"La vida", como entidad abstracta, no existe. Quizá en la nuestra hemos sufrido injusticias, quizá nos haya exigido demasiado (aunque la percepción del propio esfuerzo y del propio mérito tiende a sobredimensionarse). Pero no hay nada a lo que, en justicia, podamos reclamar. Es fácil ver cómo se tiende a sentir, incluso a creer, cuando uno está ya situado, que"es su turno" de aprovecharse para lo que sea, y ahora les toca a otros aguantar. Y seguramente lo justifica así ante otros, contagia esos falsos valores, hace creer a unos que tienen derecho a lo mismo y a otros que deben soportar su humillación.
Lo que sí puede aportarnos un mérito verdadero y unas vivencias negativas es comprensión de cómo funciona un fenómeno -no una entidad- que es la vida humana, y entonces crecer hacia lo que uno llevaba en su corazón sobre lo que debería ser. Se crece cuando se vive conforme a cómo se percibe ese deber ser.
No existe La vida, sino vidas. Y quien cree que la vida le debe algo, se lo cobrará de otras.
¡qué cierto!
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