EL MITO DE LOS HOMBRES BOLA
..........Curioso título para hablar del amor, ¿no es así? Pero es que el discurso que Aristófanes nos ofrece es precisamente eso: un mito que intenta explicar el amor de pareja, la búsqueda de la media naranja, la necesidad de unirse al otro que nos complementa. Junto a ello, este delicioso relato de Aristófanes sobre los “hombres bola” intenta ilustrar también las tendencias amorosas hacia cualquier sexo -algo que ahora da lugar a tanta polémica, y que entonces era enfocado con toda la naturalidad; para que luego nos creamos tan avanzados-.
........Todavía recuerdo la finura, el detallismo, la sabiduría y la amenidad con que ese maravilloso profesor, filósofo y persona que es Emilio Lledó, nos explicaba las delicias de este discurso, extrayendo de cada palabra, como de infinitas cajas de sorpresa, un nuevo regalo significativo. No tengo talla -ni espacio- para transmitir aquella maravillosa experiencia. Tan sólo puedo divulgar y esbozar algunas sugerencias que provoca tan curioso mito, ideado, según Platón, por el más famoso autor de comedias de la antigüedad.
........Cuenta Aristófanes que, en un principio, los sexos de los hombres no eran dos, como hasta ahora, sino tres: masculino, femenino y andrógino. Estos hombres tenían una forma circular, con dos caras opuestas, cuatro brazos y cuatro piernas. Descendían los masculinos del Sol, los femeninos de la Tierra y los andróginos de la Luna, siendo redondos como sus progenitores. Todo lo tenían en número doble al actual, incluyendo dos sexos.
Pero estos hombres planearon conspirar contra Zeus, por lo que éste decidió castigarles y partirles por la mitad. Ordenó a Apolo que girara sus rostros en dirección al corte, para que recordaran su castigo y no volvieran a pecar de desmesura (hybris), y hacía un agujero en medio del vientre que ahora llamamos ombligo.
Los seres humanos, así partidos, intentaban abrazarse a su mitad para unirse de nuevo, y ante su fracaso, y no queriendo vivir separados, morían de hambre e inanición. Para evitar esta desgracia, Zeus decidió que se les giraran los órganos sexuales, de modo que, al encontrarse, si eran hombre y mujer, la reproducción se produjera entre dos sexos -antes fecundaban en la tierra-, y si eran del mismo sexo, al menos disfrutaran de su contacto, descansaran y volvieran a sus tareas. Así, deseosos de ser plenos, los hombres ahora partidos se abrazaban a su otra mitad uniéndose a ella, y desde entonces, descendientes como somos de aquéllos, se busca al otro complementario para sentir plena la propia naturaleza.
Los seres humanos, así partidos, intentaban abrazarse a su mitad para unirse de nuevo, y ante su fracaso, y no queriendo vivir separados, morían de hambre e inanición. Para evitar esta desgracia, Zeus decidió que se les giraran los órganos sexuales, de modo que, al encontrarse, si eran hombre y mujer, la reproducción se produjera entre dos sexos -antes fecundaban en la tierra-, y si eran del mismo sexo, al menos disfrutaran de su contacto, descansaran y volvieran a sus tareas. Así, deseosos de ser plenos, los hombres ahora partidos se abrazaban a su otra mitad uniéndose a ella, y desde entonces, descendientes como somos de aquéllos, se busca al otro complementario para sentir plena la propia naturaleza.
........De este modo, el amor resulta ser algo innato y sanador de nuestra naturaleza partida, que intenta restaurarse en la unión con el otro. El modo en que expresa esta naturaleza está cargado de belleza: "Por tanto, cada uno de nosotros es un símbolo de hombre". La palabra symbolon tiene su origen en una antigua práctica consistente en partir un pedazo de un objeto del cual portaban sendas mitades las dos personas que querían establecer un vínculo. Algo ya implícito en la teoría genética de Empédocles, que recoge Aristóteles (De gen. anim., 722b): cada sexo tiene una "parte", algo del otro, como el símbolo del ying y el yang, y eso es lo que permite la búsqueda, el deseo y la unión de ambos.
........Así, resulta que cada uno de nosotros es no un ser humano completo, sino tan sólo un símbolo (parte representativa, mitad) de hombre. Explica también de este modo la presencia de todas las inclinaciones sexuales: entre hombres y mujeres, y mujeres u hombres entre sus iguales. Pero sobre todo explica la naturaleza del amor como una búsqueda de plenitud: “Amor es, en consecuencia, el nombre para el deseo y persecución de esa integridad” (192d).
........El discurso de Aristófanes, como vemos, prescinde de la presencia del amor en el resto de la naturaleza y se ciñe al amor erótico, al exclusivo aspecto del deseo de unión con otro. Si en Fedro era el origen de todo, por lo que debía existir desde siempre, y en Erixímaco es una fuerza física presente en todos los elementos de la naturaleza, en Aristófanes desaparece tal omnipresencia e independencia de esta energía y se reduce al deseo de unión física de unos humanos con otros. Su elogio casi parece irreverente, y tanto el tono cómico que a veces emplea como lo chocante del mito en sí hacen pensar de primeras en un enfoque satírico propio del autor de comedias. Pero hay en él más profundidad, observación y belleza de lo que parece. Porque, ciertamente, no amamos a cualquiera, sino a alguien que, al menos en algún momento, nos parece especial y sobresale del resto. Es cierto también que el hombre es un ser indigente, y que aun teniéndolo todo no se tiene nada si no se puede amar (algo que se ilustra muy bien en Ciudadano Kane). Y es cierto que necesitamos el contacto físico con el otro: incluso al amigo lo abrazamos, necesitamos tocarlo. Recuerdo que mi madre, cuando perdió a mi padre, expresó su estado diciendo "me siento coja". Es así como nos sentimos sin el otro: como un cuerpo que ha perdido una mitad, un apoyo; como un ser incompleto.
.........La necesidad de amar, de abrazarse y de fundirse, aparecen aquí ajenos a toda visión lasciva, meramente impulsiva o animal, y se carga en sí misma de trascendencia. Querer ser pleno, saberse medio, reconocerse como símbolo de otro, es una de las perspectivas más hermosas que pueden darse del amor, tanto del físico como del espiritual.
Curiosidades y sugerencias
1. La procedencia de los primeros hombres de los astros citados tiene un sentido más perceptible en la antigüedad que ahora. La asociación de la Luna con lo andrógino se asocia con su participación de la luz solar y su influencia sobre las mareas de la Tierra, entre otras cosas. Así mismo, la forma circular como forma perfecta es un ideal humano desde los tiempos más remotos, y se relaciona con la perfección e imitación de la eternidad de esta figura geométrica.
2. Hay una clara interpretación de las tendencias sexuales como innatas -"Desde hace tanto tiempo, pues, es el amor de los unos a los otros innato en los hombres y restaurador de la antigua naturaleza" (191c), algo muy coherente con la teoría del alma platónica.
3. La interpretación del amor como búsqueda de la completitud de la propia naturaleza, aunque parezca expuesta en clave de humor, es una de las más hermosas sublimaciones de esta pasión tan poderosa que es el erotismo.
4. Al percibir el contraste entre la naturalidad con que se presenta aquí la homoxesualidad -y la presentación de la masculina como la más elevada, en cuanto lo masculino se consideraba superior- y nuestra actual perspectiva del tema, se tome el bando que se tome, nos da idea de hasta qué punto el propio amor y la propia sexualidad tienen una canalización cultural mucho mayor de lo que pensamos. Como muestra, de los que aman a los hombres dice Aristófanes que "son los mejores de entre los jóvenes y adolescentes, ya que son los más viriles por naturaleza" (191e).
5. La idea del ser humano, en cuanto sexuado, como mero símbolo de hombre (ánthropos) está implícita en la interpretación mística del primer hombre, Adán, como andrógino. También es una constante en las religiones y mitologías la idea de un castigo primordial, debido a la soberbia humana, que se retrata siempre como un intento de acceder al reino de los dioses (recuérdese el árbol de la ciencia, la torre de Babel...).
6. La reproducción sexual aparece, aunque sólo sea en el hombre y de forma mítica, como posterior a otro estado primigenio de la vida. En la realidad, la mitosis es la primera forma de reproducción; con la meiosis se acabará desarrollando la reproducción sexual, y con ella también aparece la muerte. Cabe aquí pensar en esa relación ancestral entre Eros y Thánatos...
Wow, me parece muy lindo como describes el plantamiento de Aristofanes. Me encanto, leer esto ha sido un verdadero placer.
ResponderEliminarMuchas gracias, anónimo. Me alegro de veras que lo hayas disfrutado. El mérito es de los clásicos, no mío.
EliminarMe encanto leerlo, porque dejas al descubierto la belleza de la sencillez.
ResponderEliminarFelicidades
Gracias, y precioso comentario.
EliminarEsther, he llegado al discurso de Aristófanes por casualidad, leyendo la cita que de él aparece en la novela "Kafka en la orilla", de Murakami. Y es una casualidad muy oportuna porque estoy terminando un libro de ficción romántica y la descripción del amor que Platón pone en boca del comediante explican perfectamente el sentido de su trama. Me gustaría hablar más contigo sobre todo esto, si te apetece. Muchas gracias por este artículo.
ResponderEliminarHola, Diego. Gracias por tu comentario. La verdad es que no he leído esa novela de Murakami, y no sé cómo aparece Aristófanes en ella. En cualquier caso me alegra mucho que te haya gustado el artículo, estaré encantada de que comentemos lo que te parezca al respecto, y de conocer la trama de tu novela, que ya sólo por lo que cuentas me parece muy interesante.
ResponderEliminarHasta pronto, saludos.
Gracias, Esther. Puedes por favor escribirme a diegorodriguezperegrin en gmail.com indicándome una dirección de correo donde poder seguir el contacto? Tengo que explicarte qué tienen en común Platón y un judío llamado Viktor Frankl.
ResponderEliminarMuy Bonita novela pero el verdadero amor es el amor propio
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