miércoles, 28 de octubre de 2009

Razón teórica y razón práctica

Aquí está por fin el tema de la racionalidad. Si hay dudas sobre cualquiera de los aspectos o sus relaciones, aparte de preguntar en clase, podéis poner vuestras dudas en comentario.

domingo, 25 de octubre de 2009

Motores de la conducta humana. 2: valores y normas

LOS VALORES Y LAS NORMAS


............En la balanza de la conducta humana, habíamos clasificado los motores en dos platillos representando dos tendencias contrapuestas. Uno de los platillos correspondía a los motores “egoístas”, en el sentido de que se centran en la complacencia y supervivencia del agente individual. En el otro lado, colocábamos un platillo con los motores que trascienden las necesidades inmediatas del yo, lo contextual, y que serían aquellas tendentes a encontrar una quizá una estabilidad de criterio, unas pautas fijas de conducta: en definitiva, unas constantes. Pero estas “constantes” no vienen dadas: en su mayoría se van formando y se desarrollan a lo largo del proceso de socialización, por lo que son fuertemente influidas por la sociedad en que educamos. Aquí situábamos los valores.

LOS VALORES
Definición de “valor”
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......Un valor es todo lo que se considera deseable por sí mismo, y no por razón de otra cosa. Por ejemplo, deseamos un empleo porque necesitamos ganar un sueldo; deseamos tener tiempo y condiciones para estudiar porque deseamos aprobar unos exámenes, y esto a su vez porque deseamos una formación o una cualificación; deseamos un coche porque necesitamos desplazarnos (o nos apetece desplazarnos con comodidad, o deseamos exhibir un estatus social…).
........Hay muchas cosas que deseamos no en sí mismas, sino en virtud de lo que nos reportan, y no siempre somos conscientes de qué queremos realmente. Esto es importante a la hora de elegir; siempre que se puede, conviene analizar qué buscamos realmente en algo que “deseamos". Por ejemplo, nuestra propia vocación: a la hora de elegir una carrera, una profesión o, simplemente, un estilo de vida, nos jugamos la felicidad que esperamos encontrar en ello si confundimos lo que “creemos” que queremos con lo que queremos realmente: seguridad, valoración externa, riqueza…
.........Pero la cosa se complica más, porque hay distintos tipos de valores, y a veces hay que discriminar unos para alcanzar otros. Podemos hablar de valores sociales (cada sociedad valora un cierto tipo de conductas y premia o castiga según esos parámetros; la aceptación social es importante para sobrevivir); valores estéticos (la belleza: entre dos objetos igualmente funcionales preferiremos el más hermoso); corporales (salud, placer, fuerza, agilidad…); valores económicos (entre dos objetos iguales preferimos el que resulta más rentable o más barato…)… Y existen también otro tipo de valores, a los que más nos referimos cuando utilizamos este término: los valores morales.

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Un valor moral sería aquello que se considera deseable por sí mismo con respecto a los conceptos del bien y el mal, lo justo y lo injusto.
Sistema de valores
...........Hemos visto que hay distintos tipos de valores, algunos de los cuales –según la propia personalidad o el momento de la elección− tendemos a preferir sobre otros. En la medida en que seamos más conscientes de nuestras preferencias, podremos elegir mejor y nos arrepentiremos menos de lo que tengamos que sacrificar en esa elección.
Un sistema de valores es un conjunto de valores jerarquizado que forma el patrimonio moral de una persona o grupo social.


..........Según quién entendamos como sujeto del sistema de valores (un individuo o una sociedad) y según atendamos a la naturaleza misma de los valores, podemos distinguir tres tipos, o si se prefiere plantearlos desde tres dimensiones distintas:

· Sistema de valores social: cada sociedad posee su propio sistema de valores. En la Edad Media, por ejemplo, predominaba el ideal de caballero; en el Renacimiento el hombre desarrollado en su integridad intelectual; el héroe homérico destacaba el honor y el reconocimiento, mientras que Aristóteles nos presenta un ideal de ciudadano más acorde con sus tiempos… Podríamos añadir las diferencias de valores entre la actual cultura occidental y las culturas orientales: el individualismo radical o la sumisión al grupo, el papel de la mujer, el concepto de libertad… Un sistema de valores social varía según las culturas, en el espacio y el tiempo.

· Sistema de valores universal: serían los valores en sí, objetivos, verdaderos y absolutos, al margen de que los conozcamos y/o reconozcamos. Tendemos a creer en su existencia en la medida en que el juicio moral en sí, como vimos, se caracteriza por ser universal (nadie debería / todos deberían…) y porque existen cierto tipo de valores coincidentes en todas las culturas. Las teorías éticas que niegan su existencia son los relativismos morales.

· Sistema de valores individual: según la sociedad en que nos educamos y según nuestra propia racionalidad, vamos configurando un sistema de valores propio. El sistema de valores individual es lo que el individuo asimila según su conciencia y educación.

Los distintos valores guían nuestra conducta y dan forma a nuestros deseos; pero a menudo pueden entrar en conflicto entre sí: querer fumar o comer mucho y querer estar sano (placer vs. salud); desear ser bueno y no tener que sacrificar los propios intereses...(conciencia vs. bienestar)…. De ahí que sea necesario reflexionar sobre los propios valores, su origen y naturaleza (individual o social, moral o de otra índole...) para establecer una adecuada jerarquía de valores. Éste es el punto de partida del hedonismo racional de Epicuro.

LAS NORMAS

........Una norma es una pauta de conducta que se considera adecuada y se impone seguir.

........Las normas son necesarias para la convivencia. Algunas de ellas pueden ser convencionales (frenar con el semáforo en rojo y seguir en verde), pero deben ser respetadas porque responden a un acuerdo común para convivir. Otras son más obvias en sí mismas (no matar, respetar la propiedad ajena, pagar impuestos…). La ley –si no está supeditada a meros intereses de poder− intenta regular la convivencia dictando este tipo de pautas que se impone seguir y penalizando a quienes las incumplen.
........Pero a veces la imposición no nos viene dictada desde el exterior, sino desde la propia conciencia. Entonces nos encontramos ante una norma moral: es aquella imposición que nos viene dictada desde dentro, impuesta por un criterio moral, y cuyo incumplimiento nos genera remordimientos. De aquellos que privilegian estas normas sobre cualquier otra se dice que poseen autonomía moral; si se actúa por mera obediencia o valoración externa se es heterónomo.

jueves, 22 de octubre de 2009

Lección de arte

He aquí un breve pero ameno recorrido por la historia del arte. Como verán los entendidos en la materia, no carece de una buena capacidad de síntesis veraz, lo cual no impide ir acompañada de una personal valoración que no debe pasarse por alto. Ahí les dejo con


EL ARTE, ESE MUNDO DE SINVERGÜENZAS


lunes, 19 de octubre de 2009

Los motores de la conducta humana. 1.

LOS MOTORES DE LA ACCIÓN HUMANA







............Toda acción responde a una motivación, es decir, actuamos por algo de lo que podemos ser conscientes o no. Pero normalmente, en cada acción, son muchos los motores que van a configurar una conducta u otra. Teniendo en cuenta que somos seres vivos, que como tales, en la escala evolutiva, somos muy complejos, y que además nos vamos formando con el tiempo, ampliando y modificando nuestros esquemas cognitivos y nuestro desarrollo emocional, determinar qué nos impulsa a obrar de un modo u otro es algo tremendamente complejo.
..........A lo largo de la historia el ser humano ha intentado indagar en qué consiste el arte de saber vivir. Es algo muy indicativo de hasta qué punto no sabemos cuál es la meta de nuestras acciones, especialmente si hablamos de nuestros proyectos vitales, más allá de una acción momentánea. La acción de cada individuo puede definirse por su búsqueda de un estado perfecto: la felicidad. La acción del individuo en cuanto social, es decir, en cuanto inserto en un proyecto de grupo, puede enfocarse hacia la búsqueda de un estado perfecto de la humanidad en su conjunto.
.........Vamos a clasificar en dos grupos esos motores: los factores que se enfocan a los intereses del individuo y los que se refieren a otras instancias externas que tienen en cuenta el bienestar de la sociedad y los principios morales (recordemos que son aquellos que el individuo tiende a plantear como universales -no sólo yo, sino nadie debería o deberían todos...- y desinteresados -salga ganando y perdiendo yo en ello-. A estos dos grupos añadiremos las facultades que hacen variar el peso de la balanza de nuestra elección.

1. Impulsos, deseos y sentimientos

Comencemos por definir los factores que se refieren estrictamente a la naturaleza del individuo y su tendencia al bienestar. En realidad, los conceptos que utilizamos son sólo herramientas para habérnoslas con nuestra propia conducta, siendo así que en ocasiones puede ser difícil precisar de qué estamos hablando. Pero esta clasificación nos acercará a la posibilidad de hacer un análisis de factores.

Impulsos: el impulso podría definirse como una urgencia o tensión psicológica involuntaria, que nos empuja a realizar una acción elemental. Podemos limitarlos a aquellos motores de la acción que responden a necesidades inmediatas del organismo (hambre, sed, huída del dolor...), aunque también hay otros más complejos (correr cuando se nos escapa el autobús…). Dado que son una tendencia simple e inmediata a la acción, son difícilmente controlables, aunque no imposibles.
Deseos: podríamos definir el deseo como todo aquello que nos produce una atracción emocional. En este sentido, se distinguiría del impulso en la inmediatez de aquél respecto a la acción. En cierto modo, el impulso podría definirse como un “deseo elemental”. Pero el deseo abarca atracciones más complejas, que pueden ser manipuladas y generadas; en ellos intervienen intereses, creencias, expectativas... Si tengo hambre, obviamente deseo comer; pero también puedo desear comer algo por puro placer, y a la vez desear estar sano o conservar la línea (lo cual limita mi dieta). La diferencia fundamental de los deseos con respecto a los impulsos es que forman una red más compleja susceptible de ser moldeada por el entorno social: deseamos algo porque lo tiene todo el mundo, deseamos dar buena imagen y tenerla de nosotros mismos, deseamos algo porque es valorado por nuestro entorno… De ello da buena cuenta la publicidad. Ésta a menudo utiliza pulsiones básicas (el placer de los sentidos, la atracción erótica…) para vendernos productos que se asocian de forma inconsciente y pasiva a ellos.
Sentimientos: son uno de los motores de la acción más potentes, pero también más difíciles de definir. En principio, se engloba dentro de este término todos los que derivan del verbo “sentir”, y por tanto puede tener tantas acepciones como las derivadas de esta acción. Según las culturas y los idiomas, abarcarían factores tan diversos como sentidos, emociones y pasiones. Vamos a intentar perfilar mejor su campo semántico.

Sentidos: en sentido estricto, los sentidos son los datos empíricos que mi propio cuerpo me ofrece sobre el mundo físico. Podemos, pues, sin más diferenciarlos de los sentimientos y eliminar de este concepto tan amplio este tipo de información empírica, de modo que nos limitemos a relacionar los sentimientos con ciertos estados anímicos. Pero dentro de estos estados, aún se englobarían aquí otros conceptos, como emociones y pasiones.

Emociones: claramente son estados del alma, pero podemos precisar que son más intensas e inmediatas que lo que solemos entender por sentimientos. Respecto a su origen y naturaleza, existen varias posturas. Por un lado, algunos autores las consideran totalmente fisiológicas. En esta postura nos encontramos a Damasio, para quien un estímulo desencadena una emoción y ésta, mediante mecanismos complejos, un sentimiento. El sentimiento sería, pues, la suma de la reacción generada en el cuerpo por el estímulo, y las ideas que van asociadas a esa reacción (como vemos, para Damasio lo anímico es un epifenómeno de lo orgánico). En el otro extremo nos encontramos con Descartes, quien distingue entre dos sustancias irreductibles: la res cogitans (lo mental, el alma) y la res extensa (lo material, el cuerpo). Para Descartes, todo contenido mental, desde los impulsos a los sentimientos, pasando por todo tipo de creencias, forma parte de la res cogitans.

Pasiones: las pasiones son tendencias involuntarias del alma que “padecemos” (de ahí su nombre). Como ejemplo, sirva citar los catalogados tradicionalmente por la Iglesia como los “siete pecados capitales”. Tenerlas sería inevitable: controlarlas no. Serían algo así como una “tentación”, teniendo en este sentido cada cual sus propias debilidades: podemos tender a ser perezosos, libidinosos, arrogantes… Aunque, para no limitarnos a la cultura cristiana occidental, podríamos plantearnos también como pasiones o tendencias involuntarias otras contempladas por los clásicos como Aristóteles, como la cobardía, la temeridad, la prodigalidad, el servilismo… Incluso en algunas épocas han sido exaltadas, como por ejemplo durante el Romanticismo.

...........¿Debemos excluir estas definiciones de los sentimientos, o considerarlas partes de una clasificación más somera de los mismos? ¿No abarcan éstos un campo más amplio que lo hasta aquí expuesto? Los sentimientos parecen referirse a estados más constantes: podemos, por ejemplo, sentir amor o simpatía hacia otros, algo que no encaja del todo en las anteriores definiciones.
..........Junto con esto aún hay otras cuestiones que se han planteado a lo largo de la historia sobre la naturaleza de los sentimientos: ¿hasta qué punto son intencionales? o ¿Cómo se relacionan con la razón? Algunas teorías los enfrentan a ésta o los consideran inferiores; otras, los conciben como forma de conocimiento primario e inmediato, incluso superior a la razón (Rousseau) e incluso se habla de “sentimiento moral” (Hutcheson y otros). Durante la época romántica se consideró como intuición de la realidad última o única facultad capaz de expresar esa realidad.
.........Hemos visto autores, como Damasio, que los reducen a la esfera orgánica y los explica como sensaciones complejas, mientras que otros abogan por su independenciaAlgunos defienden que los sentimientos son actividades intencionales (Brentano), mientras que otros, como Hamilton, niegan este carácter intencional.
Reconociendo la intencionalidad de la vida emocional, Scheler establece una serie de distinciones que van desde los sentimientos que parecen más vinculados a los estados afectivos hasta aquellos que poseen un carácter terminantemente intencional. Así puede hablarse de: 1) los sentimientos sensibles o de la sensación, localizados o extendidos en partes determinadas del cuerpo (p. e. el dolor, los placeres, el hormigueo o las cosquillas); este sentimiento sensible es exclusivamente actual y no intencional. La atención parece destacarlos, a diferencia de los de orden superior, que se desvanecen. Pueden provocarse, mientras que lo espiritual no puede variar con el simple querer o no querer. 2) Los sentimientos vitales, tales como el bienestar y el malestar, sensación de salud o enfermedad, de desarrollo o fracaso, la calma o la tensión, la angustia, pertenecen al organismo entero pero no poseen una localización concreta y su intencionalidad es superior a las de los sentidos sensibles –casi inexistentes en éstos–. En ellos hay continuidad y duración. 3) Los sentimientos anímicos pertenecen al yo: tristeza y alegría, melancolía, júbilo, son intencionales e independientes de la provocación y la voluntad, aunque no absolutamente. Su motivación es casi completa y no puede ser interrumpida fácilmente. 4) Los sentimientos espirituales son puras funciones; esa función se confunde con el núcleo de la persona misma, no estando subordinados en absoluto a los contenidos peculiares de las vivencias. Son los sentimientos de orden religioso y metafísico: beatitud, desesperación, remordimiento, paz y serenidad de alma, etc.

sábado, 10 de octubre de 2009

Filosofía y otras formas de saber

Última parte del tema Filosofía, ciencia y otras formas de saber. Dado que el ser humano filosofa sobre todas las cosas (esto es, busca el sentido de todo), también reflexiona sobre otras formas de entender y adquirir algún tipo de conocimiento o creencias.


jueves, 8 de octubre de 2009

Cortiblog 15

No todas las citas geniales vienen de famosos. Aquí os dejo esta para invitar a la reflexión.


La moral es la estética del espíritu.
Nieves García Tejedor.........................
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miércoles, 7 de octubre de 2009

Filosofía y ciencia

Estas diapositivas continúan el tema de Introducción a la Filosofía. El esquema está en la primera de las diapositivas de "Filosofía, ciencia y otras formas de saber".

lunes, 5 de octubre de 2009

El concepto de autonomía moral y sus negaciones: relativismos y reduccionismos

LAS NEGACIONES DE LA AUTONOMÍA MORAL. RELATIVISMOS Y REDUCCIONISMOS


Autonomía y heteronomía
νóμóς-: ley, norma.
αυτóς-: el mismo, a sí mismo.
ήτέρος-: lo otro, lo distinto.

Cabe apreciar dos perspectivas diferentes de esta distinción: 1) el origen de la norma moral (en uno mismo o en otra instancia) y 2) la acción moral: movida por la propia conciencia o por instancias ajenas (la obediencia, la costumbre, las creencias sociales...).
En el primer sentido, un sujeto sería autónomo si es capaz de juzgar o sentir por sí mismo lo que está bien y lo que está mal, y heterónomo si no es así. En el segundo sentido, un sujeto tendría autonomía moral no sólo si es capaz de juzgar por sí mismo, sino también si es capaz de actuar según su propio código de conducta, según su propia concepción de la realidad, y no por sometimiento a premios o castigos, o algún tipo de debilidad de voluntad.
Dentro del primer sentido, el meramente teórico, hay teorías filosóficas que niegan la existencia objetiva de unos valores morales universales.

¿De qué hablamos cuando hablamos de moral?
Tanto quienes afirman como quienes niegan la existencia de algo así como una conciencia moral, así como quienes le atribuyen una naturaleza u otra, están hablando de algo común. La existencia de un fenómeno moral, en cuanto el ser humano considera más adecuadas unas conductas que otras y juzga, castigando o premiando, las ajenas, es incuestionable. Pero que este fenómeno se deba a una instancia autónoma es más difícil de demostrar. Algunas teorías intentan explicar la existencia de una conciencia moral y de unos códigos de conducta reduciéndolos a otras instancias o aspectos de la realidad.

Relativismos. El relativismo moral es la tendencia a negar la existencia de unos valores morales objetivos; éstos serían relativos al propio sujeto (subjetivismo moral). Se definen así aquellas teorías que consideran que los conceptos de bien o mal, justo o injusto, son subjetivos, esto es, se reducen a los límites del sujeto que juzga con ellos la realidad. Un crimen, por ejemplo, no sería más que un hecho concreto; ese hecho produce un sentimiento de rechazo en algunas personas (en la mayoría, esperamos). El bien o el mal no están en el hecho en sí, sino en el sentimiento de quien contempla ese crimen. Este ejemplo respondería al relativismo emotivista [1]; del mismo modo, se puede hablar de un relativismo social, de unos códigos u otros.

Reduccionismos: los reduccionismos morales niegan entidad propia al juicio o sentimiento moral. Son denominadas así aquellas teorías que reducen la moral a cualquier otra instancia de la realidad, como puede ser la conveniencia social de preservar un orden determinado, la asimilación de prohibiciones en el proceso de socialización, la voluntad divina, el instinto biológico de supervivencia del grupo… He aquí algunos ejemplos:

Reduccionismo psicológico

La teoría psicoanalítica de Freud, con el superyo y la censura como instancias inconscientes de la personalidad, han dado pie a algunas perspectivas a reducir la moral a la interiorización de las prohibiciones paternas y sociales. Esta interiorización constituiría el superyo.

Crítica: la moral sería sólo un aspecto negativo y represor del ser humano. Elimina toda racionalidad y conveniencia de la moral. Hay que destacar que no todas las corrientes psicológicas ni psicoanalíticas abogan por tan estricta reducción.


Reduccionismo sociológico

Podría citarse a Durkheim (1858-1917) como el más destacado exponente de este tipo de reduccionismo. Durkheim parte del intento de reducir la sociología a un método científico, por lo que intenta atenerse a los hechos manifiestos como datos empíricos. Desde su perspectiva de la funcionalidad aplicada a la sociología, este autor reduce la moral al código de normas y valores que crea cada sociedad para autopreservarse o perpetuarse. Existiría una "conciencia colectiva" que se manifiesta en las normas, actividades e instituciones de cada sociedad. El cumplimiento de las normas morales vendría determinado por el miedo a la censura social.


Crítica: ¿sobre qué base se pueden criticar los valores sociales? Si la moral se reduce a lo social, no hay ningún criterio a partir del cual afirmar que una sociedad posea mejores valores que otra. Ni siquiera que haga más felices a sus individuos integrantes, pues la felicidad sería ya un criterio
moral o implicaría criterios morales. Junto a esto, ¿cómo se explicaría la existencia de individuos que, contra sus propios intereses y con su propio sacrificio, critican y luchan contra los valores de su sociedad, haciéndola avanzar?


Reduccionismo religioso
El fundamento de la norma moral está en Dios o los dioses. Estos habrían transmitido de alguna manera al hombre unas normas de conducta (ley natural), en general de forma revelada. El reduccionismo estriba en circunscribir la naturaleza del bien y del mal a la voluntad de entidades divinas, negándoles así existencia individual; la conducta moral del hombre se reduce al miedo al castigo de los dioses. Según otras perspectivas (no necesariamente reduccionistas) Dios se identifica con el Bien. En cualquiera de los dos sentidos podría interpretarse la célebre cita de Dostoyevski: "Si Dios no existe, todo está permitido". ¿Es esto cierto? ¿No puede concebirse una moral al margen de todo premio o castigo divinos, al margen de instancias sobrenaturales o de la existencia de otra vida?
Crítica: 1) siendo la religión una cuestión de confesiones, la moral debe acatarse de forma dogmática: el creyente actúa de un modo u otro por temor a los dioses y desde el criterio externo de lo que está escrito o revelado, no desde una verdadera conciencia interior. En la época ilustrada, dominada por la razón, se intentó acabar con los conflictos religiosos. Kant propuso la fundamentación racional de la religión, esto es, establecer las bases de una religión natural, en que Dios quedaría constituido como uno de los postulados de la razón práctica (los otros son la libertad y la inmortalidad del alma). 2) Si Dios o los dioses están por encima de la moral, esta última queda reducida a la voluntad de Aquél o aquéllos. Si la voluntad de los dioses superiores hubiera sido otra, ¿podría lo que ahora es bueno ser malo?
-----En la actualidad se está dando otra forma reduccionista de plantear la moral, desde la investigación biológica sobre el origen de los valores. La moral se intenta estudiar desde la presencia del altruismo en el ser humano; y este altruismo, en algunos ámbitos, se intenta reducir a algún tipo de conveniencia social explicable desde la selección natural, como supervivencia del grupo.

[1] El más destacado exponente del emotivismo moral es el filósofo Hume. Según este autor, la naturaleza del juicio moral consiste en sentimientos desinteresados de simpatía o antipatía ante determinadas acciones, sentimientos que provocan placer o rechazo en el individuo, lo cual explicaría que tienda a fomentar o erradicar esas conductas.



domingo, 4 de octubre de 2009

Primer tema de Ética de 4º. Introducción

TEMA 1. INTRODUCCIÓN
¿QUÉ ES LA ÉTICA?



Definición general

.............Disciplina que se ocupa de la acción humana en cuanto sometida a unas normas o a una finalidad. Suele establecerse una distinción entre ética y moral entendiendo por ésta el conjunto de normas y valores que posee un individuo o sociedad, y por aquélla la disciplina filosófica que se encarga de estudiar la naturaleza y validez de esas normas y valores. En este sentido, la moral sería el objeto de la ética. Sin embargo con frecuencia se utilizan ambos términos indistintamente.



ORIGEN DE LA REFLEXIÓN ÉTICA


Etimología de los términos ética y moral

Ética: Deriva de dos acepciones griegas, similares en su significante y significado:
• ἢθος (ēthos): morada, residencia, patria; costumbre, carácter, manera de ser, pensar o sentir.
•ἔθος (ĕthos): costumbre, hábito, uso.
Moral: Deriva del latín mos, moris: costumbre; norma, precepto.


Evolución de la reflexión moral


..............Hay que señalar que no se debe confundir la historia de la ética como disciplina filosófica con la historia de de las ideas morales de la humanidad: esta última comprendería todo el compendio de normas y reglas que han legislado el comportamiento humano en las distintas culturas y civilizaciones.
..............Es posible que las primeras formulaciones de ideas morales estuvieran relacionadas con la supervivencia del grupo; junto con la empatía o la philía hacia el otro, hacia el prójimo, la creciente complejización de las sociedades humanas iría configurando unas costumbres punitivas hacia aquél que no respetara el buen funcionamiento del grupo. De aquí nacería una tradición común respecto a la formulación de unos valores y unas normas, que se irán cristalizando y transmitiendo en códigos de conducta, religiones y mitos. Con el tiempo y la invención de las leyes esas costumbres darán lugar al derecho consuetudinario.
..............Pero el contraste de culturas y civilizaciones, así como de intereses internos en cada sociedad, incentiva la reflexión y la búsqueda de consenso, que sólo es alcanzable mediante la razón. La razón (el lógos) iguala a los hombres, en la medida en que permite transmitir las propias concepciones del mundo y generar una perspectiva común y comprensible para todos. De la necesidad de reflexionar sobre el sentido de las normas, sobre el bien y el mal, lo justo y lo injusto y el modo en que estos conceptos son enfocados en las distintas culturas, nacerá la reflexión ética.

ESPECIFICIDAD DE LA ACCIÓN MORAL Y DEL JUICIO O CRITERIO MORAL

..............Antes de hablar de las distintas teorías que intentan explicar un fenómeno determinado, conviene definir el fenómeno en sí. Tanto quienes afirman como quienes niegan la existencia de algo así como una conciencia moral, así como quienes le atribuyen una naturaleza u otra, todos están −o estamos− hablando de algo común. En términos generales, podemos decir que el criterio moral se define por los siguientes rasgos: ha de ser UNIVERSAL y DESINTERESADO.
Universal: que debe poder aplicarse en cualquier otra circunstancia. Por ejemplo, si aceptamos como criterio moral la defensa de la patria, hemos de aceptar que otras personas defiendan su patria aun contra la nuestra.
Desinteresado: que ha de ser aplicado al margen de mis intereses, resulte el sujeto beneficiado o perjudicado. Si considero que un individuo o una sociedad tienen derecho a defender sus propios intereses frente a otros individuos o sociedades, moralmente tendré que aceptar como lícito que otros individuos o sociedades atenten contra mis intereses en beneficio propio.
...........Según esto, la pluralidad de valores o códigos morales no se contradice con la existencia de la inmoralidad, es decir, no anula la posibilidad de definir a alguien o algo como moral o inmoral. Alguien es inmoral si utiliza distintos criterios para juzgarse a sí mismo y para juzgar a los demás, o si los varía según las condiciones del contexto.


El método de la ética: el día-lógos


.............Aristóteles constató que el método de cada ciencia viene configurado por su objeto: el método de la física dependerá de los rasgos característicos de la naturaleza; el de la biología, de los rasgos de los seres vivos; el de la retórica, de los rasgos del discurso, etc. Pero los rasgos específicos del objeto de la ética (la conciencia moral, el bien, la justicia…) no tienen una entidad objetiva demostrada. No trata de cómo las cosas son, sino de cómo deben ser.
............Las respuestas de la ciencia vienen determinadas por su contraste con dicho objeto: la naturaleza en sus distintas facetas. Ahí radica su objetividad. Los fines de la vida humana, en cambio, –el deber ser– no constituyen un objeto preciso, presente, que corrobore los hallazgos de la reflexión ética; de ahí que su método quede delimitado por la naturaleza intangible de su objeto: al no estar este presente, la ética ha de ir configurando su propio objeto a través de la superposición de prismas o puntos de vista, esto es: del día-lógos (la inter-fluencia de distintos lógos).

SOBRE EL DIÁLOGO Y LA OPINIÓN
No cualquier cosa constituye una opinión o punto de vista. En el sentido más literal, el punto de vista es una perspectiva, no una invención. Opinión no es ocurrencia ni prejuicio. Platón la define como un conocimiento probable acerca de las cosas sensibles, sometidas al espacio y el tiempo, y por tanto a la transformación. El conocimiento probable se basa en el lógos, el orden o sentido que presenta el mundo y la capacidad del hombre para captar ese mundo con un sentido, así como para expresarlo. Para formarse y ofrecer una opinión hace falta, por tanto, un criterio, una primera aproximación a aquello sobre lo que se trata.