¿Respeto a la
“decisión judicial”? Cuando no se entiende el sentido de la ley
Las leyes son una creación humana para organizar la
convivencia y regirnos por lo que nos hace trascender el reino animal: la
moral. Un legislador ha de respetar el espíritu de la ley y someter a ella sus
prejuicios y opiniones personales.
Decía Pericles con orgullo que su gobierno era superior al
de los bárbaros, porque ellos se regían por leyes racionales, no por
voluntades. Eso es lo que define la democracia. La moral es el uso práctico de
nuestra razón, enfocado a trascender esas “opiniones” y “veredictos”
personalizados. Ya definió Kant los fundamentos de esa moral racional: debe
estar al margen de todo credo o creencia (prejuicios personales sobre cómo debe
ser o actuar una mujer), de toda inclinación sensible (pasiones, deseos o
identificaciones personales con cualquiera de las partes) y de toda expectativa
(cualquier premio o recompensa para uno mismo que se espere de nuestras acciones).
Jueces y fiscales: plantéense si el ejercicio de su
profesión está teniendo el debido sentido en sociedad, si se somete la moral al
ejercicio del mero poder y dañan a la sociedad a la que deberían proteger. Es
al espíritu y sentido de la ley, a la moral universal, a lo que debemos
someternos todos.
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