domingo, 13 de marzo de 2011

Marx, síntesis

SÍNTESIS DE MARX

     La realidad que le tocó comprender a Marx –su época− era una realidad muy cambiante, tanto en el ámbito intelectual como, sobre todo y como raíz, en el social. La Revolución Industrial, fruto de los avances científicos, había dado lugar a grandes transformaciones en la economía y esto a su vez a revoluciones de una burguesía que luchaba por poder desarrollar sus actividades económicas sin el yugo de las monarquías. Pero a su vez esta nueva situación económica provoca una nueva situación social injusta, muy alejada de los ideales que los ilustrados habían cifrado en el poder de la razón como medio para alcanzar la justicia social. Los intereses de una nueva clase social oprimida, el proletariado, han despertado ya el interés de los intelectuales y han dado lugar al desarrollo de distintas formas de socialismos, teorías que abogan por la socialización de los medios de producción como medio de superar esos nuevos conflictos de intereses y esa nueva injusticia social.
     Ante tantos y tan vertiginosos cambios, no es de extrañar que se introduzca en la filosofía un nuevo motor de interés: la historia y las leyes de su evolución, siendo ésta la innovación que más destaca en la configuración de la nueva etapa de la filosofía a la que denominamos “contemporánea”.
     Esta realidad es la que va a configurar el proyecto filosófico de Marx –inscrito en un proyecto intelectual más amplio−, y el material con que se va a abonar este campo que es su proyecto es la filosofía imperante en su momento: el idealismo dialéctico hegeliano, que ya ha sido reinterpretado como materialismo por la llamada “izquierda hegeliana”, encabezada por Feuerbach.
     Primer problema al que hay que responder: ¿cómo se consigue que una minoría dominante mantenga oprimida a una mayoría sin que ésta se levante? Respuesta: hay que revisar las creencias de la gente: surge así la crítica al concepto de ideología y la denuncia de su papel alienante. Nos hacemos una determinada imagen del mundo, pero esa imagen está trazada por los poderosos para evitar el cambio social, que sería la forma lógica de evolucionar, porque la realidad se reduce a las relaciones económicas entre los hombres. Hay que acabar con las falsas imágenes de la realidad, que desvían a los hombres de sus verdaderos intereses y les hace entretenerse en divagaciones intrascendentes –hasta ahora la filosofía se ha limitado a intentar comprender el mundo, como si fuera estático, y no a transformarlo− y que mantienen alienada a la población –la religión y las ideologías sobre el debido orden social tienen como finalidad evitar la revolución y el cambio−.
     ¿Qué se impone entonces hacer para acabar con esta situación alienante? Hay que mostrar la verdadera naturaleza de la realidad. En este interés radica su filosofía, que se ha clasificado como MATERIALISMO DIALÉCTICO-HISTÓRICO. Si Marx ofrece una interpretación ontológica del mundo es para conseguir que el hombre se libere de las cadenas de las ideologías y vuelva a su ser natural como trabajador y transformador de la naturaleza. Por eso se puede decir que su proyecto filosófico es un humanismo: tiene al hombre como eje y se enfoca a su liberación. Veamos, pues, cuál es esa verdadera naturaleza de la realidad para liberar al hombre de sus yugos ideológicos.

MATERIALISMO DIALÉCTICO
     Marx parte de que la realidad es material, no ideal (no son las ideas las que transforman la realidad, sino las relaciones económicas las que generan las ideologías). Pero decir sin más que la realidad es la materia no es algo novedoso, forma parte de la tradición filosófica occidental. La innovación de Marx estriba en explicar esa realidad material de forma dinámica según las leyes de la dialéctica: a un principio se le opone su contrario y del choque o confrontación surge algo nuevo. Se aplica a tres planos:
− La evolución de la naturaleza misma (cada elemento lleva en sí su contrario: el invierno es negación de primavera, el día de noche…).
− La relación del hombre con la naturaleza. El hombre tiene que adaptarse a ella y a su vez la transforma.
− La relación de los hombres entre sí. Esto es lo que constituye el fundamento de su MATERIALISMO HISTÓRICO, que se basa en los siguientes puntos:
• El hombre es social por naturaleza.
• Su naturaleza es productiva, y la sociedad se divide en dos clases opuestas: los dueños de los medios de producción (clase dominante, tesis) y los trabajadores (clase dominada, antítesis). De la confrontación de ambos, llamada lucha de clases, surge la revolución y un orden social nuevo.
     Reduce la evolución histórica al siguiente esquema:

      Antigüedad (amo/esclavo), feudalismo (señor/siervo), capitalismo (capitalista/proletario).

     En este estadio analiza las relaciones de producción del siguiente modo: el fruto de su trabajo adquiere un valor de cambio. El interés del capitalista radica en abaratar el coste de producción, que incluye los salarios, y aumentar la plusvalía. El trabajador se convierte en una mercancía (se aliena, pierde su esencia).
     Según este modo de evolucionar se deducen los siguientes pasos (por eso llama al suyo “socialismo científico”, porque pretende haber revelado las leyes de evolución de la historia, que son dialécticas): la revolución conducirá a la dictadura del proletariado, donde el Estado se convierte en dueño de los medios de producción, y de aquí se pasará al comunismo, donde la división Estado/trabajadores también desaparece (crítica: se paralizaría entonces el proceso, porque a este estado no le opone ninguna antítesis).
Interpretaciones posteriores:

1. Su teoría parece resultar falsa porque el capitalismo no evolucionó hacia la revolución, sino que el proletario se convierte en consumidor, pasando a formar parte del sistema (la revolución socialista se impuso en Rusia, donde no se había dado la Revolución Industrial; Lenin fue quien propuso que la revolución podía imponerse antes de tiempo).

2. Otras interpretaciones afirman que la nueva lucha de clases se da entre el primer y el tercer mundo, luego el capitalismo sigue siendo insostenible y aún hace falta la revolución.

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