El fascinante universo que es el lenguaje posee también como enlaces sus espejos sinestésicos en ámbitos tan dispares como lo material y lo inmaterial, los sentidos y la razón, las formas y los contenidos. Y ocurre que cuando miramos una palabra a veces podemos ver reflejada otra y saltar a su interior, como Alicia en el espejo, escapando del ámbito incómodo de uno al más grato o complaciente de otro. He aquí otro cotidiano ejemplo.
- Miss Esther, que le saco la cabeza.
- Perdona, estatura me sacarás la que quieras, pero cabeza ninguna. Porque tú ¡no tienes cabeza!
(Javier Díaz y compañía, donde quiera que estéis, un saludo)
Esther, perdona el comentario que no puedo evitarlo. El contenido de ste cortiblog me recuerda el viejo chiste que me contó un amigo soriano (prefesor de magiserio más machadiano que el propio Machado)hace ya muchos años. Nos encotrábamos dándo haciendo una acelerada e improvisada ruta turística por su ciudad,y al llegar a la hermita de San Saturio nos cruzamos con una jóven alumna suya (14 años más o menos)de físico muy llamativo pero con un rostro de poco agraciado a la que saludó cumplidamente.
ResponderEliminarEn cuanto la muchacha se fue, me comentó que la pobre lo pasaba muy mal en el colegio porque todos sus compañeros la apodaban "la gamba", cosa que le molestaba muchísimo.
Yo poco o nada acostumbrado al argot juvenil y la verborrea ligotera me quedé pensando el por qué de aquel apodo. ! te lo puedes imaginar!
un abrazo
Oscar