lunes, 5 de octubre de 2009

El concepto de autonomía moral y sus negaciones: relativismos y reduccionismos

LAS NEGACIONES DE LA AUTONOMÍA MORAL. RELATIVISMOS Y REDUCCIONISMOS


Autonomía y heteronomía
νóμóς-: ley, norma.
αυτóς-: el mismo, a sí mismo.
ήτέρος-: lo otro, lo distinto.

Cabe apreciar dos perspectivas diferentes de esta distinción: 1) el origen de la norma moral (en uno mismo o en otra instancia) y 2) la acción moral: movida por la propia conciencia o por instancias ajenas (la obediencia, la costumbre, las creencias sociales...).
En el primer sentido, un sujeto sería autónomo si es capaz de juzgar o sentir por sí mismo lo que está bien y lo que está mal, y heterónomo si no es así. En el segundo sentido, un sujeto tendría autonomía moral no sólo si es capaz de juzgar por sí mismo, sino también si es capaz de actuar según su propio código de conducta, según su propia concepción de la realidad, y no por sometimiento a premios o castigos, o algún tipo de debilidad de voluntad.
Dentro del primer sentido, el meramente teórico, hay teorías filosóficas que niegan la existencia objetiva de unos valores morales universales.

¿De qué hablamos cuando hablamos de moral?
Tanto quienes afirman como quienes niegan la existencia de algo así como una conciencia moral, así como quienes le atribuyen una naturaleza u otra, están hablando de algo común. La existencia de un fenómeno moral, en cuanto el ser humano considera más adecuadas unas conductas que otras y juzga, castigando o premiando, las ajenas, es incuestionable. Pero que este fenómeno se deba a una instancia autónoma es más difícil de demostrar. Algunas teorías intentan explicar la existencia de una conciencia moral y de unos códigos de conducta reduciéndolos a otras instancias o aspectos de la realidad.

Relativismos. El relativismo moral es la tendencia a negar la existencia de unos valores morales objetivos; éstos serían relativos al propio sujeto (subjetivismo moral). Se definen así aquellas teorías que consideran que los conceptos de bien o mal, justo o injusto, son subjetivos, esto es, se reducen a los límites del sujeto que juzga con ellos la realidad. Un crimen, por ejemplo, no sería más que un hecho concreto; ese hecho produce un sentimiento de rechazo en algunas personas (en la mayoría, esperamos). El bien o el mal no están en el hecho en sí, sino en el sentimiento de quien contempla ese crimen. Este ejemplo respondería al relativismo emotivista [1]; del mismo modo, se puede hablar de un relativismo social, de unos códigos u otros.

Reduccionismos: los reduccionismos morales niegan entidad propia al juicio o sentimiento moral. Son denominadas así aquellas teorías que reducen la moral a cualquier otra instancia de la realidad, como puede ser la conveniencia social de preservar un orden determinado, la asimilación de prohibiciones en el proceso de socialización, la voluntad divina, el instinto biológico de supervivencia del grupo… He aquí algunos ejemplos:

Reduccionismo psicológico

La teoría psicoanalítica de Freud, con el superyo y la censura como instancias inconscientes de la personalidad, han dado pie a algunas perspectivas a reducir la moral a la interiorización de las prohibiciones paternas y sociales. Esta interiorización constituiría el superyo.

Crítica: la moral sería sólo un aspecto negativo y represor del ser humano. Elimina toda racionalidad y conveniencia de la moral. Hay que destacar que no todas las corrientes psicológicas ni psicoanalíticas abogan por tan estricta reducción.


Reduccionismo sociológico

Podría citarse a Durkheim (1858-1917) como el más destacado exponente de este tipo de reduccionismo. Durkheim parte del intento de reducir la sociología a un método científico, por lo que intenta atenerse a los hechos manifiestos como datos empíricos. Desde su perspectiva de la funcionalidad aplicada a la sociología, este autor reduce la moral al código de normas y valores que crea cada sociedad para autopreservarse o perpetuarse. Existiría una "conciencia colectiva" que se manifiesta en las normas, actividades e instituciones de cada sociedad. El cumplimiento de las normas morales vendría determinado por el miedo a la censura social.


Crítica: ¿sobre qué base se pueden criticar los valores sociales? Si la moral se reduce a lo social, no hay ningún criterio a partir del cual afirmar que una sociedad posea mejores valores que otra. Ni siquiera que haga más felices a sus individuos integrantes, pues la felicidad sería ya un criterio
moral o implicaría criterios morales. Junto a esto, ¿cómo se explicaría la existencia de individuos que, contra sus propios intereses y con su propio sacrificio, critican y luchan contra los valores de su sociedad, haciéndola avanzar?


Reduccionismo religioso
El fundamento de la norma moral está en Dios o los dioses. Estos habrían transmitido de alguna manera al hombre unas normas de conducta (ley natural), en general de forma revelada. El reduccionismo estriba en circunscribir la naturaleza del bien y del mal a la voluntad de entidades divinas, negándoles así existencia individual; la conducta moral del hombre se reduce al miedo al castigo de los dioses. Según otras perspectivas (no necesariamente reduccionistas) Dios se identifica con el Bien. En cualquiera de los dos sentidos podría interpretarse la célebre cita de Dostoyevski: "Si Dios no existe, todo está permitido". ¿Es esto cierto? ¿No puede concebirse una moral al margen de todo premio o castigo divinos, al margen de instancias sobrenaturales o de la existencia de otra vida?
Crítica: 1) siendo la religión una cuestión de confesiones, la moral debe acatarse de forma dogmática: el creyente actúa de un modo u otro por temor a los dioses y desde el criterio externo de lo que está escrito o revelado, no desde una verdadera conciencia interior. En la época ilustrada, dominada por la razón, se intentó acabar con los conflictos religiosos. Kant propuso la fundamentación racional de la religión, esto es, establecer las bases de una religión natural, en que Dios quedaría constituido como uno de los postulados de la razón práctica (los otros son la libertad y la inmortalidad del alma). 2) Si Dios o los dioses están por encima de la moral, esta última queda reducida a la voluntad de Aquél o aquéllos. Si la voluntad de los dioses superiores hubiera sido otra, ¿podría lo que ahora es bueno ser malo?
-----En la actualidad se está dando otra forma reduccionista de plantear la moral, desde la investigación biológica sobre el origen de los valores. La moral se intenta estudiar desde la presencia del altruismo en el ser humano; y este altruismo, en algunos ámbitos, se intenta reducir a algún tipo de conveniencia social explicable desde la selección natural, como supervivencia del grupo.

[1] El más destacado exponente del emotivismo moral es el filósofo Hume. Según este autor, la naturaleza del juicio moral consiste en sentimientos desinteresados de simpatía o antipatía ante determinadas acciones, sentimientos que provocan placer o rechazo en el individuo, lo cual explicaría que tienda a fomentar o erradicar esas conductas.



2 comentarios:

  1. ¡Hola Esther! No sabía donde escribir esto así que lo pongo aquí jeje. En fin, los libros que te decía esta mañana (Crónicas Vampíricas de Anne Rice) viene un poco aquí (aunque ya se sabe, no te creas todo lo que dice Wikipedia) http://es.wikipedia.org/wiki/Cr%C3%B3nicas_Vamp%C3%ADricas

    Y en especial, el libro que más puntos, digamos, teológicos tiene es Memnoch el diablo (http://www.casadellibro.com/libro-memnoch-el-diablo-cronicas-v/1254339/2900001317208) aunque todos los demás también le dan vueltas al tema. Te los recomiendo, están muy bien y te hacen pensar bastante.

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  2. ¡Gracias, Cristina! Los buscaré, aunque no sé si me conviene seguir pensando tanto...

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