TEXTOS DE KANT
1.
Si la lógica ha tenido tan buen éxito, debe esta ventaja sólo a su carácter limitado, que la autoriza y hasta la obliga a hacer abstracción de todos los objetos del conocimiento y su diferencia. En ella, por tanto, el entendimiento no tiene que habérselas más que consigo mismo y su forma. Mucho más difícil tenía que ser, naturalmente, para la razón, el emprender el camino seguro de la ciencia, habiendo de ocuparse no sólo de sí misma sino de objetos. Por eso la lógica, como propedéutica (1), constituye sólo por decirlo así el vestíbulo de las ciencias y, cuando se habla de conocimientos, se supone ciertamente una lógica para el juicio de los mismos, pero su adquisición ha de buscarse en las propias y objetivamente llamadas ciencias.
Ahora bien, por cuanto en éstas ha de haber razón, es preciso que en ellas algo sea conocido a priori, y su conocimiento pede referirse al objeto de dos maneras: o bien para determinar simplemente el objeto y su concepto (que tiene que ser dado por otra parte) o también para hacerlo real (2). El primero es conocimiento teórico, el segundo, conocimiento práctico de la razón. La parte pura de ambos, contenga mucho o contenga poco, es decir la parte donde la razón determina su objeto completamente a priori, tiene que ser primero expuesta sola, sin mezclarle lo que procede de otras fuentes…
Tema: la necesidad de conocer el funcionamiento de la razón, en su uso teórico y su uso práctico, poniendo como ejemplo de su funcionamiento la ciencia lógica.
(1) Propedéutica = ciencia introductoria.
(2) Para hacerlo real: se refiere a para llevarlo a la práctica; p. e., el objeto de conocimiento puede ser la justicia; recordemos que para Kant la moral es objetiva y nuestra razón práctica nos dice lo que está bien o mal.
2.
Ahora bien, ¿a qué obedece que no se haya podido aún encontrar aquí un camino seguro de la ciencia? ¿Es acaso imposible? Mas, ¿por qué la Naturaleza ha introducido en nuestra razón la incansable tendencia a buscarlo como uno de sus más importantes asuntos? Y aún más, ¡cuán poco motivo tenemos para confiar en nuestra razón, si, en una de las partes más importantes de nuestro anhelo de saber, no sólo nos abandona, sino que nos entretiene con ilusiones, para acabar engañándonos! O bien, si sólo es que hasta ahora se ha fallado la buena vía, ¿qué señales nos permiten esperar que en una nueva investigación seremos más felices (1) que lo que han sido antes? Yo debiera creer que los ejemplos de la matemática y de la física, ciencias que, por una revolución llevada a cabo de una vez, han llegado a ser lo que ahora son, serían bastante notables para hacernos reflexionar sobre la parte esencial de la transformación del pensamiento que ha sido para ellas tan provechosa y se imitase aquí esos ejemplos, al menos como ensayo, en cuanto lo permite su analogía, como conocimientos de la razón, con la metafísica. Hasta ahora se admitía que todo nuestro conocimiento tenía que regirse por los objetos; pero todos los ensayos para decidir a priori algo sobre éstos, mediante conceptos, por donde sería extendido nuestro conocimiento, aniquilábanse en esa suposición. Ensáyese pues una vez si no adelantaremos más en los problemas de la metafísica admitiendo que los objetos tienen que regirse por nuestro conocimiento.
(1) Por "ser felices" aquí hay que entender "tener éxito". Se refiere al desarrollo de las ciencias: en unas hemos sido más afortunados que en otras, porque unas han entrado en el camino seguro del saber.
Tema: la cuestión de por qué la metafísica no ha entrado en el camino seguro del saber, como las matemáticas o la física. Giro copernicano: pasar de considerar que los objetos definen la ciencia a estudiar cómo nuestro conocimiento configura los objetos de las ciencias.
3.
Lo que nos impulsa a ir necesariamente más allá de los límites de la experiencia y de todos los fenómenos es lo incondicionado (1), que necesariamente y con pleno derecho pide la razón, en las cosas en sí mismas, para todo lo condicionado, exigiendo así la serie completa de las condiciones. Ahora bien, ¿encuéntrase que, si admitimos que nuestro conocimiento de experiencia se rige por los objetos como cosas en sí mismas, lo que, en cambio, desaparece la contradicción, si admitimos que nuestra representación de las cosas, como ellas nos son dadas, no se rige por ellas como cosas en sí mismas, sino que más bien estos efectos, como fenómenos, se rigen por nuestro modo de representación? ¿Encuéntrase, por consiguiente, que lo incondicionado ha de hallarse no en las cosas en cuanto las conocemos (nos son dadas), pero sí en ellas en cuanto no las conocemos, o sea, como cosas en sí mismas? Pues entonces se muestra que lo que al comienzo admitíamos sólo por vía del ensayo, está fundado. Ahora bien, después de haber negado a la razón especulativa todo progreso en ese campo subrasensible, quédanos por ensayar si ella no encuentra, en su conocimiento práctico, datos para determinar aquel concepto trascendente de razón, aquel concepto de lo incondicionado y, de esta manera, conformándose al deseo de la metafísica, llegar más allá de los límites de toda experiencia posibole con nuestro conocimiento a priori, aunque sólo en un sentido práctico.
(1) La cosa en sí, sin estar sometida a las condiciones trascendentales del conocimiento: intuiciones puras (espacio y tiempo) y categorías (conceptos a priori).
Tema: el conocimiento teórico es de lo fenoménico, pero podemos conocer la cosa en sí (el noúmeno) a través de la razón práctica (nos conocemos como fenómeno; nos vivimos como noúmeno):
TEXTOS DE MARX
1.
…La primera premisa de toda existencia humana y también, por tanto, de toda historia, es que los hombres se hallen, para “hacer historia”, en condiciones de vivir. Ahora bien, para vivir hace falta comer, beber, alojarse bajo un techo, vestirse y algunas cosas más. El primer hecho histórico es, por consiguiente, la producción de los medios indispensables para la satisfacción de estas necesidades, es decir, la producción de la vida material misma, y no cabe duda de que es éste un hecho histórico, una condición fundamental de toda historia que, lo mismo hoy que hace miles de años, necesita cumplirse todos los días y a todas horas, simplemente para asegurar la vida de los hombres. […] Por consiguiente, lo primero en toda concepción histórica, es observar este hecho fundamental en toda su significación y en todo su alcance y colocarlo en el lugar que le corresponde. Cosa que los alemanes, como es sabido, no han hecho nunca, razón por la cual la historia jamás ha tenido en Alemania una base terrenal. […] Los franceses y los ingleses […] hicieron, sin embargo, los primeros intentos encaminados a dar a la historiografía una base materialista, al escribir las primeras historias de la sociedad civil, del comercio y de la industria.
Lo segundo es que la satisfacción de esta primera necesidad, la acción de satisfacerla y la adquisición del instrumento necesario para ello, conduce a nuevas necesidades, y esta creación de necesidades nuevas constituye el primer hecho histórico.
Tema: crítica al idealismo alemán (en concreto al idealismo dialéctico de Hegel). Formulación del materialismo histórico.
2.
La producción de la vida, tanto de la propia en el trabajo como de la ajena en la procreación, se manifiesta inmediantamente como una doble relación: de una parte, como una relación natural, y de otra, como una relación social; social en el sentido de que por ella se entiende la cooperación de diversos individuos, cualesquiera que sean sus condiciones, de cualquier modo y para cualquier fin. De donde se desprende que un determinado modo de producción o una determinada fase industrial lleva siempre aparejado un determinado modo de cooperación o una determinada fase social, modo de cooperación que es, a su vez, una "fuerza productiva"; que la suma de las fuerzas productivas accesibles al hombre condiciona el estado social y que, por tanto, la "historia de la humanidad" debe estudiarse y elaborarse siempre en conexión con la historia de la industria y del intercambio.
Tema: materialismo dialéctico-histórico: los dos aspectos de la dialéctica materialista: la relación del hombre con la naturaleza y del hombre con el hombre.
3.
Solamente ahora, después de haber considerado ya cuatro momentos, cuatro aspectos de las relaciones históricas originarias, caemos en la cuenta de que el hombre tiene también "conciencia". Pero, tampoco ésta es de antemano una conciencia "pura". El "espíritu" nace ya tarado con la maldición de estar "preñado" de materia, que aquí se manifiesta bajo la forma de capas de aire en movimiento, de sonidos, en una palabra, bajo la forma del lenguaje. El lenguaje es tan viejo como la conciencia: el lenguaje es la conciencia práctica, la conciencia real, que existe también para los otros hombres y que, por tanto, comienza a existir también para mí miso; y el lenguaje nace, como la conciencia, de la necesidad de los apremios del intercambio con los demás hombres. [...] La conciencia es, ante todo, naturalmente, conciencia del mundo inmediato y sensible que nos rodea y conciencia de los nexos limitados con otras personas y cosas, fuera del individuo consciente de sí mismo; y es, al mismo tiempo, conciencia de la naturaleza [...] ; es por tanto una conciencia puramente animal de la naturaleza (religión natural). Inmediatamente, vemos a qué que esta religión natural o este determinado comportamiento hacia la naturaleza se hallan determinados por la forma social, y a la inversa. En este caso, como en todos, la identidad entre la naturaleza y el hombre se manifiesta también de tal modo que el comportamiento limitado de los hombres hacia la naturaleza condiciona el limitado comportamiento de unos hombres para con otros, y éste, a su vez, su comportamiento limitado hacia la naturaleza, precisamente porque la naturaleza apenas ha sufrido aún ninguna modificación histórica.
Tema: la "conciencia" (idea, concepción de la realidad, espíritu de una época) como fruto de las relaciones materiales y el origen de la religión en esta conciencia social.
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