinto de huir al saberse perseguido? ¿O por el hacha que llevaba tío Pedro? Por cierto, ¿Se sienten los pavos viudos o huérfanos...? aparte del instinto materno, ¿qué otros lazos familiares o de amistad se establecen entre los animales?
Llegados aquí, parece inevitable relacionarlo con otro pavo famoso: el de Lola Flores. ¿Recuerdan aquella canción de "échale guindas al pavo"? Pues yo de pequeña creía que se las echaría para que comiera. Pero no, más bien era para comérselo. Esta información me permitió comprender que no es que los pavos y las pavas tuvieran distinta dieta –ya sabemos cómo sigue: “que yo le echaré a la pava azuquítar, canela y clavo"−. Qué doble sentido, ¿verdad? El de alimentar al pavo –sueño de este pobre, incluso la víspera de Navidad− y el de condimentarlo para ser comido –su triste realidad que le despertará del sueño inductista−. ¡Oh, pavo de Lola Flores, destino de aquél que creía que lo que siempre ha sido siempre habrá de ser!
Pero no sólo de conductismo vive el pavo. Pasemos a ver la presencia del pavo en el lenguaje.
Pero no sólo de conductismo vive el pavo. Pasemos a ver la presencia del pavo en el lenguaje.
¿Por qué se dice "la edad del pavo" o "tener el pavo" para referirse a los caracteres y hábitos propios de la adolescencia? Leemos en Covarrubias que "así se nombra coloquialmente a la edad de la pubertad, con sus crisis y complicaciones emocionales y físicas. Tal vez se aluda a la facilidad con que los adolescentes se ruborizan, verbo éste de ruborizarse que se puede expresar con la locución 'subírsele a uno el pavo'". Ya es usada por Galdós para explicar la extraña conducta de Olmedo como "una extraña prolongación de la edad del pavo". El adolescente, como sabemos, necesita exhibirse y hacer gansadas (otra metáfora gallinácea), intentando así destacar su nueva presencia en el mundo para hacerse un hueco en él. A esto se une sus modales torpes y desgarbados, sus risitas incontroladas y gorgojeantes. En ese exhibicionismo desmedido y descontrolado se asemeja al pavo hinchándose ufano, emitiendo ese sonido ridículo, y resulta tan absurdo y a veces ridículo como él.
¿Qué significa la expresión "pelar la pava"? Se utiliza esta expresión para referirse al coloquio amoroso. Se dice que la expresión tiene su origen en la costumbre de una criada que, cuando su ama le mandó pelar la pava, aprovechó para hacerlo en la reja de la ventana para hablar con su novio.
El pavo está presente en otras expresiones como "ser moco de pavo", aludiendo a algo de nula entidad, más bien utilizado en su acepción negativa: "esto no es moco de pavo". Y también (locución que aprendí de mi nunca bien ponderada amiga Maite) existe la expresión "no como para que se joda el pavo", aludiendo a una acción rencorosa o vengativa que perjudica a quien la comete.
Pero acabemos con una mejor visión este ridiculizado animal. Tenemos la bonita historia del origen mitológico de las manchas que adornan al pavo real. Se trata de los ojos del gigante Argos, que fueron exparcidos por Hera en la cola de este animal. La diosa había encargado al gigante de mil ojos la custodia de la vaca Io, de la que estaba celosa. El gigante siempre conservaba alguno de sus ojos abiertos. Pero Zeus ordenó a Hermes liberarla, para lo cual mató al gigante, según las versiones de una pedrada o tras dormirle con su varita mágica.
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