CRITERIOS DE ACCIÓN: INTERESES Y CONCIENCIA. EL UMBRAL DE LA MORAL
..............Recordemos que lo que caracteriza un juicio o un criterio moral es que sea universal y desinteresado. En cuanto a los valores, los definimos como aquello que se desea por sí mismo, y en concreto el valor moral lo que valoramos con respecto a los conceptos de bien y mal, de justo o injusto, términos que son en sí mismos universales y desinteresados. Sistema de valores: perspectiva individual, social y universal. Relación entre ellas.
............Hemos definido la moral como algo que deseamos en última instancia, más allá de la sujeción contextual al espacio y al tiempo. En la balanza de los motores de la acción, los valores morales eran criterios sobre lo que consideramos bueno en sí, al margen del contexto de mis intereses. Aquí es donde encontramos la relación entre el criterio moral y la voluntad, del mismo modo que otros criterios se relacionan con deseos e impulsos (limitados espacial y temporalmente).
...........Ya Kant explicaba que, si sólo fuéramos racionales, el imperativo categórico sería un ser y no un deber ser. Pero nuestra naturaleza sensible (el hecho de tener un cuerpo, unas necesidades y unos deseos que nos condicionan) hace que a veces nos arrastremos más por criterios contrarios a nuestra propia razón universal sobre cómo debería ser el mundo, al margen de mi papel o puesto en él.
..........La moralidad de la acción, pues, va a depender de dos factores que se sitúan como en los dos platos de una balanza: uno es el interés propio: las consecuencias que para mí tendrá mi acción, ya sea para el mantenimiento de mi vida o para una simple ganancia económica, de prestigio, de comodidad...
.........En el otro plato de la balanza se sitúa lo que mi voluntad me dice a través de mi conciencia. Ese es el criterio universal que poseo, pero que tendemos a nublar, y que sólo puede ser esclarecido por la reflexión racional (1), que nos libera de prejuicios y nos enfrenta a nosotros mismos.
........Cuando el interés vence a la conciencia, tendemos a acallar esta última y a relegarla al fondo de la mente. Este proceso genera remordimientos, tanto mayores cuanto mayor sea la conciencia.
........Nuestra fuerza de voluntad puede ser mayor o menor; también puede ser mayor o menor nuestra claridad de juicio respecto a los propios valores, lo que creemos que está bien o mal. Hay tendencias personales (personas más morales o con más capacidad de sacrificio), pero también depende del momento y de lo que nos juguemos en concreto (recordemos que las jerarquías de valores difieren para cada cual). Al punto en que la balanza se inclina de un lado u otro es a lo que llamo el umbral de la moral.
(1) Con esto no queremos cerrarnos a la idea de que la moral se perciba a través de la razón; algunas teorías tienden a explicar esa percepción como sentimientos, intuiciones emocionales, u otras formas específicas de intuición. Pero esclarecer nuestras propias ideas es sin duda tarea de la razón o reflexión consciente.
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ResponderEliminar¡Hola Esther! Como lo prometido es deuda, ahí va tu nombre en japonés: エステル
ResponderEliminarEspero que tu ordenador lo lea, porque algunos no pueden.
Por cierto, con el trabajo de Doce hombres sin piedad estuve pensando en el significado de la justicia, y más tarde leí unas cosas que me hicieron pensar que el concepto de justicia es muy relativo. Si una persona quisiera construir un mundo ideal asesinando a todo aquel que haya cometido crímenes, no sólo para limpiar el mundo de criminales sino para concienciar a la sociedad de que eso está mal (un concienciamiento algo radical, eso sí), ¿tú dirías que es una buena idea de la justicia? Yo personalmente no, porque es fácil que algo así se te vaya de las manos, pero creo que la idea original, la de crear un mundo sin delincuencia sí. ¿Tú qué crees? Llevo ya un tiempo discutiendo este tema con un amigo y me temo que no llegamos a ninguna conclusión XD
Hola, Cris. Hay algo que dices que es cierto: una sociedad sin delincuencia es sin duda un buen ideal. Pero aquí hay que analizar dos factores: el fin (mundo sin delincuencia) y los medios para alcanzar ese fin (matar a todos los criminales). El argumento pretende justificar lo segundo, a diferencia de lo primero, no por la bondad que supone en sí mismo, sino por las consecuencias que traería. Ahora bien:
ResponderEliminar1) las consecuencias son impredecibles. Tendríamos que estar seguros de que a) quienes han cometido crímenes están predispuestos necesariamente a ello, son los únicos factores (y fíjate que no hablo aún de responsables) causantes de la delincuencia, algo que sociológicamente se sabe que no es cierto. b) Una vez eliminados los delincuentes existentes, no se generarán otros. Ya sólo con esto, el argumento me parece demasiado ingenuo.
2) No especificas el tipo de crímenes ni las causas para cometerlos. El argumento es más radical aún que la primitiva ley del talión: ojo por ojo y diente por diente.
3) Las causas de los crímenes son muy variadas (crímenes pasionales, por intereses económicos, por miedo a delaciones, asalariados...). Para eliminar las consecuencias hay que eliminar las causas, y ésas no las pone meramente el criminal.
4) hay que analizar también la intencionalidad del argumento, porque muchas veces somos inconscientes de ella. Se ha comprobado que existen dos criterios predominantes para las penalizaciones: el merecimiento del castigo y la prevención o corrección de las conductas. Y muy a menudo el ser humano cree guiarse por una (a menudo la segunda) cuando en realidad está partiendo, emocionalmente y desde un sistema de creencias no racionalizado, en otra (normalmente la primera).
5) El argumento parte de que la maldad o tendencia a la delincuencia es inherente o genética, olvida otra posibilidad u otro factor conjunto: las circunstancias. No se sabe en qué circunstancias personas aparentemente decentes pueden llegar a cometeer un crimen (imagina que alguien cree que un ser querido está amenazado por otro y decide eliminar el peligro; se utiliza mucho para llevar naciones a la guerra: el miedo a lo que un potencial enemigo podría hacerte.
Estoy improvisando y no se me ocurren ahora más argumentos o desarrollo del tema. Pero podríamos seguir en otra ocasión según lo que se te ocurra a ti.
Ah, y sobre todo, muchísimas gracias por mi nombre en japonés. Me propongo imprimirlo y darle algún uso. Eres un sol.
¡Muchas gracias por tu contestación, Esther! Tienes mucha razón, y con ese pensamiento se le podría llamar crimen a cualquier cosa, por lo que ciertamente una sociedad así acabaría por desmoronarse. Aún así, en el libro que me dio esta idea, el protagonista tiene este ideal, aunque se le acaba yendo de las manos, como es previsible, pero a medida que la historia va progresando es muy interesante ver la reacción de la gente. A pesar de que cualquiera puede llegar a la conclusión que has sacado tú (quizás no tan elaborada, pero la misma) de que ese sistema de "gobierno" por así decirlo, la gente, en vez de rebelarse contra eso, se vuelven fervientes seguidores de esa doctrina, alabando el trabajo que está haciendo en protagonista "purgando" el mundo; incluso aquellos que critican por muy ligeramente que sea la situación están mal vistos. Puede que esta reacción sea consecuencia del miedo a ser asesinados por ser considerados criminales o porque de veras creen en lo que el protagonista hace y dice. Refleja perfectamente la hipocresía de la sociedad, ya que la gran mayoría se ponen siempre del lado que les interesa, aunque en esa situación, el instinto de supervivencia actúa antes que la racionalidad ¿no?
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