Foto tomada del Daily Telegraph |
No sé si transcribo del todo literalmente, pero ésta fue la respuesta que dio una mujer en un telediario, interrogada en una de las últimas revueltas en Grecia. Curiosamente, hablábamos en casa de la polaridad de los partidos políticos, que no hacen nada ni sirven para nada más que para representar el poder que sentimos que nos oprime (los unos y los otros). Yo sostenía que hay que canalizar la opinión pública, y mi hermana me objetó: "mira lo que pasó en la Revolución Francesa". Sí, había una canalización intelectual (los ilustrados), que defendían además precisamente el uso de la razón, como si la diosa Razón fuera el gran instrumento que acabaría con las guerras religiosas e ideológicas, y con las injusticias sociales. "Y acabaron cortando cabezas".
¿Debemos pensar que la razón, el diálogo y la reflexión racional, no son la solución? Si es la razón lo único que iguala y libera a los hombres, lo único que tenemos en común para interactuar, ¿por qué se acaba siempre cortando cabezas?
Se canalizó la denuncia, pero no la respuesta.
No somos sólo razón. Ni siquiera principalmente. La razón es algo que tenemos. Somos racionales, sí. Pero también somos emocionales; más profunda y sustancialmente que racionales.
La razón es un instrumento, no un fin. Los conflictos humanos, las luchas de clases, son fruto de un contraste y a veces de un choque de fines.
Racionalmente somos iguales; emocionalmente somos distintos. No demasiado: todos somos capaces de sentir amor, ira, miedo, deseo... Los sentimientos humanos poseen una naturaleza común. Pero si el teorema de Pitágoras es el mismo para todos, para cualquier mente y en cualquier civilización, el modo en que sentimos esas pasiones no es igual, ni el modo en que predominan en cada uno.
Fines, emociones y razón. ¿Cómo podemos canalizar este triángulo? Los fines del poder (de todos) se oponen; los sentimientos nos acercan; la razón nos une. Pero los primeros son el motor de acción, los segundos quizá son el vehículo a mover, y la tercera un instrumento para poder llevar a cabo ese movimiento.
Los fines de los poderosos se enfrentan a los fines de los oprimidos. Pero ¿Quiénes son los poderosos? ¿Son acaso una raza aparte que hay que destruir, como si fueran alienígenas que han venido a invadirnos? Al poder, desde que nacemos, aspiramos todos. Queremos poder ganar la atención de nuestros padres, conseguir que atiendan nuestras necesidades, que me den ese juguete, que me atiendan a mí en la oficina, en el médico, que me den el puesto de trabajo... Queremos poder conquistar a quien nos gusta, queremos ser reconocidos y ser amados. Todos queremos algo de los demás. Es el instinto de supervivencia. Pero la vida nos dota de recursos con mucha desigualdad. Nuestra propia personalidad, nuestra cultura y nuestras circunstancias nos dotan o nos desarman de poder, y a veces nos dejan inermes ante otros.
La cuestión es: ¿Por qué los fines de algunos son perversos para otros? ¿Por qué hay gente que se complace en dominar a otros, si sus necesidades están ya cubiertas? ¿Por qué emborracha tanto el poder? En nuestra balanza interior, valores e intereses se oponen, y según el lado de que caiga la balanza actuaremos de un modo u otro, con el poder que tengamos. Y ciertos grados de poder parece que anulan el platillo de los valores. Lo triste es que, en ese poder, se pierde uno a sí mismo.
La historia está plagada de revoluciones que cambian el orden social, pero vuelve a haber opresores y oprimidos. La injusticia genera ira, y la ira hace que se reaccione con violencia, porque hay que liberarse de ese sentimiento y no tenemos, como pueblo, otros recursos. "La ira de los justos", podríamos llamarla. Pero los sentimientos hay que canalizarlos bien. No podemos ponernos todos de acuerdo en los fines, pero los que tenemos fines comunes, que sean justos, debemos ceder nuestros intereses mezquinos en pro de ese interés común. Y entre los intereses mezquinos se esconden romanticismos, quijotismos, fruto de esa necesidad de generar símbolos que representen causas. Las ideologías cristalizan porque el ser humano es simbólico, y nos aferramos a nuestros símbolos como a fetiches. Sentirnos héroes, superiores mentalmente a los demás, también contribuye a esclerotizar los fines reales y justos. Y se generan nuevos espejismos y nuevas formas de dominio.
Hay que hacer algo. Estoy convencida de ello, porque no podemos seguir indignándonos en silencio ante los abusos, la pérdida de derechos, el sufrimiento propio y ajeno, sabiendo que quienes los sufren no son quienes generaron las causas de lo que ahora ocurre. Pero saber qué hay que hacer, qué es lo justo, es difícil.
No sé qué tenemos que hacer. Pero quizá nuestra época pueda ser la época en que se evolucionó hacia un nuevo paso en el método de la revolución. Las teorías contractualistas, el liberalismo, los ideales ilustrados, o más tarde los movimientos socialistas (utópicos y no utópicos, no contemos sólo el marxismo) supusieron un paso en cuanto a que canalizaron la denuncia; la denuncia de un poder despótico, de una sociedad estamental o de la deshumanización de una nueva clase social. Pero la respuesta siempre ha sido la misma: despertar la conciencia de que tenemos unos derechos que están siendo pisoteados genera ira; pero no sabemos canalizarla. Por eso aguantamos tanto, y por eso explotamos mal y siempre igual.
Yo no sé cómo hacerlo. Pero quizá alguien, o entre todos, aprendamos a canalizar las respuestas. Es obvio que hay que comprender primero el qué; pero también es necesario, después, dominar el cómo. Creo que aquí debería estar la clave de una nueva ideología; sin contenidos, sin dogmas. Enfocada a conocer cómo se debe llevar a cabo la acción.
Los fines de los poderosos se enfrentan a los fines de los oprimidos. Pero ¿Quiénes son los poderosos? ¿Son acaso una raza aparte que hay que destruir, como si fueran alienígenas que han venido a invadirnos? Al poder, desde que nacemos, aspiramos todos. Queremos poder ganar la atención de nuestros padres, conseguir que atiendan nuestras necesidades, que me den ese juguete, que me atiendan a mí en la oficina, en el médico, que me den el puesto de trabajo... Queremos poder conquistar a quien nos gusta, queremos ser reconocidos y ser amados. Todos queremos algo de los demás. Es el instinto de supervivencia. Pero la vida nos dota de recursos con mucha desigualdad. Nuestra propia personalidad, nuestra cultura y nuestras circunstancias nos dotan o nos desarman de poder, y a veces nos dejan inermes ante otros.
La cuestión es: ¿Por qué los fines de algunos son perversos para otros? ¿Por qué hay gente que se complace en dominar a otros, si sus necesidades están ya cubiertas? ¿Por qué emborracha tanto el poder? En nuestra balanza interior, valores e intereses se oponen, y según el lado de que caiga la balanza actuaremos de un modo u otro, con el poder que tengamos. Y ciertos grados de poder parece que anulan el platillo de los valores. Lo triste es que, en ese poder, se pierde uno a sí mismo.
La historia está plagada de revoluciones que cambian el orden social, pero vuelve a haber opresores y oprimidos. La injusticia genera ira, y la ira hace que se reaccione con violencia, porque hay que liberarse de ese sentimiento y no tenemos, como pueblo, otros recursos. "La ira de los justos", podríamos llamarla. Pero los sentimientos hay que canalizarlos bien. No podemos ponernos todos de acuerdo en los fines, pero los que tenemos fines comunes, que sean justos, debemos ceder nuestros intereses mezquinos en pro de ese interés común. Y entre los intereses mezquinos se esconden romanticismos, quijotismos, fruto de esa necesidad de generar símbolos que representen causas. Las ideologías cristalizan porque el ser humano es simbólico, y nos aferramos a nuestros símbolos como a fetiches. Sentirnos héroes, superiores mentalmente a los demás, también contribuye a esclerotizar los fines reales y justos. Y se generan nuevos espejismos y nuevas formas de dominio.
Hay que hacer algo. Estoy convencida de ello, porque no podemos seguir indignándonos en silencio ante los abusos, la pérdida de derechos, el sufrimiento propio y ajeno, sabiendo que quienes los sufren no son quienes generaron las causas de lo que ahora ocurre. Pero saber qué hay que hacer, qué es lo justo, es difícil.
No sé qué tenemos que hacer. Pero quizá nuestra época pueda ser la época en que se evolucionó hacia un nuevo paso en el método de la revolución. Las teorías contractualistas, el liberalismo, los ideales ilustrados, o más tarde los movimientos socialistas (utópicos y no utópicos, no contemos sólo el marxismo) supusieron un paso en cuanto a que canalizaron la denuncia; la denuncia de un poder despótico, de una sociedad estamental o de la deshumanización de una nueva clase social. Pero la respuesta siempre ha sido la misma: despertar la conciencia de que tenemos unos derechos que están siendo pisoteados genera ira; pero no sabemos canalizarla. Por eso aguantamos tanto, y por eso explotamos mal y siempre igual.
Yo no sé cómo hacerlo. Pero quizá alguien, o entre todos, aprendamos a canalizar las respuestas. Es obvio que hay que comprender primero el qué; pero también es necesario, después, dominar el cómo. Creo que aquí debería estar la clave de una nueva ideología; sin contenidos, sin dogmas. Enfocada a conocer cómo se debe llevar a cabo la acción.
es como si ya formase parte de nuestra naturaleza el deber de tener que siguir unos dogmas estupulados y dejarnos guiar y dirigir por quienes creemos que deben hacerlo, el problema es que mucha gente no juzga ni intenta comprender solo se deja llever. pero no hablo de forma superficial sino del hecho de que desde que nacemos nos hacen crrer que nuestra forma de vida es la adecuada que hay que estudiar ir a la universidad,etc. muchas veces nos reimos de los metodos de sociedades anteriores pero no vemos que nosotros hacemos lo mismo cambiando las formas ¿ se reiran de nosotros en el futuro?
ResponderEliminarpero como encontrar la solucion? que podemos hacer? Ni suiquiera nos conocemos a nosotros mismos si ni suiera somos capaces de mantener un orden. Porque lo que tenemos ahora no es orden ni civilizacion, no se puede hablar de eso cuando nuestro desarrollo depende y ha dependido siempre de el sufrimiento y la muerte de otros. No puede entender como es posible que se pueda vivir en paz y despreocupado sabiendo que millones de seres como tu, iguales que tu, que han sido creados y comparten tu naturaleza y tu mundo mueren sufren pasan hambre o son asesinados. Eso es imposible que sea civilizado al fin y al cabo todos formamos parte de este juego de la vida y el coste de ``mejorarla´´ es muy grande. entonces que importancia tiene reivindicarse si al final el poder va a corremper a aquel que llege a el o le va a nublar¿?verdaderamente no hemos avanzado solo hemos cambiado los metodos y sistemas de ir en contra de lo que somos
No quiero pecar de optimista, sí veo que a lo largo de la historia toda conquista ha supuesto grandes sacrificios humanos y que en nuestra época tenemos nuestras propias fuentes de sufrimiento, que no son pocas. Pero creo que, en el terreno de la conciencia colectiva, se ha avanzado al menos en la afirmación de que todos los seres humanos nacemos iguales en dignidad y derechos. Aunque luego no se respeten. Pero una conciencia común al respecto es un paso. Perder la dignidad debería ser sólo una cuestión de moral propia; nadie tiene derecho a tratar a otro ser humano como mercancía. "Trata a toda la humanidad, y a ti mismo como parte de ella, siempre como un fin, nunca como un medio". Ésta es, más o menos, una de las formulaciones del imperativo categórico. Avanzar hacia una ética formal, sin contenidos dogmáticos que puedan situar unas creencias por encima de otros o contra su libertad de pensamiento y su dignidad, ha sido un paso importante. No perdamos de vista en nuestra conciencia y en nuestros juicios ese paso. Empecemos a funcionar con ello.
Eliminarestoy de acuardo con el hecho de que se a creado una conciencia propia, pero para aparentar mas que nada. si no se lleva a la practica no sirve de mucho. aunque es posible que igual que hemos avanzado hasta esta conciencia avancemos hasta su practica. sin embargo no se puede redireccionar a todo el mundo y siempre va a ver personas que no siguan el cambio lo cual dudo que se pueda contralar. nunca podremos llegar a aceptarnos del todo
EliminarUn comentario muy inteligente. No puedo decir más. Un saludo.
ResponderEliminartengo un pensamiento que me gustaria compartir puesto que me esta confundiendo sobre las decisiones que he de tomar y me hace cuestionarme absolutamente todo:
ResponderEliminarnuestra manera de vivir no tiene significado ni proposito alguno. podemos inventarnos un proposito;el de la perfeccion, el de la iluminacion, el de alcanzar la mas elevada forma de sensibilidad. podemos inventar y crera muchas teorias ya que necesitamos saber que somos de utilidad que vamos hacia algun sitio y que nuestra existencia tiene un sentido. sin embargo, puede ser que nuestra vida cotidiana no tenga ningun sentido, ningun proposito. puede que las cosas comunes que hacemos como trabajar o estudiar solo sean complements adicionales que nos distraigan o le den un falso sentido a nuestra vida. por eso creo que el significado y la razon que le debemos a nuestras vidas debemos buscarlo en nosotros mismos y por eso debemos conocernos, esa puede que sea el verdadero sentido. el propio conocimiento es el principio de la sabiduria
¿que opinas?
Tu punto de partida es muy sartreano. Es lo que defiende la ética existencialista de Sartre: que la vida no tiene sentido, que se lo ponemos nosotros; pero que una vez puesto, ser moral significa ser fiel a ese sentido y esos valores creados.
ResponderEliminarEntiendo tu confusión, porque hablar de "el sentido de la vida" es muy confuso.
No puedo negarte este planteamiento; sólo decirte que hay otros puntos de partida. Creo que la mejor respuesta la pones tú: "el significado y la razón que le debemos a nuestras vidas debemos buscarlo en nosotros mismos". Nietzsche propone otro planteamiento: la naturaleza del hombre es similar a la de un artista, que crea por placer, que se vuelca en su obra y, una vez acabada, la deja y busca otras cosas que crear, por el mero placer de crear. Nietzsche aboga por la renovación constante. Aristóteles también tiene un planteamiento que viene al caso: el fin último es la felicidad, y la felicidad es la realización de la propia naturaleza. Creo que ese es el punto de partida para cualquier interpretación, solo que cada cual interpreta la propia naturaleza de un modo. ¿Somos seres racionales, emocionales, sociales, creadores...? ¿Qué somos, en última instancia? Como consejo práctico, y sin basarme en nada,solo te digo que, tengas lo que tengas que hacer, seas feliz haciéndolo, mientras creas en su utilidad o su bondad, por sencilla que parezca. No creo que nadie deba reducirse a ser unos estudios, o una profesión, o una actividad. Eso no significa no disfrutar o realizarse a través de ellos; sólo, que no nos dejemos constreñir a eso, porque es perdurable y, si lo perdemos, sentiremos que hemos perdido "el sentido de nuestra vida". Ser feliz es un estado de ánimo, en que uno se siente bien consigo mismo: en que uno se siente sí mismo, no mera consecuencia de un contexto, sea el que sea. No elegimos las circunstancias, pero sí como hacernos con ellas.
No puedo ahondar más sobre "el sentido de la vida"; estoy totalmente de acuerdo en que sólo puede encontrarse dentro de uno mismo; ésa era la máxima del Oráculo de Delfos. Intentar racionalizarlo más allá es perder el tiempo, porque sólo podemos hablar de lo que nos es común, y cada individuo es un mundo en sí mismo.
Un saludo.
gracias
Eliminarsin embargo einstein decia que a la vida no hay que buscarle un significado ni un sentido sino que solo debemos experimentar. en cierto modo estoy de acuerdo con esto pr que que nos queda sino es experimentar y disfrutar de lo que tenemos. sin embargo me parece muy poco interesante por decirlo de alguna manera el hecho de experimentar solamente sin cuestionarte mas haya. personalmente soy muy curioso y no puedo evitar plantearme muchos dilemas que muchas veces me llevan a confusion, a veces pienso que estoy haciendo mal y me estoy desviando de mis tareas y de hacer lo que me corresponde, pero no puedo evitarlo. aunque tambien pienso que de que vale plantearse todo esto si lo mas probable es que solo llegemos a conclusiones sin fundamentos y muy abiertas a la subjetividad?
ResponderEliminarme gustaria saber tu opinion
ResponderEliminarHola, anónimo. ¿Mi opinión? No sé realmente por qué te planteas si estás haciendo cosas mal o saliéndote de tu camino... ¿Por reflexionar? Buscar el sentido de las cosas nunca es desviarse del camino: es el camino. Es lo que necesitamos para que lo que experimentamos tenga un sentido: no sé si EL sentido (en caso de que hubiera un sentido) o algún sentido dado por uno mismo: a eso se le llama tener un proyecto de vida. Sea como sea, vivir no es dejarse zarandear por la vida, de forma pasiva (lo cual también sería una elección, siempre elegimos); vivir es ver cómo nos hacemos con lo que experimentamos, y qué conexiones establecemos entre esas cosas que experimentamos.
EliminarCreo que lo que dijo Einstein adquiere sentido cuando se entiende que no hay que poner un sentido a priori, sino dejar que la misma experiencia nos hable, porque quizá tiene un mensaje fuera de los que ya conocemos. Hay que escuchar lo que nos dice la vida; hay que estar abiertos. Es un requisito del pensamiento científico: no ser dogmático; la experiencia (lo que nos viene de fuera) tiene que tener la última palabra. Si hay que dejar de pre-suponer que el espacio y el tiempo son absolutos, pues se deja, y entonces se descubre que a lo mejor lo absoluto es la velocidad de la luz, y así nace la teoría de la relatividad.
Yo creo en la verdad, en la medida en que creo en el error, y en la mentira (que no son lo mismo). Pero la verdad es multidimensional, y nuestro conocimiento es una perspectiva de la misma. Multiplicar las perspectivas nos acerca más a la verdad (en el terreno que sea, empezando por el científico); pero hay que saber siempre que las perspectivas son infinitas. Eso es lo que significa no ser dogmático: no quedarnos atrapados en una perspectiva inmóvil. Subjetivo significa perteneciente al sujeto; el sujeto debe estar en constante diálogo con el objeto (la experiencia, lo de fuera). Y ese diálogo dinámico y constante es la vida.
Un saludo.
cuando hablo de desviarme del camino me refiero al camino que supuestamente esta marcado por nuestra propia mentalidad y sociedad. Pienso muchas veces que lo que estoy haciendo no es realmente lo que haria si no estuviera influido o limitado por lo que es costumbre de hacer a mi edad. El hecho de reflexionar y plantearme que quiero yo experimentar y que perspecctivas quiero seguir me hace desatender, por decirlo de alguna manera, al la realidad que vivo en el momento.
ResponderEliminarTambien, tu mencionas que vivir no es dejarse zarandear por la vida, pero yo me pregunto cuando sabemos si estamos siendo zarandeados por ella? todos los dias hay ejemplos a mi alrededor de gente que no ve mas alla de lo que se le esta estipulado o se le manda, es eso lo que debo hacer? es eso lo que estoy haciendo sin darme cuenta? alomejor eso que experimentamos lo experimentamos porque asi estaba dispuesto y las conexiones que establecemos son las comunes de nuestro tiempo, puede que no nos demos cuenta de que no pensamos de manera completamente propia sino que siempre estaremos condicionados. Coincido contigo en dejar que la experiencia nos hable,pues quiza la clave sea aprender y experimentar para conocer nuestro mundo y a nosotros mismos. Tambien coincido contigo en que hay que estar abiertos, ya que estamos rodeados de posibilidades lo que me preocupa es nuestra capacidad para saber elegir. siempre hay que tener muchas perpestivas de todo lo que nos rodea y de nosotros mismos sin embargo me pregunto hasta que punto son esas perspectivas nuestras?
Al decir "nuestras" parece que contrapones al individuo (uno mismo) y la sociedad, como si ésta fuera sin más lo contaminante o lo engañador. Somos fruto de nuestra sociedad. Y sin una sociedad, no seríamos nosotros mismos. La sociedad nos da un lenguaje (por tanto, es verdad, nacemos en uno y no en otros), unos valores (y, cierto es, no otros), unas expectativas o posibilidades de vida (y, sí, no a priori otras). Pero sin esa perspectiva o punto de inflexión seríamos meros animales, no tendríamos perspectiva simbólica alguna. Ese crecer DESDE una sociedad es lo que se llama "el proceso de socialización". Y a la búsqueda de la propia identidad frente a los otros componentes de la sociedad "proceso de individuación". En otro contexto, me recuerda la cita de Kant: "La ligera paloma, en su libre vuelo, al cortar el aire cuya resistencia siente, podría imaginarse poder volar todavía mejor en el vacío". Pero en el vacío no se puede volar, porque no hay punto de apoyo.
ResponderEliminar¿Crees que "ser uno mismo" es encontrar LA profesión que nos realiza? ¿LA actividad o el entorno que nos pertenece? Ser uno mismo implica serlo desde cualquier punto de inflexión: desde cualquier trabajo, cualquier condición social o cualquier entorno familiar o de amigos. No hay que eliminar la perspectiva en la que nacemos; multiplicarla es imaginar otras posibles, conocer otros puntos de vista, otras culturas, otros valores... pero no las vamos a vivir todas, ni tenemos por qué identificarnos con todas. No creo que exista EL camino; y si existiera, no creo que pudiéramos apartarnos de él. Pensar por uno mismo es simplemente poner en tela de juicio nuestros planteamientos y estar abierto a otros. Es multiplicar las perspectivas para darnos cuenta de que la realidad es tridimensional, y no plana como una foto.
Si te sientes atrapado en unas circunstancias, es bueno que busques otras. Pero es bueno que, primero, te plantees qué es lo que te hace sentirte atrapado.
Comprendo y comparto la necesidad de partir de una sociedad y tener una organizacion para poder vivir y partir desde una perspectiva. Sin embargo yo me refiero a en lo que ha llegado a convertirse esta sociedad y me pregunto sino nos esta haciendo mas mal que bien. Creo que las sociedad esta esclavizada por los miedos que nos provocan los otros( lo que se ve fantasticamente en la pelicula de amenavar). me refiero a la fobia que nos produce un extraño, el extranjero, el que se distingue y diferencia de nuestros modos y costumbre. Al fin y al cabo todos somos un conjunto y deberiamos coportarnos como tal y respetarnos. Muchas veces el miedo a lo extrañoo u nuevo nos condiciona. Considero que la civilizacion crea unos patrones de uniformidad que nos impide abrirnos hacia una mayor variedad de posibilidades. Aveces siento que las oportunidades y posibilidades que tengo no son todas las que podria o me gustaria tener.tambien Crep que estamos en una epoco muy individualista y hedonista y por lo tanto nos hemos alejado de la idea de sociedad como conjunto. vivimos rodeados de incertidumbre y casi todo a nuestro alrededor es impermanente y contaminante. No te cuestiono que necesitemos el proceso de socializacion sino si est sociedad actual es adecuada o engañadora. Sinceramente no se lo que es ser no mismo porque nose hasta que punto lo soy. Tu dices que ser uno mismo implica serlo desde cualquier punto de inflixion, pero y si ese punto del que partes no es el adecuado? no es al que tu habias querido llegar? entiedno que digas que no vamos a vivir todas las perpesctivas posibles y estoy de acuerdo con que no nos vamos a identificar con todas, sin embargo porque no experimentarlas? o hacerlo de aquellas que nos atraigan al fin y al cabo que nos queda sino la curiosidad de conocer nuevas perspectivas.finalmente te doy las gracias por tu ultimo consejo el problema es que no estoy seguro de esas causas que me atrapan y si lo estuviera no se si tendria el valor de cambiarlas puesto que alomejor no seria lo correcto,o no se veria bien, en una situacion en la que el camino ya esta orientado y con unas pautas.
ResponderEliminarNo sé si nuestra sociedad es más engañadora que cualquier otra; o simplemente lo denunciamos más. Críticas a la falsedad de las costumbres ha habido desde tiempos inmemoriales. Ni siquiera el hecho de vivir en un mundo globalizado es tan inusitado; el Helenismo, el Imperio Romano... lo fueron también desde su propia perspectiva.
EliminarEstá bien que reflexiones sobre la sociedad, pero no te atormentes por ella. Para vivir, deja de lado la imagen de "la sociedad" y mira a las personas que tienes a tu alrededor; siempre encontrarás alguien de buen fondo, que te resulte amable, a quien puedas sonreir. Sea como sea la sociedad, al final lo único real son las personas concretas. La sociedad no la cambia un individuo: tiene su propio ritmo. Pero a las personas con que convivimos, con que nos encontramos, sí les afectamos, y esa es al final la única realidad. Separa un poco la reflexión social de la vida; y la vida, disfrútala, intentando ser feliz y haciendo felices a otros. Como dijo Epicteto: el único que mueve realmente la tierra es el campesino con su arado.
Me gustaría añadir, si se me permite, el consejo de que trates de cambiar la sociedad. A efectos practicos del día a día, coincido con la señora García en que son personas concretas las que nos rodean las que determinan nuestra realidad, y en la máxima de ser feliz y hacer felices a los otros.
EliminarPero también añadiría que tratases de luchar contra aquello que consideres que no es correcto. Vuelvo a referirme al artículo/entrada de la que derivaron los primeros comentarios que hacía una reflexión sobre cómo canalizar la ira del oprimido, o de aquel que no está conforme con lo establecido. Es cierto que es imposible concebir una solución a nuestros problemas con la que todos estemos conformes, pero como dijo la señora García, hay que ceder parte de nuestra voluntad en pro de un bien común.
Con luchar no me refiero necesariamente a salir a la calle a combatir ni violenta ni pacificamente, puede simplemente ser intentar cambiar el ambiente que nos rodea y concienciar al prógimo de nuestras inquietudes sociales. Puede que no estemos solos, y que sean muchos más los que vean el mundo así (yo mismo me he sentido identificado con varias de las distintas inquietudes que has planteado), y podamos cambiar la realidad que se nos presenta. No de un día para otro, sino paulatinamente hacia una sociedad mejor, y no contaminada ni carente de valores. Puede parecer utópico alcanzarlo, pero a mi modo de ver, a lo utópico no se le opone el realismo, sino el conformismo. Y por tanto debemos ser inconformistas, cuestionarnos como tú lo que se nos presenta desde fuera, y canalizarlo colectivamente.
Permitidme agradecer el intercambio de opiniones que habeis mantenido, que me ha parecido muy interesante, y me ha aportado mucho.
Un saludo, Anónimo 2.